¿Qué cabe hacer para que, al estilo del periódico Citizen, nuestra prensa pueda integrar la anécdota y el tema de fondo?
El Campeonato Mundial de Fútbol para personas trasplantadas terminó en el mes de septiembre con una victoria inédita para el fútbol chileno. Así fue presentada la información por los medios nacionales y había razón de sobra para celebrar. Un mes después, las noticias se vuelcan sobre el caso de la corrupción con que se imputa al excoordinador nacional de trasplantes. Vuelve a haber motivos suficientes para dar cobertura al caso.
Pero algo no anda del todo bien en este tipo de aproximaciones.
Si, a modo de ejemplo, indagamos en la forma como la prensa internacional informa de aquel torneo de fútbol, la diferencia salta a la vista. De modo destacado, en la página 4 de su edición impresa del 15 de noviembre de 2024, el periódico sudafricano The Citizen encabeza la nota proveniente de la agencia AFP con el titular: “Retraso en la donación de órganos”. Acompaña la fotografía de los jugadores nacionales Héctor Sánchez y Edison Flores con la copa entre sus manos. Aunque no indica el lugar de entrenamiento, no se trata de ninguno de los estadios en que se suelen ver los partidos del fútbol profesional.
El medio cita a Sánchez: “Si no fuera por el trasplante, yo probablemente no estaría aquí”, señala. Esta es una oportunidad, subraya el medio, que él quisiera extender a otros. “Y, mientras la escuadra chilena resulta victoriosa en la Copa Mundial, la situación en casa es difícil para otros en su situación”.
A pesar de la legislación, subraya el periódico africano, las donaciones merman. En efecto, en el 2010, se consideró a toda persona como potencial donante, salvo que explícitamente consigne su oposición a serlo. La tasa de trasplantes es de 10 por un millón de personas, la mitad del casi 20 por millón que existe en Uruguay y menos de la cuarta parte del líder mundial, España, que exhibe un 48,9 por millón.
La prensa criolla celebra nuestra conquista futbolística y cubre hasta la saciedad la situación fraudulenta en materia de donaciones, pero ni en uno ni en otro caso se manifiesta el tema de fondo, aquel que, en palabras de Sánchez, otorga “una segunda posibilidad de vida”.
¿Ocurrirá con los cuerpos de los difuntos algo similar a lo del seis por ciento? ¿Será que a través de este tratamiento de las noticias se impregne en el público la idea según la cual les están robando los ojos a sus deudos al modo en que quieren extirparle parte de sus ahorros previsionales?
Sin duda que la radicalización del individualismo comienza a erosionar no solo el bienestar de nuestra población sino que, en este caso, las posibilidades de vida de quienes merecen una segunda oportunidad. Cierto. Nuestra prensa no puede convertirse en misionera de las buenas causas, pero nada debiera permitirle ocultar las fracturas sociales que arriesgan nuestra seguridad.
¿Qué cabe hacer para que, al estilo del Citizen, nuestra prensa pueda integrar la anécdota y el tema de fondo? ¿Qué falta para hacer de un titular noticioso un medio de educación y fomento de la salud sin renunciar a la vocación periodística? ¿Cómo evitar tender una cortina de humo que oculte los problemas sustantivos de nuestra población? ¿Hasta cuándo la banalización del acontecer cotidiano habrá de ser la norma en materia de los titulares de prensa?