
Aumenta el diagnóstico de TEA en las aulas: especialistas llaman a reforzar la inclusión educativa
Especialistas llaman a avanzar en formación docente, apoyos profesionales y prácticas pedagógicas inclusivas para responder a la creciente presencia de estudiantes autistas en el sistema escolar chileno.
En los últimos años, el diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA) ha ido en aumento tanto en Chile. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 100 niños está dentro del espectro. En nuestro país, estimaciones de 2021 en zonas urbanas de la Región Metropolitana indican que uno de cada 51 niños presenta signos de autismo, lo que representa aproximadamente un 2% de la población infantil evaluada.
Este panorama plantea adaptar el sistema educativo para garantizar el derecho a la educación de niñas, niños y jóvenes autistas.
Inclusión que va más allá de la presencia física
La escuela es, para muchos, el primer espacio de socialización fuera del hogar. Pero según especialistas, aún no logra responder adecuadamente a las trayectorias evolutivas de los estudiantes neurodivergentes. Así lo señala Marcela Villegas Otárola, educadora diferencial y docente de ADIPA. “Es urgente poner en el centro del debate la frágil situación en la que se encuentran los niños y niñas autistas en Chile, en particular respecto de su derecho a la educación. Al respecto, si bien la Ley de Autismo N.º 21.545 y la reciente Circular N.º 586 de la Superintendencia de Educación representan avances significativos, aún queda un largo camino por recorrer para lograr una inclusión efectiva que transforme las culturas escolares, las prácticas pedagógicas y los modelos de gestión educativa”, explicó.
La Ley de Autismo N.º 21.545 y la reciente Circular N.º 586 de la Superintendencia de Educación han sido pasos importantes. Sin embargo, persiste la necesidad de avanzar hacia una transformación real de las culturas escolares.
Formación docente y estrategias personalizadas
Uno de los principales puntos críticos identificados por los expertos es la formación docente. Se requiere mejorar tanto la formación inicial como la capacitación continua de educadores y equipos escolares para responder adecuadamente a las necesidades de estudiantes autistas.
Villegas enfatiza que cada estudiante dentro del espectro es único, por lo que las estrategias pedagógicas deben diseñarse de forma personalizada y en colaboración con sus familias. También destaca la importancia de considerar elementos como la accesibilidad sensorial, cognitiva y comunicativa, además del acompañamiento emocional.
La inclusión no puede depender únicamente del profesorado. Equipos interdisciplinarios como psicólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos y psicopedagogos cumplen un rol central en este proceso, siempre desde un enfoque formativo.
“Los colegios deben cumplir con la normativa vigente, diversificar la enseñanza y evaluar desde un enfoque inclusivo. En este camino, docentes especialistas, psicólogos, psicopedagogos, terapeutas ocupacionales y fonoaudiólogos, entre otros, cumplen un rol esencial, siempre resguardando que su labor debe centrarse en una dimensión formativa, alejándose de una mirada exclusivamente clínica y fomentando la construcción de redes de apoyo y un trabajo colaborativo que asegure el bienestar integral del estudiante”, señala Villegas.
El diagnóstico oportuno también es fundamental. Identificar señales tempranas permite implementar apoyos desde los primeros años, mejorando así el pronóstico educativo y emocional del niño o niña.
Transformar el sistema desde la empatía y la colaboración
Desde ADIPA sostienen que la concienciación sobre el autismo es clave para generar un cambio cultural. Para avanzar, se necesitan comunidades escolares empáticas, profesionales capacitados y prácticas pedagógicas innovadoras que respeten la individualidad de cada estudiante.
“La relación entre los docentes y las familias debe ser horizontal, basada en el respeto mutuo y la comunicación constante. Solo así es posible construir entornos educativos que respondan a las necesidades reales de cada estudiante, fortaleciendo su bienestar y garantizando el respeto a su individualidad”, enfatiza Villegas.
La inclusión efectiva de estudiantes autistas no solo mejora su experiencia educativa, sino que también fortalece el tejido social al interior de las escuelas. Transformar la cultura escolar es una tarea urgente y colectiva.