
Nintendo y el arte de reinventarse: entre nostalgia, innovación y el futuro que se juega
Ya llegó a Chile la nueva consola Nintendo Switch 2.
Por dos años consecutivos, en la encuesta de Mujeres en la Industria de los Videojuegos hemos incluido una misma pregunta: ¿cuál fue el primer juego que recuerdas haber jugado? En ambas ediciones, una respuesta se ha repetido con fuerza entre mujeres mayores de 30 años: Super Mario Bros. 3 para NES, y casi siempre, es un juego que aterriza en sus manos antes de cumplir los 10 años. Ese dato no es menor. Habla de una conexión temprana, de un punto de partida. Y en ese recuerdo, casi siempre está Nintendo.
Con cada nueva generación de consolas, Nintendo se enfrenta a algo más que la presión del mercado: carga con la historia de haber sido la puerta de entrada al mundo de los videojuegos para millones. Y aunque su camino ha tenido altos y bajos, la gran N ha demostrado que, cuando se trata de reinventarse, nadie lo hace como ellos.

Crédito: Nintendo Press Room
La Wii fue un fenómeno cultural. No solo trajo nuevos jugadores a la industria, sino que redefinió la manera de jugar. Con su propuesta accesible, familiar y física, fue más que una consola: fue un símbolo de reunión en la sala de estar. Pero no todo fue aplausos. La Wii U, con su propuesta confusa y su débil soporte, pasó a ser el “patito feo” de la familia. Eso sí, uno que hoy se mira con cariño, porque sin sus riesgos creativos, la Nintendo Switch no existiría.
Y es que la Switch no solo salvó a Nintendo: la volvió a poner al frente. Su híbrido – entra ves bien logrado – entre consola de sobremesa y portátil encajó perfecto con un mundo más móvil, más social, más conectado. Vendió más que nadie esperaba y nos recordó, otra vez, que Nintendo corre su propia carrera.
Mientras PlayStation y Xbox compiten por specs, servicios y grandes alianzas, Nintendo sigue jugando otro juego. Uno donde lo importante son sus IPs originales, sus mundos imaginativos y esa sensación única de estar en casa, incluso cuando es la primera vez que juegas.

Crédito: Nintendo Press Room
Mario sigue siendo sinónimo de consola y por fin logró reivindicarse en el mundo del cine. The Legend of Zelda por otra parte, no solo impulsa ventas, también redefine lo que esperamos de un videojuego y apunta a entrar a la arena de la televisión. Y nuevas sagas como Splatoon o Animal Crossing han encontrado su espacio entre los clásicos, capturando el corazón de nuevos fans con propuestas frescas y alianzas comerciales que atraviesan los controles.
Ahora, con la Switch 2 acercándose, Nintendo vuelve a estar bajo la lupa. Su precio, su catálogo de lanzamiento y sus capacidades técnicas han generado debate. Como siempre con Nintendo, hacer una lectura clara es complicado. Puede sorprender para bien o quedarse corto frente a las expectativas. Pero esa incertidumbre, lejos de restarle valor, es precisamente lo que más me entusiasma.

Crédito: Nintendo Press Room
Por mi parte, no planeo comprarla el día uno. Lo hice con la Wii U —y aprendí la lección—, pero no con la Switch original, y me costó casi tres años subirme a ese carro. Probablemente esta vez me la termine regalando para Navidad, con esa mezcla de niña ansiosa y jugador adulto que Nintendo logra activar como nadie.
El futuro de Nintendo nunca ha sido una verdad escrita en piedra. Ha tenido tropiezos, victorias legendarias y una capacidad inigualable de evolucionar sin, creo yo, traicionar su esencia. Y ahí está su poder: mientras otros compiten por el trono, Nintendo sigue construyendo su propio reino, uno donde generaciones se encuentran, se reencantan y siguen soñando con un “¡It’s-a me!” que nunca pasa de moda.