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Innovación, sostenibilidad y financiamiento Opinión

Innovación, sostenibilidad y financiamiento

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Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
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La creación de políticas que promuevan la inversión en tecnologías limpias es esencial. Es posible avanzar más rápido hacia un Chile donde la innovación y la sostenibilidad sean la norma, no la excepción.


La innovación tecnológica y la sostenibilidad ambiental pueden ser la trenza perfecta que Chile necesita para impulsar su desarrollo económico. Durante años, el país ha vivido de sus recursos naturales, pero esa dependencia lo ha dejado estancado en términos de productividad y competitividad. Ahora, más que nunca, es necesario financiar nuevas tecnologías que lo impulsen hacia un modelo de producción más sostenible. Sin embargo, acceder al necesario financiamiento no es tarea fácil.

Las inversiones en innovación, especialmente aquellas que buscan cumplir con estándares ambientales, no siempre ofrecen resultados inmediatos o rentabilidad rápida. Esta visión limitante hace que sea complicado acceder a los capitales indispensables para dar el salto hacia una economía más verde.

Así, las empresas que quieren adoptar tecnologías limpias o mejorar sus procesos para ser más amigables con el medio ambiente se encuentran atrapadas en un ciclo vicioso: falta de financiamiento y, por ende, falta de innovación.

Para romper este círculo es fundamental construir un ecosistema financiero que valore y fomente la inversión en sostenibilidad. Una idea interesante sería crear fondos de inversión específicos para tecnologías limpias, que cuenten con el respaldo del Estado, pero sean gestionados por entidades privadas.

Esto podría darles a los inversionistas la confianza necesaria para asumir los riesgos de proyectos innovadores y ayudaría a las empresas a acceder a recursos que de otro modo parecerían un sueño inalcanzable, potenciando su capacidad para adoptar nuevas tecnologías.

Otra opción para incentivar este cambio sería implementar beneficios fiscales para las empresas que inviertan en innovación y sostenibilidad. Imaginar créditos fiscales, deducciones impositivas o incluso subvenciones directas para aquellos proyectos que realmente hagan la diferencia en el medio ambiente.

Al aliviar la carga financiera inicial, estos incentivos harían que la inversión en tecnologías sostenibles sea mucho más atractiva, no solo para las grandes corporaciones, sino también para las pequeñas y medianas empresas.

Así, la sostenibilidad no sería vista como un problema o lastre, sino como una gran oportunidad de crecimiento. Es clave que el Estado siga tomando un papel activo en este proceso. No solo se trata de crear regulaciones que faciliten la inversión en tecnologías limpias, sino también de impulsar alianzas estratégicas entre el sector público, el privado y el académico. Las universidades y centros de investigación son aliados clave en el desarrollo de nuevas tecnologías que aborden los desafíos específicos de nuestra industria.

Colaboraciones efectivas con las empresas pueden potenciar la transferencia de conocimiento y, por lo tanto, la innovación. Asimismo, se debiera potenciar la creación de plataformas de financiamiento colectivo que se enfoquen en proyectos de tecnología sostenible, proporcionando una alternativa valiosa para aquellas empresas que encuentran barreras en el acceso a financiamiento tradicional.

Al movilizar fondos de pequeños inversionistas interesados en proyectos sostenibles, es posible democratizar el acceso al capital y fomentar la innovación a nivel local. Para que estas alternativas funcionen, la comunicación es clave. Es necesario contar historias claras y efectivas sobre los beneficios económicos y sociales que trae invertir en tecnologías sostenibles.

Los ciudadanos y empresarios deben entender que apostar por la sostenibilidad no solo es un deber ambiental, sino también una estrategia inteligente que puede traer grandes beneficios a largo plazo.

En este camino hacia un futuro más verde, es fundamental  comprender como país que la innovación y la sostenibilidad no son enemigos de las empresas, sino sus mejores aliados. Si se logra instalar esta percepción y fomentar un entorno favorable para la inversión sostenible, no solo se cumplirán los estándares ambientales, sino que también se fortalecerá la economía. La creación de políticas que promuevan la inversión en tecnologías limpias es esencial. Es posible avanzar más rápido hacia un Chile donde la innovación y la sostenibilidad sean la norma, no la excepción.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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