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¿Cómo avanzamos hacia una sociedad realmente inclusiva a partir de una nueva Constitución?

¿Cómo avanzamos hacia una sociedad realmente inclusiva a partir de una nueva Constitución?

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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En abril del 2018 comenzó a regir la Ley de Inclusión Laboral (21.015) en el país. La legislación contempla entre sus ejes principales que los organismos públicos y las empresas con 100 o más trabajadores y trabajadoras deberán contratar al menos el 1% de personas con discapacidad.

Sin embargo, el tema de la inclusión se sigue viendo como un favor que realizan las empresas, a pesar de que programas como la Teletón han visualizado a los niños y jóvenes con discapacidad y las dificultades que deben enfrentar día a día.

Lamentablemente, no se ha logrado incluir la inclusión en la cotidianidad de las personas y en oportunidades se ha mirado con lástima a quienes poseen esta condición, se nos ha sobreprotegido por miedo a la discriminación del entorno.

Una mirada al futuro nos dice que avanzamos no al ritmo que necesitamos.

La cultura y la educación se van trabajando desde la primera infancia, desde las familias hasta el colegio. Es necesario sacar de nuestras mentes el concepto de “ese niño es diferente”, en las escuelas y en otros espacios públicos. Todos somos diferentes, y debemos normalizar eso. Algunos tienen diferencias de aprendizaje, de habilidades motoras, de lenguaje, económicas, entre muchas otras diferencias, pero tanto las familias como la sociedad en general deben aprender a vivir con las diferencias del resto y aceptarnos los unos con los otros.

Aquí entra un factor indispensable para quienes queremos ser parte de contribuir a una mejor Constitución. No necesitamos reformar desde cero lo que ya hemos construido, sino que rescatar lo mejor e incluir conceptos básicos en nuestras leyes y normas chilenas como la inclusión en todas sus aristas: trabajo, educación, salud, transporte, entre otras.

A la actual Carta Magna debemos agregarle factores que nos hagan un país más libre, justo y con oportunidades. La Constitución es reflejo de nuestra historia republicana. Lo importante, más allá de las peleas ideológicas que no representan a los chilenos, es que ésta resguarde nuestros derechos más básicos como la vida, libertad, propiedad y todas sus expresiones; y establezca controles fuertes al poder político para impedir abusos. Además, debemos tener una Constitución mucho más corta.

¿Es realmente importante la inclusión para un empresario? ¿Es importante la inclusión para un profesor? ¿Es importante la inclusión para un chofer de bus? Hemos sabido de casos de mujeres con algún tipo de discapacidad siendo discriminadas y hasta humilladas en sus trabajos por no tener el espacio o herramientas necesarias para desempeñar un trabajo de calidad.

Hemos sabido de niños que no han podido participar en sus clases online porque el colegio no cuenta con programas tecnológicos adaptados para menores sordos o ciegos. Hemos sabido de jóvenes que no pueden asistir a sus clases presenciales en universidades en invierno porque las calles y veredas no están adaptadas para sus sillas de ruedas.

Es necesario preguntarnos cada día qué tan fundamental es la inclusión para nuestra sociedad y comenzar a normalizar a quien vive algún tipo de discapacidad, considerando no solamente algunas limitaciones para su desarrollo del día a día, sino también sus valores, sus capacidades para enfrentar la vida.

Podemos aportar desde nuestra posición a un país mucho más pleno, sólo buscamos la oportunidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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