El columnista del diario El País planteó que la capa de ozono ha disminuido, aunque en menor medida, en todas las latitudes. «La gran persistencia en la atmósfera de los gases destructores del ozono, de hasta 100 años, dificulta el freno de la destrucción de la capa de ozono, que llegó a ser del 6% de media en todo el globo, y ha llegado a 30% en zonas polares», dijo.
En una columna publicada en el diario El País, Daniel Santos Muñoz planteó que la disminución de los gases destructores del ozono «es un hecho».
«La capa de ozono ha disminuido, aunque en menor medida, en todas las latitudes. La gran persistencia en la atmósfera de los gases destructores del ozono, de hasta 100 años, dificulta el freno de la destrucción de la capa de ozono, que llegó a ser del 6% de media en todo el globo, y ha llegado a 30% en zonas polares», explicó.
Sin embargo, recordó que los efectos para la salud de la disminución de la capa de ozono, que es capaz de filtrar un 95% de la radiación ultravioleta, «ha supuesto un aumento de enfermedades de la piel, que van desde quemaduras hasta melanomas, afecciones en la córnea, con un incremento de cataratas e interferencias en el sistema inmunitario. Resulta paradójico que el agujero de ozono haya propiciado un uso masivo de cremas fotoprotectoras y un miedo a la exposición solar. Esto ha conducido a que en ciertas poblaciones se produzca un déficit de vitamina D, implicada en el metabolismo del calcio, que influye en el mantenimiento de la masa ósea y el sistema cardiovascular».
Asimismo, precisó que «la gran persistencia en la atmósfera de los gases destructores del ozono, de hasta 100 años, dificulta el freno de la destrucción de la capa de ozono, que llegó a ser del 6% de media en todo el globo, y ha llegado a 30% en zonas polares».