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De startup a la primera fábrica nacional de material para la industria de impresión tridimensional Innovación

De startup a la primera fábrica nacional de material para la industria de impresión tridimensional

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Tras levantar su fábrica en 2019, la joven startup de Concepción busca convertirse en el referente nacional de la industria de impresión 3D y llevar su tecnología de materiales biodegradables a empresas de Estados Unidos que requieran reutilizar materiales.


Aunque a primera vista puedan parecer muy diferentes, las antiguas impresoras a papel y la innovadora tecnología de impresión 3D se parecen mucho. Al principio, cuando estas máquinas de impresión que todos conocemos llegaron a los hogares y oficinas, eran considerablemente costosas, y sus cartuchos de tinta no eran precisamente económicos. Sin embargo, con el paso del tiempo y su popularización, las “impresoras” han ido disminuyendo tanto su tamaño como su precio, mientras que la demanda de su insumo fundamental, la tinta, ha permanecido estable en el tiempo.

Pues bien, con la tecnología 3D ocurrió lo mismo: de aparatosas máquinas de millones de pesos en sus inicios, ahora existen modelos compactos que por alrededor de $200 mil ya permiten a cualquier persona “imprimir” casi cualquier artículo o dispositivo que funcione con plástico como material estructural. Pero hay algo que no cambia, y es la demanda y valor de los filamentos, el insumo básico para que la impresión 3D sea posible.

Esa conclusión la sacó años atrás Rogers Escalup, un ingeniero civil mecánico de la Universidad de Concepción que, en su penúltimo año de carrera, fue a un intercambio a la Universidad de Maine, en Estados Unidos. En conversación con Entreprenerd, el hoy CEO de Cicla 3D, dice que ese intercambio fue como llegar al “Disney World” para los fanáticos de la impresión 3D, ya que el Laboratorio de Estructuras Avanzadas y Materiales Compuestos de Maine, es quizá el más famoso del mundo en la materia. No por nada cuentan con la impresora más grande del mundo y tres récord Guinness.

“Hice mi tesis en materiales compuestos en base a plásticos reciclados y aditivos de madera, y más tarde para aplicaciones en filamentos de impresión 3D. Luego volví Chile y en mi último año de carrera quise emprender. Y me di cuenta de que no había un mercado, no habían productores nacionales para los filamentos de impresión 3D. Mi hipótesis fue súper sencilla: lo que pasó con las impresoras de hoja, seguro va a pasar con las nuevas impresoras”, recuerda Escalup. 

Levantar la fábrica

Tras conseguir capital mediante un fondo privado y de la Corfo, Escalup levantó la empresa en marzo de 2019. En junio ya tenía la fábrica dispuesta para generar el filamento 3D, a partir de la reutilización de plástico desechado, y en julio ya tenían las primeras unidades del producto. El inicio de la comercialización formal comenzó en octubre, aunque el estallido social no fue particularmente amable con sus expectativas, según señala el fundador de Cicla 3D a Entreprenerd.

Rogers recalca que “la magia de Cicla no está en el plástico que se entrega, sino que en cómo se formuló eso. Hablamos de plástico biodegradable o reciclado o antimicrobial. Hay una ciencia de materiales detrás. Ahí está la diferenciación, nuestra tecnología que nos ha permitido levantar capital y crecer”.

Fuera del paso en falso con su inauguración en octubre de 2019, para fines de ese año ya habían conseguido vender la primera tonelada de su producto (que es lo mismo que sus primeras mil unidades, ya que cada filamento consta de un kilo de producto).

Con los años, la producción de Cicla, cuyo cuartel general se ubica en la calle Ejército 361, Concepción, fue testigo de la explosión que tuvo la industria de la impresión 3D en el país. Para Rogers, el mercado chileno en 2019 consumía entre 2 mil y 3 mil unidades de filamento al mes, pero en 2023 la demanda creció hasta las 20 mil unidades mensuales.

Por lo mismo, el negocio de la joven startup migró de las ventas a universidades y laboratorios, a clientes finales. Entienden además, que la tecnología tiene varios años más de franca masificación y esperan en un futuro que prácticamente todos los hogares, colegios e instituciones cuenten con su propia impresora. “Lo que esperamos en el corto plazo es doblar nuestras ventas en Chile, objetivo que esperamos alcanzar a fin de año”, detalla el CEO de Cicla 3D. 

Con los ojos puestos en Norteamérica

Como sea, actualmente Cicla 3D está sumando nuevas aristas a su negocio, ya que además de la fabricación de filamentos, la empresa busca ser quien entregue soluciones a empresas para reciclar el plástico de sus productos y reutilizar el material.

El primer mercado de interés es Estados Unidos, donde ya consiguieron una ronda bridge para instalarse y luego cerrar su primer levantamiento “en serio”. Es decir, una cifra cercana a los 1,5 millones de dólares, proveniente de inversionistas privados, para iniciar su expansión por Norteamérica. Eso lo deberían conseguir a inicios de 2024 o al filo de 2023, aunque ya han conseguido ventas puntuales y un piloto con una empresa.

“En Estados Unidos, lo que las empresas quieren es cerrar el gap de la economía circular. Y para eso, lo que buscan es quien procese sus materiales. Nosotros hacemos eso: agarrar un material de la basura para reciclar, principalmente el plástico, luego lo modificamos y entregamos mejorado”, precisó Escalup.

Conscientes del gran mercado que implica ese modelo de negocio con la Ley Rep, Cicla aspira en 5 años a dominar la industria nacional, consolidarse en Estados Unidos y expandirse a nuevos países, con sus filamentos y el modelo de reciclaje de materiales. “Queremos que cada vez que se hable de impresión 3D en Chile se piense en Cicla, así como al hablar de papel higiénico se piensa en Confort, cuando se habla de bebida se piensa en Coca Cola y cuando se habla de lubricante se piensa en el WD-40”.

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