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Participación adolescente en la Nueva Constitución: «Fuimos la chispa que encendió la hoguera, pero nos están dejando de lado una vez más» Agenda País

Participación adolescente en la Nueva Constitución: «Fuimos la chispa que encendió la hoguera, pero nos están dejando de lado una vez más»

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Sin duda, las y los estudiantes cumplieron un rol fundamental para iniciar el proceso constituyente. Y si bien existen distintas instancias donde niñas, niños y adolescentes conversan sobre lo que esperan de la nueva Carta Magna, aún se sienten desplazados en cuanto a voz y mirada.


Ariadna Jil tiene 18 años y es parte de Mi Voz Cuenta, una red nacional de adolescentes que es impulsada por Unicef, la Defensoría de la Niñez y América Solidaria.

Alex Farfán, de 17 años, cursa actualmente tercero medio, es monitor solidario de niñas, niños y adolescentes (NNA) en la población Yungay, comuna de La Granja, y participante de Juventudes de la ONG La Caleta / Movilizandonos.

Ambos conversaron sobre lo que piensan del proceso constituyente y los desafíos que implica hacer sentir su opinión a pesar de que muchas veces no se les toma en cuenta.

Para Ariana, «el proceso constituyente es un proceso de cambio importante para el país». Sin embargo, siente que han sido excluidos. «La creación de una nueva constitución, donde los jóvenes fuimos la chispa que encendió la hoguera, nos está dejando de lado una vez más, ya que fuimos los jóvenes quienes comenzamos esto y muchos no pudieron participar en la votación».

Y aunque ella es de los que sí pudo participar, «muy pocos de los candidatos constituyentes que hay hablan de garantizar los derechos para  los NNA y es por esta razón que necesitamos una solución directa y un organismo que pueda resolver esta problemática».

«Las y los NNA tenemos las ganas de poder cambiar el mundo, pero también necesitamos que nos garanticen esto: en Chile queremos y necesitamos que se abra la oportunidad, para que nos puedan dejar pensar y hablar y construir el Chile que queremos», agrega. «Somos parte de una generación que está tomando en serio los desafíos que enfrentamos, como vemos un declive en la racionalidad acerca de cómo vamos a enfrentar el clima en un futuro».

Por eso piensa que para tomar estas decisiones y «pensar en las soluciones que necesitamos, buscamos una educación que prepare a los jóvenes para el nuevo mundo en el que vivirán y que los coloque en la mejor posición para enfrentar los desafíos del presente y del futuro».

Participación y desafíos

Para Ariadna, la participación de los jóvenes es necesaria «porque esos adolescentes son una parte importante de la sociedad y las decisiones que se tomen hoy nos van a afectar en un futuro. Por lo tanto, nos vemos afectados por todos los cambios y procesos que existen dentro de ella, lo que hace que tomemos posturas claras acerca de estas modificaciones».

Y en ese sentido, cree que «la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo y gracias a esto hemos hecho contribuciones en el debate político, pero también se ha visto un problema respecto a esto, que es el adultocentrismo que tiene nuestra sociedad. El momento en que una niña, niño o adolescente exprese su opinión, muchas veces no es tomada en cuenta, porque se dice que no tenemos el conocimiento necesario».

«A medida que crecen los desafíos, cae la fe en las instituciones y la toxicidad en nuestra política aumenta. Este es un momento perfecto para que formemos una generación comprometida con la toma de decisiones, con la pasión que yo defiendo esto y de que los jóvenes podamos ser parte de las decisiones, es por la urgencia de lo que se avecina. Para que cuando se debatan los problemas actuales y se creen nuevas leyes, podamos estar en la mejor posición de lograr enfrentar los retos del mañana», asegura la adolescente.

Alex Farfán a su vez sostiene que los mayores desafíos es influir y tomar en cuenta la opinión de los jóvenes en Chile, que no solo sea un proceso consultivo que no llegue a nada, sino que se de un seguimiento a las propuestas que entreguen los jóvenes para esta nueva constitución».

Por eso es importante «generar espacios donde motivemos a los jóvenes, la niñez y los adultos a que todos tengamos un mismo pensamiento y un mismo rumbo, generando espacios de motivación y conocimiento del tema»

Mientras que para Ariadna, el principal desafío que existen «es poder generar un espacio efectivo de participación, donde como jóvenes, niñes y adolescentes, podamos representar nuestra voz, nuestras opiniones, nuestras ideas e influir en la toma de decisiones».

«Necesitamos empezar a cambiar la idea adultocentrista y demostrar que somos capaces y siempre lo hemos sido y que constantemente estamos cambiando el mundo, pero aún faltan esos espacios de participación», agrega.

En su experiencia en Mi Voz Cuenta, han logrado construir algo más democrático y participativo. «Nuestro fundamento, es el derecho a participar, sin importar de dónde vienes ni cómo eres», afirma.

«Nos dicen que somos flojos, que estamos todo el día en el celular, que no hacemos nada, que no nos despegamos del computador, pero realmente vamos a dejar en evidencia esa sed de participación que tenemos, las ganas de generar cambios, las ganas de poder aportar con nuestra visión a las generaciones de ahora y a las futuras generaciones», asegura.

Sentirse excluidos

Ariadna reconoce que «los jóvenes somos diferentes, venimos de diferentes sectores sociales o diferentes realidades. Este año, muchos líderes de nuestro país se dieron cuenta de las problemáticas que realmente hay, donde hay miles de niñes y adolescentes que tienen que salir a trabajar para mantener su casa, donde hay niñes que no tienen acceso a la tecnología, donde hay un brecha social muy grande».

Conscientes de que la escritura de la nueva constitución va a traer consigo el futuro para las nuevas generaciones, siente que debieron haber participado.

«Hemos visto las falencias que hay en la democracia, de cómo los jóvenes no podemos alzar la voz frente a las injusticias que estamos viviendo, porque el Estado nos está privando de eso. Uno de los factores y motores más importantes, es que se nos deje ser parte de la toma de decisiones de nuestro país, que nuestras opiniones y nuestra voz sea escuchada, que ahora no podemos hacer una educación que se adapte a los nuevos retos del futuro, necesitamos nosotros dar nuestra voz, para que por fin los líderes pongan un enfoque claro en que les jóvenes y niñes necesitamos para nuestro país», enfatiza Ariadna.

«Tenemos rabia y tenemos miedo: rabia, porque no pudimos ser parte de algo que comenzamos nosotres y el miedo a que esta nueva constitución no tenga las visiones claras de nuestro futuro, porque nos están entregando a un futuro incierto, un futuro donde tendremos que combatir con la crisis climática, con los problemas que hay en la equidad y la igualdad», agrega..

Para Alex, no los dejan «opinar en temas de política, en temas que son super sesgados al adultocentrismo y al final nos matan, nos torturan y eso a los jóvenes nos violenta y crea generaciones más violentas contra la ley y contra el Estado, porque ellos mismos están agrediendonos y después exigen respeto. Obviamente no se va a dar ese respeto si ellos nos violentan a nosotros».

«Hay derechos de los niños, pero todavía eso se debería acreditar en la nueva constitución: una ley que acredite los derechos de los niños y las niñas, para que nunca más se vea el maltrato ni la violación contra el derecho de los niños, las niñas y los adolescentes», plantea.

Con respecto a los enfrentamientos, el adolescente cree que es una forma desesperada por hacerse oír. «Lamentablemente, en este país si uno no combate o lucha por sus ideales que uno quiere como joven, lamentablemente no te escuchan. Nos dicen que los jóvenes no saben, pero al final estamos siendo mucho más maduros que los adultos, nos creamos con esa conciencia de madurez dentro de todo lo que vivimos», plantea.

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