Salud
Las noticias se suman a sus capacidades que reducen la incidencia en casos de cáncer de pulmón, de ovario e hígado. Sin embargo, los expertos todavía no recomiendan su uso para estos fines ya que desconocen la dosis ideal que sirva de modo preventivo pero que además no cause efectos adversos.
Un estudio publicado por investigadores de City of Hope -centro de investigación biomédico del cáncer- asegura haber encontrado una reducción del riesgo de padecer cáncer colorrectal entre usuarios de aspirina. Los científicos descubrieron que al aumentar las dosis de aspirinas -el clásico fármaco de Bayer-, el ritmo de muerte programada (o apoptosis celular) de células cancerígenas aumentaba, mientras que el ritmo de división celular se frenaba, lo que significa que es más probable que las células de tumores cancerígenos mueran antes de proliferar.
Los resultados de esta investigación vienen a respaldar los ya publicados hace dos años por BMC Cancer -una editorial científica británica-, que encontró una relación similar entre la ingesta de aspirina y las posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer. En aquella ocasión, BMC Cancer realizó un seguimiento a más de 170 mil mujeres por cerca de nueve años, las cuales utilizaban regularmente aspirinas (aunque en diferentes dosis). Los resultados apuntaron a que las pacientes que empezaron una terapia de dosis pequeñas tenían un riesgo disminuido de presentar cáncer colorrectal en etapas medias y avanzadas, mientras que este riesgo disminuye aún más en etapas tempranas.
«Algunos podrían decir que la aspirina es un ‘fármaco milagroso’ debido a su potencial para prevenir enfermedades que resultan de la inflamación crónica, como el cáncer, el alzhéimer, el párkinson y la artritis», comenta Ajay Goel, autor principal del nuevo estudio.
Sin embargo, los expertos tampoco invitan a consumir el popular fármaco a modo profiláctico: el consumo en exceso de todo antiinflamatorio daña el revestimiento mucoso en el estómago y causa problemas gastrointestinales. Además, puede aumentar el riesgo de accidentes cerebrovasculares por hemorragias e incluso tinnitus (tintineo en los oídos).
«Nos estamos acercando a descubrir la cantidad correcta diaria necesaria para tratar y prevenir el cáncer colorrectal sin causar efectos secundarios», agrega Goel, quien en su investigación trabajó únicamente con ratones.
«Ahora estamos trabajando con algunas de las personas que realizan ensayos clínicos en humanos para analizar datos y utilizar modelos matemáticos. Este proceso añade confianza a los hallazgos y guía hacia los futuros diseños de ensayos en humanos».
El cáncer colorrectal es el tercer cáncer más común a nivel mundial (sólo detrás del de pulmón y próstata, más el de mama en mujeres), además de ser el segundo cáncer como causa de muerte en Chile. Sin embargo, detectado a tiempo es altamente tratable: a cinco años, nueve de cada diez pacientes en etapa temprana sobrevive. Caso distinto tras la metástasis, en donde ese número baja a un 11%.
Sus síntomas más importantes y visibles son el cambio en el hábito intestinal, el sangrado rectal de corta duración y la presencia de sangre junto a las heces.
