Opinión
Los datos expuestos revelan preocupantes disparidades y desigualdades degénero con relación a la discapacidad, tanto en la prevalencia como en el acceso al trabajo.
Como cada 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- nos cuestionamos las desigualdades de género que afectan a miles de mujeres en diferentes aspectos de la sociedad. Pero hay un área del que poco se habla y en el que es necesario situar la mirada: la discapacidad.
Al respecto, existe consenso en la literatura en que las brechas que existen ante una condición como la mencionada se profundizan aún más si agregamos la variable género.
Según datos de la última Encuesta de Discapacidad y Dependencia (ENDIDE) en Chile hay 2.703.893 adultos con discapacidad, lo que corresponde al 18% de la población total de nuestro país. De ellos, el 64% son mujeres. Se observa entonces una amplia diferencia en la prevalencia de discapacidad por sexo en nuestro país, siendo más frecuente entre las mujeres.
Las razones de esta desigualdad son estructurales. Estudios de la OMS demuestran que las mujeres viven más y, por lo tanto, presentan con mayor frecuencia una condición de discapacidad e igualmente, mayor severidad en ella. También se esgrimen causas sanitarias (frente a los mismos problemas de salud, las mujeres tienen menos probabilidades de acceder a tratamientos médicos a lo largo de su vida); diferencias en el acceso a la educación, y razones socioeconómicas, teniendo las mujeres menor participación en actividades económicas y, en consecuencia, mayores índices de pobreza.
En esa línea, con relación al mundo del trabajo y a la interseccionalidad entre género y discapacidad, la Dirección del Trabajo (DT) presentó un Informe Estadístico que señala que existen100.581 contratos únicos registrados de personas con discapacidad, de los cuales el 64% son de hombre y sólo un 36% de mujeres. Al comparar estas cifras con la tasa de participación laboral de la población general entregada por el INE (72% para los hombres y 53% para mujeres), se observa que la brecha de género en la participación laboral es más acentuada dentro de la población con discapacidad.
También hay una brecha económica dentro de este colectivo. La remuneración imponible promedio mensual de trabajadores hombres con discapacidad alcanza los $641.418, cifra que en las mujeres con discapacidad llega a $587.231
Los datos expuestos revelan preocupantes disparidades y desigualdades degénero con relación a la discapacidad, tanto en la prevalencia como en el acceso al trabajo. Dado que las razones son variadas y diversas, es necesario que como sociedad nos hagamos cargo de los desafíos para abordar áreas claves en las que se manifiestan y resaltan estas desigualdades.
En Pacto de Productividad Chile recogemos el desafío de impulsar con nuestros socios la promoción de los derechos laborales de las personas con discapacidad, a fin de generar oportunidades de trabajo sostenibles y reducir las desigualdades
por discapacidad y género, que contribuyan a mejorar la calidad de vida de este grupo.
