En este Día Internacional del Libro, una fecha donde muchos jardines y colegios realizarán actividades para celebrarlo, es importante también reflexionar sobre esta materia y cómo podemos incentivar a los niños a desarrollar el hábito lector desde muy temprana edad.
La encuesta de Frecuencia de Lectura de Libros posicionó a Chile por debajo del promedio mundial, hace dos años. Solo el 40% de la población dice leer al menos una vez por semana, mientras que en el resto del mundo esa cifra es del 59%. De hecho, el estudio internacional Pirls, publicado al mismo tiempo, evidenció que 4 de cada 10 escolares no entienden lo que leen. Además, desde el Mineduc afirman que cerca de 158 mil niños pasan a segundo básico sin saber leer. Un panorama nada alentador.
Las fichas hay que ponerlas en incentivar la lectura, por lo que la gran pregunta es ¿cómo hacemos para reencantarnos con los libros? Muchas técnicas se pueden emplear desde los jardines y colegios, no hay duda de eso, pero hay que entender que el primer gran paso lo da la familia.
El gusto por la lectura es un hábito que se adquiere con el tiempo y es vital que se fomente desde pequeños y con el hogar como primer gran impulsor. Los padres y adultos significativos deben incentivar a los niños con acciones como la narración diaria de cuentos, por ejemplo, desde sus primeros años de vida, para que puedan desarrollar el gusto.
En ese escenario, Fundación CAP y su programa “Aprender en Familia” desarrolla diferentes estrategias como “Leer en Familia” para escuelas y “Mi Familia Cuenta” en jardines infantiles y salas cuna, que invitan a descubrir el placer de compartir un cuento o un libro entre padres e hijos. Esta iniciativa, incorporada en 2013 en distintas escuelas y jardines infantiles a lo largo del país, ha presentado grandes resultados. Y es que permite que los niños y adultos estrechen lazos a través de la lectura, apoyando así el trabajo realizado por los educadores.
Es importante que las familias adopten este desafío y hagan actividades con sus hijos para fomentar el hábito lector, como visitar bibliotecas en su comuna, permitir que los niños y niñas elijan los cuentos que más les gustan, dejar que participen activamente de la historia que se cuenta y realizarlo todos los días, si es posible.
De esta manera, Chile puede ir avanzando para disminuir la gran brecha que tiene en lectoría.