
Conectividad para todos: cómo los satélites están cerrando la brecha digital
El internet de las cosas vía satélite se expande en Chile, conectando zonas rurales sin depender de redes tradicionales. Más eficiencia, menor costo y mayor autonomía para sectores productivos clave.
Aunque el acceso a internet se ha expandido en las últimas décadas, aún existen regiones rurales y remotas que permanecen desconectadas. En países como Chile, donde gran parte de la población está concentrada en ciudades, los territorios más apartados enfrentan barreras técnicas y económicas que dificultan el despliegue de redes tradicionales.
Para muchas comunidades, operar sin datos es una realidad diaria que restringe el crecimiento económico y la innovación.
La revolución del IoT satelital
Sin embargo, el escenario comienza a transformarse con el avance del Internet de las Cosas (IoT) satelital. A través de satélites de órbita terrestre baja (LEO), esta tecnología permite transmitir datos desde y hacia zonas sin cobertura de redes móviles o fijas, abriendo nuevas oportunidades.
Según el informe “Análisis del mercado de IoT por satélite” de OMDIA, se espera que las conexiones de este tipo crezcan a casi 30 millones para 2030, impulsadas por su bajo costo operativo y capacidad de llegar donde las redes tradicionales no llegan.
Uno de los avances más recientes fue el lanzamiento, en enero de 2025, de cuatro nanosatélites de órbita terrestre baja (LEO) a la constelación UltraLite de Myriota, líder mundial en conectividad satelital para IoT y dispositivos de baja potencia. Estos nuevos dispositivos, que forman parte de la misión Transporter-12 de SpaceX, permitirán ampliar la cobertura global y mejorar el rendimiento de las soluciones ya existentes.
La expansión fue desarrollada junto a Spire, proveedor internacional de datos espaciales y representa un hito relevante para países como Chile, donde sectores estratégicos aún operan con acceso limitado a datos.
Energía eficiente y bajo costo
Una de las características más relevantes de esta tecnología es su eficiencia energética. Los sensores de Myriota pueden funcionar con solo dos pilas AA durante años, sin necesidad de electricidad local ni infraestructura compleja. Esto reduce considerablemente los costos operativos, con un TCO (coste total de propiedad) hasta 50 veces menor que el de soluciones tradicionales.
Según Oscar Delgado, Director de Ventas para LATAM en Myriota, el mercado se está expandiendo y la expectativa es que más empresas puedan acceder fácilmente a la conectividad satelital IoT para resolver problemas sin depender de la infraestructura terrestre. “Cuanto más accesible y coherente sea la información, más eficientes serán las acciones, generando una adopción generalizada y, en consecuencia, democratización”, agregó.
Aplicaciones en sectores estratégicos
La conectividad satelital no es solo una solución técnica, ya está transformando la manera en que operan distintas industrias. Por ejemplo, en el sector agrícola, permite monitorear el clima, el riego y la humedad del suelo, incluso en zonas sin cobertura móvil.
En logística, se pueden rastrear vehículos y cargas en tiempo real, medir temperatura o detectar fallas mecánicas, lo que optimiza rutas y evita pérdidas. También tiene aplicaciones en la conservación del medio ambiente, monitoreando cuencas, bosques y áreas protegidas.
Sectores como la energía, la minería y el saneamiento, que frecuentemente operan en territorios apartados, también se ven directamente beneficiados con esta nueva forma de conectividad.
Además de ampliar la cobertura, el IoT satelital fortalece la autonomía de las empresas, al permitirles operar sin depender de redes terrestres, a menudo inestables. Esta independencia mejora la resiliencia ante fenómenos como tormentas, ciberataques o interrupciones en la red, cada vez más frecuentes en un contexto de crisis climática y sobrecarga digital.