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Juan Antonio Coloma: «Es mal consejo creer en la solidaridad ideológica»

Una de las cabezas del recién creado equipo paralelo de relaciones exteriores de la Alianza, estima que uno de los graves errores de la actual administración fue creer que porque en Chile y Argentina »había gobiernos de izquierda» se facilitaría el cumplimiento de los compromisos en materia energética, lo que »nadie duda que fue completamente errado».


El senador de la UDI Juan Antonio Coloma está feliz de poner al servicio del recientemente creado equipo de Relaciones Internacionales de la Alianza sus conocimientos en esta materia. La Cancillería en las sombras pretende, según el parlamentario gremialista, constituir un aporte a la Cancillería y el Gobierno en materias de Estado y así se lo han hecho ver a las autoridades.



En conversación con El Mostrador.cl, Coloma sostiene que el equipo formado por la derecha para abocarse a materias internacionales trabajará con una actitud "propositiva" y está convencido de que serán capaces de hacer propuestas surgidas a la luz de lo que ocurre en el mundo actual.



Además, asegura que lo que tienen en común los integrantes del equipo, entre los que se encuentran figuras como la periodista Karin Ebensperger o el general (R) Ernesto Videla, es que todos sienten "que la Alianza puede ser gobierno el próximo período".



-¿Cuáles son los objetivos que se ha planteado el equipo de Relaciones Exteriores de la Alianza que trabajará en paralelo al Gobierno?
– Nosotros hemos conformado un grupo de trabajo especializado, en una actitud propositiva, que nos ayude a modernizar las relaciones internacionales de nuestro país. Hemos buscado gente que ha tenido experiencia en roles muy importantes del país, pero también gente joven, gente distinta que tiene un denominador común: Sentimos que la Alianza puede ser gobierno el próximo período, pero sobre todo queremos aportar desde ya nuestros puntos de vista a la consolidación de una buena política de relaciones exteriores.



-¿Cómo?
– Hemos definido cuatro grandes aspectos de nuestra tarea hacia delante: Consolidar una Cancillería para el siglo XXI. Este es un tema que tenemos que revisar muy a fondo ya que todas la estructura de la Cancillería obedece a arquitecturas propias del siglo XIX, con una lógica de nombramientos de embajadores con mucha influencia política; hay una relación bajo parámetros propios de los equilibrios de poderes que había hace mucho tiempo atrás o vinculados a temas que no son propios de la modernidad. Segundo, dar nuestro punto de vista sobre temas nuevos que aparecen en materia internacional, por ejemplo, las operaciones de paz en el extranjero. Este es un tema que quizás Chile nunca hubiera imaginado, pero hoy día es concreto que en un mundo globalizado se tienen que tener más deberes y lo que nos interesa es generar una política de Estado en esta materia. No como ha sido con Haití, donde el Senado actúa sin mucha capacidad de discernimiento de los temas, de comprender hacia dónde puede o no crecer Chile en este campo. Un tercer rol es colocarnos en la modernidad respecto de temas como el energético. Nos parece que somos capaces de hacer propuestas a la luz de lo que está pasando en el mundo. Por último, un esfuerzo por consolidar una institucionalidad jurídica, a nivel latinoamericano, que haga exigible los compromisos. Esos son los objetivos centrales que nos hemos planteado, obviamente, hay muchos otros temas que van a ir saliendo en la medida que estemos trabajando y lo hacemos con harto entusiasmo, con sentido de futuro y con la idea de aportar al país.



-¿Por qué este último aspecto es tan importante para ustedes?
– Porque claramente cuando uno habla de que los dos últimos gobiernos han hecho una labor importante en materia de comercio, básicamente por buscar lugares que están muy alejados de Chile, olvida que estos gobiernos han descuidado las relaciones latinoamericanas que son muy importantes y que requieren, como elemento central, un marco jurídico en donde se pueda llegar a acuerdos con sentido de largo plazo y a obligaciones mutuas.



-¿Estos aspectos que ha planteado reflejan las debilidades de la Cancillería?
– Algunos de ellos claro. El primero, y esto es bastante compartido incluso por la gente que dirige la Cancillería. Desde nuestro punto de vista ese es un tema central y nadie lo duda, lo que pasa es que no ha habido la voluntad política para generar los cambios que permitan que la Cancillería se reenfoque hacia el siglo XXI. Por otra parte, creo que a Chile le ha fallado la política latinoamericana. Es evidente cuando uno mira el actual cuadro particularmente en el ámbito vecinal, eso es porque en materia energética no hubo capacidad de adelantar lo que estaba sucediendo, las crisis que iban a ocurrir en el mundo. Pero yo no lo planteo como una crisis, sino como los desafíos modernos de un mundo internacional.



-¿Cómo van a trabajar? Ustedes plantearon su interés de colaborar con el Gobierno ¿Cómo lo van a hacer?
– Nosotros le hemos planteado pública y privadamente a las autoridades nuestro interés de colaborar, por ejemplo, en cosas que tienen que ver con resolución de conflictos o de temas que hoy día están en el Tribunal Internacional, como es el caso de los límites con Perú. La Alianza tiene un equipo de primera categoría y desde ya lo ofrecemos a las autoridades de Gobierno para que dispongan de él si las necesidades del país así lo requieren. Uno tiene que tener esa mezcla de ser desafiante para romper los esquemas, pero también ser muy colaborador para generar políticas de Estado en las materias que nos unen a todos.



-¿Ustedes se han reunido con el canciller o algún representante para manifestarle esta disposición que está planteando?
– Efectivamente, lo hemos hecho junto con el senador (Sergio) Romero. Nos hemos reunido con el canciller, con el subsecretario, en distintas instancias y le hemos entregado nuestra absoluta voluntad de tener una política de Estado en los temas de soberanía. Les hemos pedido estar informados sobre las medidas que se están adoptando, pero también hemos mostrado nuestra disposición a colaborar con los estudios, informes o posiciones que el país necesite para tener éxito en una tarea en que tenemos los antecedentes jurídicos e históricos a favor nuestro.



-¿Ha tenido la posibilidad de percibir cómo ve la Cancillería que la Alianza tenga un equipo trabajando paralelamente?
– No hemos podido plantearlo en esos términos, pero me parece que es propio de todos los países modernos, más desarrollados, de que este tipo de temas se aborden en conjunto. Que la política exterior chilena tenga que ser manejada por quien conduce el país, así lo dice la Constitución, no obsta a que los partidos políticos tengan ideas y equipos activos en materia internacional, entendemos que esto sólo puede ser bien recibido. Yo espero que si el día de mañana somos gobierno quienes estén en la oposición tengan equipos preparados para colaborar, proponer, a veces para discutir temas que son comunes en materia internacional.



-De hecho, usted mismo y su sector han sido bastante críticos a la forma como se ha conducido la Cancillería con nuestros vecinos de Perú y Bolivia, en materias como la salida al mar que pide La Paz. ¿Cómo se van a plantear ustedes en este tema?
– Nosotros pensamos que en general, la Cancillería estos últimos años no ha considerado la política latinoamericana como una prioridad, particularmente el gobierno de (Ricardo) Lagos. Algo ha cambiado en ese sentido en los últimos meses, ha habido una mayor preocupación. Lo que nosotros planteamos es que hay espacios muy importantes de entendimiento que hay que explorar, lo que no significa que uno tenga que abdicar de principios y valores esenciales como es la integridad territorial y la vigencia de los tratados internacionales. Nosotros tenemos una opinión formada en cuanto a que Chile no puede pasar a ser un país más chico en virtud de estos acuerdos internacionales, pero también entendemos que hay un amplio espectro de otras materias en las que se puede avanzar sustancialmente.



-¿Y cómo ve la relación con Argentina, pensando principalmente en los problemas energéticos que no se han solucionado pese a los tratados?
– Nosotros hemos planteado dos cosas: Primero, que es mal consejo creer en las solidaridades ideológicas para hacer las pautas de las políticas internacionales, entendemos que el grave error del actual gobierno es creer que porque habían dos gobiernos de izquierda, en Argentina y Chile, iba a ser suficiente para facilitar el cumplimiento de los compromisos, cosa que fue completamente errada y eso nadie lo duda. Por eso es importante consolidar un acuerdo internacional en materia de servicios a nivel latinoamericano. Si los países latinoamericanos no somos capaces de confiar mutuamente y de hacer exigible los compromisos, vamos a tener una relación feble hacia delante. Tenemos que aprender de lo que ha hecho la Comunidad Europea, América del Norte, Asia-Pacífico, donde han sido capaces de ir creando confianzas, pero también instituciones que funcionan cuando las confianzas fallan y que obligan a hacer exigible lo acordado. Si hubiera habido un marco de esa naturaleza con el tema del gas, obviamente hoy día la situación sería muy distinta y quizás, además, hubiera ayudado a Argentina a haber hecho las inversiones adecuadas. Si la gente siente que no existe esa institucionalidad, obviamente, que los cumplimientos o incumplimientos pasan a ser materia de política interna y eso es fatal.



-¿Cómo ve las relaciones entre Chile y Venezuela? Se lo pregunto a raíz del tema energético porque Venezuela es un país rico en ese aspecto.
– La veo como una relación compleja porque, lamentablemente, Venezuela ha planteado su política exterior como parte de su política interna y ha hecho de la intervención en otros países parte de una política de Estado. Entonces, me parece que mientras las actuales autoridades sigan coartando las libertades esenciales del ser humano, pero sobre todo sigan planteándose que tienen derecho a intervenir en los procesos políticos de otros países va a perder una credibilidad muy importante en las políticas de mediano y largo plazo y eso es lamentable. A mí me encantaría tener buenas relaciones con Venezuela, pero creo que no se puede ser ingenuo, hay que entender que para tener buenas relaciones tenemos que hablar en el mismo idioma, creer en lo mismo y compartir modelos de respeto mutuo y eso no se ha dado con Venezuela.



-¿Cómo diría que se ha manejado el Gobierno en esta relación?
– Con altibajos. A veces me ha interpretado la forma de plantearse, pero otras veces me preocupa -cuando pasan cosas importantes como el cierre de medios de comunicación- que Chile no tenga capacidad de representar en los organismos internacionales con la decisión que el tema requiere.

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