Opinión
Todas las semanas somos testigos en el país y en toda Latinoamérica distintos actos de violencia entre los jóvenes y adolescentes. Cada vez se ven involucrados niños de edades más bajas.
Todos estos episodios dejan al descubierto la urgencia de tratar estos problemas, pero ¿qué hacer y cómo trabajar el tema de la violencia en los jóvenes hoy?
Uno de los elementos que aborda la Educación Emocional, desde las competencias emocionales, es el trabajo para la toma de conciencia de un joven y que ésta sea de forma sistemática, continúa y permanente desde su pensamiento crítico. Es tan importante desarrollarlo y potenciarlo en la juventud, ya que los beneficios son tantos.
Primero, la libertad intelectual que tiene el joven de poder dar su opinión y tener un punto de vista que permita establecer su carga valórica, la perspectiva que se desarrolla al tener un debate, al generar un diálogo reflexivo con sus propios compañeros.
Segundo, permite la resolución de problemas, esto pudiendo realizarse a través incluso de una conversación mediada, donde ambos puntos de vista sean escuchados, validados y respetados, por lo mismo y muy ligado tercer y siguiente beneficio: se trabaja la tolerancia, puede no estar de acuerdo con el otro, pero su capacidad de escucha activa permite a los jóvenes tener puntos de encuentro, así como también de disentimiento.
Por otro lado, el pensamiento crítico les permite trabajar su propia salud mental, cómo verbalizarla, expresar lo que le pasa, hago prevalecer su mundo emocional desde el sentir, pensar y actuar. Y, finalmente me permite potenciar la creatividad y buscar ideas que me permitan salir del momento adverso que estoy viviendo.
Si en los distintos medios de comunicación observamos actos de violencia desmedidos donde están involucrados los jóvenes, significa que como padres, docentes y sociedad no lo estamos haciendo bien. Los invito a velar por el bienestar integral de ellos y de nuestros niños y niñas, porque la Educación Emocional de ellos comienza no en esta etapa del desarrollo, sino 20 años antes, a través de sus padres.
