Debido a la crisis del coronavirus se podrían implementar con más rapidez nuevos conceptos de tráfico y habitabilidad para las grandes ciudades. La tecnología para hacerlo está ya disponible.
El coronavirus ha logrado lo que los ambientalistas y futurólogos han deseado desde hace mucho tiempo: calles con poco tráfico.
Pero ¿qué sucederá cuando todos los que han trabajado anteriormente en casa regresen a sus usuales puestos de trabajo? ¿Cómo será la «nueva normalidad»? ¿Son las ciclovías, los sistemas de gestión de tráfico, las altas tarifas de estacionamiento, la verdadera solución contra el problema de la movilidad?
«Sí», dice Michael Ganser, ingeniero del grupo de telemática de tráfico TrafficCom, del Grupo Kapsch: «Con el control inteligente de los semáforos, se pueden reducir los atascos en un 25 %». Con inteligencia artificial y macrodatos, la tecnología digital ya puede lograr resultados claros y con poco esfuerzo.
La base para ello es la creación de una infraestructura digital en ciudades y la conexión entre vehículos y semáforos. «Ya se están vendiendo automóviles nuevos con esta herramienta. Además, casi todo el mundo ahora tiene un teléfono celular con programas de ubicación», dice Ganser. «La infraestructura necesaria ya en parte existe y solo necesita ser incrementada», añade. Por ejemplo, un control de semáforo flexible que se adapta automáticamente a la situación actual del tráfico.
Kapsch ya ha instalado dichos sistemas en Madrid, Mumbai y Quito. Ganser calcula los costos en 2 mil pesos por habitante para la construcción y 800 pesos al año por el funcionamiento.
Al mismo tiempo, la ciudad se ahorra los costos que generan los tacos: con una reducción del 25 % por habitante, sería alrededor de 435 mil pesos al año.
«Si también se enviaran recomendaciones de ruta al automóvil, de acuerdo al control del semáforo, podría evitarse la mitad de todos los atascos y ahorrar 1.000 euros por persona al año», afirma Ganser.
Martin Eldracher, director gerente de la empresa de consultoría de TI DXC Technology, también ve más oportunidades que riesgos debido a las restricciones originadas por el coronavirus. «La tecnología digital puede ayudar a implementar o mitigar medidas como el distanciamiento social», asegura.
Por lo tanto, los sensores simples pueden ser útiles para mantener distancias de seguridad, incluso en el trabajo, y realizar controles de entrada con cámaras térmicas y sin reconocimiento facial en el transporte ferroviario y en eventos.
«La infraestructura digital es siempre un requisito previo», señala Eldracher. Según él, muchas ciudades y municipios tienen que mejorar en este aspecto.
«Si una ciudad recopila información actual sobre el tráfico, las zonas de obras y construcción y las emisiones con la ayuda de sensores y cámaras y la pone a disposición en una plataforma de datos abiertos, entonces las empresas privadas o los conductores podrían usarla”, dice Eldracher.
La situación es similar en el sector inmobiliario: en todo el mundo, los jefes de las empresas evalúan si aún son necesarias las costosas oficinas de empresa, ya que el trabajo desde casa funciona bien.
El CEO de Morgan Stanley, James Gorman, indicó que una gran parte de sus 80.000 empleados continuaría trabajando desde casa incluso después de que se hubiera superado la pandemia de coronavirus, lo que tendría un gran impacto en la industria inmobiliaria.