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Los hongos alojados en el intestino podrían predecir el desarrollo de cáncer colorrectal Salud

Los hongos alojados en el intestino podrían predecir el desarrollo de cáncer colorrectal

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Si bien los hongos existen naturalmente en el intestino, su presencia en niveles superiores a lo normal podría ser nocivo: de hecho también tendría relación con la inflamación crónica del colon. Las células del sistema inmune pueden alertar sobre las toxinas generadas por agentes micóticos.


Los hongos alojados en el colon o intestino grueso, que conforman una población conocida como “micobiota” (símil a la microbiota bacteriana), podrían desempeñar un papel relevante en el desarrollo de inflamación crónica o el cáncer colorrectal, uno de los tumores sólidos con la mayor expansión en su prevalencia durante los últimos años en Chile y el mundo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente a escala global: representa el 10% de todos los casos de cáncer y es la segunda causa de muertes relacionadas con esta enfermedad.

La científica nacional Ana María Lennon-Duménil, quien lidera el departamento de inmunología en el Instituto Curie de París -uno de los centros de referencia mundial en ciencia básica-, explica cómo las células del sistema inmune, en particular los macrófagos,  trabajan para sensar la presencia en altos niveles de hongos en esta región del organismo.

El rol del colon y sus problemas de funcionamiento

La principal función del colon es convertir los desechos de alimentos digeridos en heces para ser excretadas. Es un conducto largo y hueco que se encuentra al final del sistema digestivo y que puede verse afectado por muchos trastornos que pueden afectar su capacidad para funcionar adecuadamente. Esto explica que allí se aloje un número importante de las células inmunitarias del organismo.

Se trata, entonces, de una región continuamente expuesta a nuevos antígenos y estímulos inmunológicos de la dieta y la microbiota (el conjunto de microorganismos que reside en nuestro cuerpo).

“Para que se formen las heces, el colon tiene que absorber mucha agua. La pregunta que hay detrás es cómo logramos absorber el agua sin intoxicarnos con todos los microbios y toxinas que habitan en el intestino y que conforman la microbiota”, explica la Dra. Lennon-Duménil.

“Descubrimos que los macrófagos hacen una vigilancia de los niveles de agua utilizada para el proceso de absorción de los alimentos”, dice sobre el fenómeno que el laboratorio de la científica nacional estudia en modelos experimentales.

“En el mundo hay un alza significativa del cáncer de colon, en particular en la gente joven. Esto está asociado con la mala alimentación, un factor que en Chile es de extraordinaria preocupación, principalmente por el consumo de azúcar”, señaló la Dra. Lennon-Duménil.

Los hongos son un componente más de la microbiota junto a bacterias, arqueas, virus y protozoos. En las últimas décadas, su estudio se enfocó en el análisis de las bacterias, que representa casi el 99% de los trabajos científicos que se han publicado sobre microbiota. Los hongos constituyen un grupo menos diverso y abundante que el de las bacterias, y que podría equivaler entre el 0,1 y el 1 % del total de microorganismos presentes en el ser humano.

Un problema global

La presencia en el intestino grueso de toxinas generadas por los hongos (que representan uno de los microorganismos de la microbiota intestinal, y componen una población particular denominada como “micobiota”) pueden derivar en que se detenga la absorción de agua que es la base de la fabricación del excremento.

Este mecanismo de vigilancia es mediado por los macrófagos: al detectar niveles anormales de toxinas micóticas detienen la absorción, lo que en modelos animales deriva en el desarrollo de diarrea.

La infección por la presencia de hongos es también una amenaza para la salud humana: de hecho, es la principal causa de muerte por infecciones en el mundo, principalmente desencadenada por especies oportunistas, como la cándida aureus.

“Entonces, respondiendo a la pregunta de cómo el intestino logra absorber agua sin intoxicarse, lo que mostramos es que los centinelas del sistema inmune, en particular los macrófagos, hacen una vigilancia de los niveles de agua. Y cuando detectan toxinas de hongos en altas concentraciones, detienen la absorción, lo que es una manera de impedir la intoxicacióndel propio cuerpo”, señala la científica del Instituto Curie.

El hallazgo proporciona evidencia de interés para impulsar nuevas exploraciones, según explica la Dra. Lennon-Duménil. “Pensamos que podrían haber relaciones entre la microbiota, los hongos que habitan nuestro cuerpo, y el colon, y también el cáncer. Hay especies de nuestra microbiota que podrían ser más prevalentes en personas que desarrollan este cáncer. Y en general también inflamación crónica”.

De acuerdo a evidencia reciente, los hongos son capaces de producir una alta variedad de sustancias de interés. Además, contribuyen a infinidad de procesos e interacciones biológicas. Al igual que el resto de componentes de la microbiota, estos se encuentran también en tipos, y proporciones adecuadas, que no afectan a la salud del hospedero ya que cualquier cambio que la altere podría tener graves consecuencias para los individuos.

Aunque su potencial asociación con el cáncer de colon expone una hipótesis aún sin ratificar, sí es motivo para impulsar nuevos experimentos en su laboratorio.

“En ciencia básica nos mueve la curiosidad. Es cierto que el rol de los hongos es mucho menos conocido que el de las bacterias, pero podría ser importante. Están en permanente interacción con el sistema inmune: lo mantienen alerta, en un estado de preactivación. Hay que controlarlos porque su crecimiento anormal puede ser peligroso para el organismo”.

En Chile, el cáncer colorrectal es el cáncer de tipo digestivo que más aumenta, por encima del de estómago. En la década pasada, solo en seis años se duplicó la cifra de fallecidos: desde los 1.107 en 2010 a los 2.362 casos fatales de 2016. El cáncer colorrectal es más frecuente en países desarrollados, o en vías de serlo, y el principal factor de riesgo es la edad: más del 90% de los casos se dan en mayores de 50 años.

Varios factores relacionados con el modo de vida contribuyen a su aparición: una alta ingesta de carnes procesadas y una baja ingesta de frutas y verduras, el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, entre ellos, según la OMS. Además, suele diagnosticarse en una etapa avanzada de la enfermedad, cuando las opciones de tratamiento son limitadas.

Desarrollando la ciencia en Chile

La académica dictó una conferencia para sus pares del centro basal Ciencia y Vida, organismo perteneciente a la rede de centros de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), sobre sus recientes estudios, los que han sido reconocidos por revistas internacionales de alto impacto y que abordan procesos relacionados con células del sistema inmune, tales como los propios macrófagos y las células dendríticas.

“Es un verdadero orgullo ver como esta joven investigadora chilena ha logrado grandes éxitos en uno de los centros de investigación más importantes del mundo”, dijo el director ejecutivo de la Fundación Ciencia y Vida, Mario Rosemblatt, quien destacó los logros de que abordan una variedad de enfoques multidisciplinarios -inmunología, biología celular y física- para comprender el papel de las células del sistema inmunológico en salud y enfermedad.

“Su trabajo ha abierto nuevas líneas de investigación aun inexploradas sobre los mecanismos que permiten a las células centinelas de la inmunidad, coordinar sus funciones para mantener este equilibrio entre salud y enfermedad. Su trabajo se ha publicado en las revistas de mayor prestigio mundial como Science, Cell, Nature Nature Physics, entre ellas”, agregó el investigador.

Desde su posición como una de las principales investigadoras del Instituto Curie de París, Ana María Lennon analiza el estado de la ciencia en Chile. En su visión, el factor presupuestario sigue siendo una de las mayores brechas que enfrenta a diario la comunidad científica local, lo que perjudica el acceso de los estudios que se realizan en nuestro país a tecnología e infraestructura de frontera.

Para poder hacer una ciencia moderna, una ciencia que avanza con el mundo y no quedarse atrás, hay que tomar las oportunidades de todos los avances tecnológicos que se están haciendo, especialmente en Estados Unidos, incluso mucho más que en comparación a Europa. Y esa fuerza es la inversión, que proviene muchas veces de las propias empresas”, valora la inmunóloga.

En Chile, lamentablemente, el factor dinero limita el acceso a esas nuevas herramientas a medida que se van desarrollando”, plantea.

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