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Estudio sobre calidad de vida de personas mayores durante la pandemia revela aumento de problemas de salud mental y mayor resiliencia Social

Estudio sobre calidad de vida de personas mayores durante la pandemia revela aumento de problemas de salud mental y mayor resiliencia

Con una línea comparativa de fines de 2019, esta medición es la única en observar cómo la evolución de la pandemia afectó a este segmento etario a lo largo del 2020 y hasta el otoño de 2021. Durante este periodo, se confirmó un aumento sostenido de síntomas depresivos y ansiedad, al igual que una mayor pérdida de memoria, problemas para dormir y dificultades gastrointestinales. Sin embargo -pese a ese impacto físico y la imagen social de vulnerabilidad que marcó su confinamiento-, las personas mayores sí se sentían capaces para afrontar este momento.


Más dolores de cabeza, pérdida de memoria, dificultades para dormir y el estrés de ver diariamente imágenes que les mostraban como el grupo más vulnerable al contagio del coronavirus: la pandemia ha tenido un golpe fuerte en la salud mental de las personas mayores, pero también ha evidenciado su resiliencia frente a esta crisis sanitaria.

Así lo demuestra el estudio Calidad de Vida de las Personas Mayores Chilenas durante la Pandemia Covid-19, cuyos principales resultados fueron expuestos este jueves 22 de julio por la académica del Instituto de Sociología UC, Soledad Herrera, directora del Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento (CEVE UC).

Elaborado con la participación de la Escuela de Enfermería UC y el Instituto Estudios Avanzados Usach (IDEA), esta medición observó las consecuencias psicológicas, sociales, físicas y tecnológicas experimentadas por las personas mayores, generando un análisis único en su tipo: el estudio contó con la muestra de la Quinta Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez (UC-Caja Los Andes, 2019), lo que permitió comparar las sensaciones previas a la llegada del coronavirus y contrarrestarlas con diferentes momentos de la actual pandemia.

Estas nuevas mediciones se realizaron mediante seguimientos telefónicos a una submuestra de 720 personas mayores, consultándoles su experiencia durante tres períodos de la emergencia Covid-19 en Chile: invierno 2020, verano 2020/21 y este otoño 2021.

“La Encuesta Calidad de Vida en la Vejez 2019 mostraba que el nivel de satisfacción con la vida venía subiendo en las personas mayores y estaban viviendo de forma más activa. Con la pandemia, este nivel de satisfacción bajó muchísimo, con un fuerte aumento en los problemas de salud mental, especialmente los síntomas depresivos y de ansiedad. Es algo que ha sido sostenido durante toda la pandemia, y cada vez peor en estas tres fases medidas de la emergencia del covid-19. Hay un efecto acumulativo de la pandemia que se está expresando en estas cifras”, dice Soledad Herrera, académica UC e investigadora principal del estudio.

La presentación del estudio -que corresponde al proyecto Anid-Covid0041-, contó con una reseña inicial del rector UC Ignacio Sánchez, y el análisis posterior de la decana de la Facultad de Ciencias Sociales UC, Mariane Krause; Patricia Pallavicini de IDEA; y Jorge Browne, geriatra UC.

“Si bien hay un aumento en los niveles de ansiedad y síntomas depresivos por la pandemia y el confinamiento, se ve, al mismo tiempo, que las personas mayores han tenido recursos específicos para sobrellevar esta situación de estrés. Por ejemplo, un mayor uso de teléfonos inteligentes (uso de videollamadas y redes sociales), una mayor conectividad social y un aumento de la presencia y de la colaboración intergeneracional”, dice la decana Krause, también académica de Psicología UC.

«Este estudio nos muestra no solamente el impacto negativo de la pandemia, sino la capacidad de resiliencia de los adultos mayores», agrega.

Resultados

Del total de la muestra, un 56,5% declaró contar con dificultades, siendo la principal la de no poder salir del hogar. También se mencionaron problemas asociados a las compras y a pedir permisos. Uno de los principales datos comparativos con la vida pre-pandemia fue el nivel de satisfacción general: la personas poco satisfechas o directamente insatisfechas con su vida aumentaron de un 32% en 2019 a un 55% en el verano y otoño de este 2021, lo que corresponde a un aumento de 23 puntos porcentuales.

Además, los síntomas depresivos y de ansiedad tuvieron un fuerte ascenso: de un 40% aumentaron a un 43% en el invierno del 2020, luego a un 48% en este verano y llegaron a un 52% en el otoño de 2021.

Producto del nivel de riesgo en el contagio y la imagen social de vulnerabilidad asociada a las personas mayores durante esta pandemia, en la muestra un 80% declaró sentirse «consideradas como una carga para la sociedad chilena”.

“La imagen social que se tiene de este segmento es enfocada en su vulnerabilidad, pero no en estos atributos de resiliencia y el aporte que las personas mayores han significado para su red familiar durante esta pandemia. Aumentó la corresidencia intergeneracional, debido a las restricciones económicas que pueden haber tenido algunas familias. Allí el rol de las personas mayores resultó ser clave, convirtiéndose en un pilar de apoyo para las generaciones más jóvenes”, dice Soledad Herrera.

En tanto, el sentimiento de soledad ha crecido sostenidamente con el coronavirus, pasando de un 42% a un 53%, un aumento que también se dio entre quienes viven acompañados.

Debido a las medidas de confinamiento, que fueron especialmente rígidas con las personas mayores al inicio de la pandemia, una de las cifras que tuvo gran aumento fue el uso de smartphones: este indicador subió de un 47% antes de la pandemia a un 55% en el invierno pasado y llegó al 58% en el otoño del 2021, con un uso principalmente para hablar por WhatsApp, videollamadas o actualizarse en información.

“El uso de smartphones en este segmento etario ha sido fundamental para sobrellevar el confinamiento, ese indicador se ha disparado con un contacto tecnológico mucho mayor al que había antes de la pandemia. Pero eso está muy desigualmente distribuido según el estrato social, y por eso las políticas públicas debieran ser más integrales y generar un apoyo en alfabetización digital y acceso a tecnologías de comunicación en las personas mayores, como el aporte que ha realizado la Fundación Conecta Mayor en esa línea de trabajo”, añade Herrera.

El estudio también contó con la participación de los investigadores Raúl Elgueta, Beatriz Fernández, Claudia Giacoman, Daniella Leal y Miriam Rubio, Pío Marshall y Felipe Bustamante

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