
Maltrato infantil en Chile: 7 de cada 10 niños ha sufrido violencia
Maltrato psicológico, negligencia, violencia sexual y física afectan a miles de niños en Chile. La prevención sigue siendo insuficiente y las brechas en protección persisten, según alertan organizaciones como World Vision y Aldeas Infantiles SOS.
Un reciente caso ocurrido en Iquique volvió a poner en la agenda pública la urgente necesidad de proteger a la infancia. Una niña boliviana de 14 años era obligada a trabajar en una feria y, según las autoridades, se le impedía asistir al colegio. Esta grave vulneración de derechos no es un hecho aislado. Es el reflejo de una realidad estructural y transversal que afecta a miles de niños, niñas y adolescentes en el mundo: el maltrato infantil.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el maltrato infantil comprende cualquier forma de abuso —físico, emocional, sexual— o negligencia, así como explotación que dañe la salud, dignidad o desarrollo del menor. En Chile, a esto se suman factores estructurales; pobreza, inseguridad alimentaria, desintegración familiar y brechas educativas, que facilitan que aproximadamente uno de cada cinco niños viva en hogares con inseguridad alimentaria.
En Chile, 1 de cada 10 adolescentes declara haber sido agredido físicamente por sus propios cuidadores. Las niñas presentan mayores niveles de maltrato psicológico y negligencia y en términos de violencia sexual, las tasas de victimización femenina alcanzan los 250 casos por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con la Defensoría de la Niñez (2024).
Andrés Flores, especialista técnico en niñez de World Vision Chile, advierte que “este no es un problema que se limita a ciertos sectores sociales. Es transversal, estructural y cotidiano. Necesitamos abordarlo desde una perspectiva comunitaria y de derechos”.
Salud mental, malnutrición y riesgo suicida
El maltrato infantil va más allá de lo físico. Uno de cada cinco niños en el país vive en hogares con inseguridad alimentaria moderada o severa y más del 50 % de los escolares presenta malnutrición por exceso, lo que puede agravar otros factores de riesgo.
En paralelo, los síntomas depresivos en la infancia aumentaron un 23 %, afectando con mayor fuerza a niñas y adolescentes con discapacidad. Además, los controles de salud por riesgo suicida en adolescentes crecieron un 117 % en solo seis años.
Por otro lado, solo el 21 % de los adolescentes infractores de ley están privados de libertad; el resto permanece en programas de medio libre. Y aunque el 70 % del personal escolar declara conocer al menos un caso de abuso, el 80 % no realiza la denuncia.
Apoyo familiar y redes comunitarias
La OMS resalta que para prevenir el maltrato se requieren iniciativas integrales: apoyo a padres, formación escolar en habilidades emocionales, leyes que penalicen el abuso y sistemas de respuesta rápida . Iniciativas como las de Aldeas Infantiles SOS Chile están demostrando que una intervención temprana y comunitaria puede cambiar destinos. Según su director nacional, Osvaldo Salazar, “más del 80% de quienes hoy atendemos llegó tras vivir negligencia o agresiones graves; en ocho de cada diez casos, logramos preservar la convivencia familiar gracias a intervenciones tempranas que combinan atención psicológica, asesoría y disponibilidad de redes comunitarias de cuidado”.
No obstante, garantizar entornos seguros exige un esfuerzo conjunto. “Convocamos a la sociedad civil y al sector privado a aportar recursos y voluntariado para ampliar la cobertura de nuestros talleres parentales y difundir información con enfoque de derechos, evitando la revictimización”, agrega Salazar.
Entre 2021 y 2024, las denuncias por delitos graves como torturas y malos tratos crecieron un 40,5 %, según la Defensoría de la Niñez. Un 71 % de las querellas correspondió a violencia sexual. Por eso, Aldeas Infantiles SOS refuerza su llamado a prevenir antes de que la violencia deteriore los vínculos familiares.
En Chile, la Ley 21.013 tipifica el maltrato relevante contra menores de edad como delito, estableciendo sanciones que van desde multas hasta prisión. Sin embargo, como subraya World Vision, “el desafío es que la ley se traduzca en mecanismos reales de prevención, detección y respuesta”.
El maltrato infantil no es un tema aislado, ni exclusivo de los tribunales. Es un problema público, social y cultural que exige la participación activa de familias, colegios, organizaciones civiles, medios de comunicación y el sector privado.