Finaliza el 2022 y un porcentaje de personas manifiesta cuadros de ansiedad y de estrés emocional, o los agudiza cuando tiene alguna patología de salud mental previa. Las personas mayores pueden verse más afectadas.
A pocos días de terminar el año 2022 y ya finalizando un año laboral es común sentir más cansancio, agotamiento e, incluso, más irritación. Si a esto le sumamos la llegada de las fiestas, los compromisos familiares y laborales como el cumplimiento de metas anuales, este cierre puede perjudicar nuestro buen desempeño y estabilidad emocional.
De acuerdo al último Informe de Mortalidad por Suicidio liberado este año, presenta alzas notables a partir de diciembre y durante todo enero.
“Algunas posibles razones para sentir estrés es no contar con los recursos económicos para poder brindar una cena de navidad o no poder dar un obsequio a la familia. Por otro lado, también hay quienes se sienten estresados por no haber alcanzado los objetivos de inicio del año, como el adquirir algo, bajar de peso o superar un tratamiento médico”, explicó Andrea Ramírez Tangarife, psicóloga de Psyalive.
“Sabemos que fin de año es una fecha complicada para todos, ya que se juntan muchos compromisos, pero además se siente el peso laboral del año y el cierre de todo lo planificado en estas materias. Por eso, la prevención y las medidas de mitigación para cuidar nuestra salud laboral son fundamentales para vivir este fin del ciclo de la mejor manera posible”, expresó a su vez la directora nacional del Instituto de Seguridad Laboral, Aída Chacón Barraza.
En esa línea, la psicóloga del ISL, María Soledad Elizalde, explica que “es normal que estemos estresados y sobrepasados, y que nuestro cerebro active mecanismos de alerta. Problemas para dormir, dolor de espalda y tensión en el cuello, cansancio constante, desórdenes alimenticios como falta de apetito; irritabilidad, concentración y temblores musculares, son algunas de las señales a las que debemos poner atención”.
Desde el organismo recomiendan para prevenir, «priorizar las metas de fin de año comenzando por las más importantes; delegar y apoyarse en otros, practicar ejercicios de respiración, meditación y pausas laborales; realizar actividad física ya que libera hormonas como la serotonina (mejora el ánimo), dopamina (sensación de placer), oxitocina (felicidad y amor y endorfina (relajación) y siempre mantener una correcta higiene del sueño: dejar de lado dos horas antes de dormir todo tipo de pantallas.
Si ya se siente estrés, el llamado para controlarlo es:
Para Andrea Ramírez, es común que estas situaciones se den, en especial en adultos de mediana edad y adultos mayores de 65 años, situación que se ha agravado más con las pérdidas afectivas que se dieron durante la pandemia.
Si bien, en la sexta versión del “Termómetro de Salud Mental en Chile ACHS-UC” se reportó una baja de 15,7% de presencia o sospecha de problemas de salud mental en los encuestados, un 21% de las personas entrevistadas dijo sentirse aislada por los demás, algo que durante las fechas de fin de año toma relevancia y puede ser otro factor a considerar.
Ana Paula Vieira, psicóloga experta en gerontología y directora de Fundación Míranos sostiene que “existe una presión social en esta época que te dice que tienes que estar bien pese a todo. Este es un factor estresante de consideración, que puede generar un impacto en el estado de ánimo de una persona que no cuenta con los recursos para acceder a una celebración ideal. Incluso, en casos más severos, puede existir ideación suicida”, comenta.
Esta situación puede afectar a personas de todas las edades, pero en el grupo etario sobre los 60 años se manifiesta con algunas particularidades. “Fin de año deja en evidencia algunos temas, como la soledad no deseada; los recuerdos del pasado; las distancias, como ocurre en el caso de los migrantes que ven exacerbados los sentimientos que afloran al estar lejos de sus familias. Los duelos también son un tema, y en una persona mayor esto cobra mayor relevancia porque acumulan más pérdidas de seres queridos”, puntualiza.
Hay que poner atención a expresiones como: me quiero morir; no valgo para nada; me siento una carga; ustedes están mejor sin mí; estoy cansado de luchar; me siento inútil, impotente o desesperanzado. “Este tipo de mensajes no pueden ser obviados, aún más cuando la persona tiene una red social escasa, padece algún trastorno del ánimo o alguna enfermedad invalidante o dolorosa”, detalla la especialista.
Ojo con los cambios de ánimo y comportamiento. Mayor irritabilidad, rabia, ansiedad, angustia o dificultad para comer o dormir son signos de malestar emocional. “Que abandone actividades que antes eran de su agrado, aumente la ingesta de alcohol y de sustancias, se aísle de la familia y de sus cercanos también son alertas, sobre todo cuando estas señales son frecuentes e intensas, pues ahí se requiere de apoyo profesional”, señala Vieira.
Informarse para poder reconocer signos de malestar emocional es clave, al igual que escuchar atentamente y validar los sentimientos de la persona afectada. También es importante conocer canales de comunicación, como el Salud Responde del Minsal, línea telefónica donde se puede acceder a una ayuda a distancia, destaca la psicóloga.
“Uno puede dar mensajes no verbales de aceptación y de respeto, por ejemplo, una mano, una mirada, demostrar disposición, cercanía y preocupación. Realizar preguntas abiertas cuyas respuestas faciliten su expresión ayuda mucho. Frases como: cuéntame qué te pasa, yo estoy aquí no estás solo, tienen el poder de cambiar el día y el futuro de alguien de nuestra comunidad que no atraviesa por un buen momento emocional o afectivo, incluso de salvar una vida”, concluye la especialista,