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Agua para todos, un sueño posible Opinión

Agua para todos, un sueño posible

Rodrigo Mena
Por : Rodrigo Mena Ingeniero agrónomo PUC y CEO de WeTechs
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No hay nada más desigual que no tener agua. La mega sequía, que viene ganando terreno en nuestro país hace más de diez años, es por estos días no sólo un problema medioambiental sino que también social, dejando entrever una profunda inequidad entre chilenos que -tal como respiran -acceden al agua cada vez que abren la llave en sus casas, y otros que deben pasar horas al día llenando contenedores para disponer de un recurso que es esquivo, y sólo aparece durante pocas horas al día (generalmente en la madrugada).

Durante estos últimos meses, la presencia del Covid-19 ha agravado aún más esta situación. Lo que antes para muchos era desconocido, se ha puesto en evidencia a través de diversas campañas que denuncian que, en muchas comunidades rurales de Chile, no se cumplen las mínimas condiciones sanitarias para enfrentar la pandemia, sin acceso al agua que permite como mínimo lavarse las manos.

Hoy en día, existen más de 1.700.000 chilenos que se abastecen a través de sistemas de Agua Potable Rural (APR), un exitoso programa que desde 1960 ha logrado proveer de infraestructura de agua potable a las comunidades rurales de nuestro país, aumentando la cobertura de este vital recurso desde un 6% a un 53% en estos sectores. Sin embargo, durante los últimos años muchos de estos sistemas han presentado interrupciones permanentes en el suministro de agua, aumentando considerablemente las condiciones de precariedad entre quienes se abastecen de esta fuente. Y si bien los motivos han sido causa de prolongados debates, desde las condiciones que impone el cambio climático hasta el cuestionamiento a nuestra legislación, el problema central es que hoy hay menos agua disponible para las personas. Pero tal como en estos días se ha anticipado, no debemos perder de vista que la solución a este problema extraordinario, debe ser también extraordinaria. Gran parte de la solución pasa por eficientar la gestión y generar una cultura que termine con el derroche de este recurso, algo que está muy arraigado entre los chilenos.

En medio del debate que busca dar respuesta a cómo podemos combatir la mega sequía que hoy nos afecta, se nos ha olvidado tomar en cuenta que puede que las mismas bases que hoy manejamos se encuentren obsoletas. Es muy posible que la solución no pase por ninguna de las variables que hasta ahora hemos considerado, sino sumando una nueva en la ecuación: la innovación. Hemos estado combatiendo la sequía con la misma infraestructura y recursos de hace años, cuando hoy tenemos a nuestro alcance lo mejor de la tecnología y sus tremendos avances. Hoy, herramientas como conectividad, IoT y Machine learning nos sitúan ante un nuevo paradigma, que permite eficientar toda la operación del agua que hasta este momento se ha realizado, poniendo a disposición millones de datos en tiempo real, y en plataformas amigables que posibilitan un monitoreo y gestión remota tremendamente eficiente de una forma que hasta hace poco no era posible lograr.

No estamos hablando de más agua, estamos hablando de usar tecnología para no derrocharla. Solo así, el agua volverá a estar en la casa de todos los chilenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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