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Jóvenes y alcohol: prevención desde el aula para un futuro con cero accidentes Niñez

Jóvenes y alcohol: prevención desde el aula para un futuro con cero accidentes

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Programa “Conductores del Futuro” es una colaboración público-privada que puede generar intervenciones de impacto, que no solo informen, sino que transformen conductas en una etapa crítica del desarrollo adolescente. Prevenir a tiempo, desde el aula y con experiencias reales, puede salvar vidas.


La relación entre adolescentes y consumo de alcohol ha sido objeto de atención por parte de autoridades, expertos en salud pública y comunidades educativas. Si bien los últimos datos muestran una baja sostenida en las tasas de consumo, los desafíos persisten: según el 15° Estudio de Drogas en Población Escolar, realizado por Ipsos Chile para Senda, el 22,7% de los escolares consumió alcohol en el último mes, la cifra más baja en dos décadas. Sin embargo, el 53% de quienes bebieron reconocieron haber llegado a la embriaguez, lo que revela un patrón de consumo riesgoso.

Uno de los segmentos más críticos es el de Cuarto Medio, compuesto por estudiantes a punto de cumplir la mayoría de edad y acceder a su primera licencia de conducir. Pese a una baja de 11 puntos porcentuales en los últimos cuatro años (de 47,5% en 2019 a 36,2% en 2023), este nivel educativo continúa concentrando los mayores índices de consumo. Es precisamente hacia este grupo donde apunta la iniciativa “Conductores del Futuro”, un programa educativo liderado por la Asociación Pro Consumo Responsable de Bebidas Espirituosas (Aprocor) en conjunto con la Municipalidad de Vitacura, que vuelve este año tras su exitoso piloto en 2024.

La urgencia de intervenir de manera temprana se refuerza con datos del Registro Civil, que revelan que cada año alrededor de 20 mil jóvenes entre 17 y 18 años obtienen su licencia de conducir en Chile. A su vez, cifras de Conaset indican que el grupo etario entre 18 y 29 años representa el 26% de los conductores fallecidos en siniestros viales, siendo el consumo de alcohol una de las principales causas.

Taller vivencial: la pedagogía del riesgo

Entre el 29 de mayo y el 1 de agosto, más de 700 estudiantes de Cuarto Medio de colegios de Vitacura participarán en talleres interactivos para vivenciar, de manera segura, los efectos del alcohol en la percepción y coordinación. Usando lentes alcosimuladores y participando en dinámicas prácticas como pruebas de zigzag y lanzamiento de objetos, los estudiantes experimentan directamente la alteración de habilidades motoras.

“Creemos firmemente en la educación temprana como herramienta clave para la prevención. Estos talleres permiten tomar conciencia real de los riesgos que implica conducir tras haber bebido”, explica Juan Pablo Solís de Ovando, presidente de Aprocor. A su juicio, la experiencia vivencial es más efectiva que las campañas tradicionales.

La actividad se enmarca dentro de la campaña #ConductoresNiUnaGota y contempla además contenido educativo sobre la Ley de Tolerancia Cero y la Ley Emilia, así como dinámicas facilitadas por la organización Movilidad Vial, experta en educación vial participativa. Este año, el programa se realiza en 10 colegios, incluyendo establecimientos como La Maisonnette, San Benito, Bradford School y Santa Úrsula.

Cambio de hábitos y percepción del riesgo

El mismo estudio de Senda muestra una recuperación en la percepción del riesgo del consumo de alcohol, que había caído durante la pandemia: en 2023, 56,3% de los estudiantes consideró riesgoso el uso regular, un alza respecto al 2021. Además, la percepción de acceso fácil al alcohol entre escolares -otro factor de riesgo- también cayó significativamente en la última década, aunque con un leve repunte reciente.

Isabel Margarita Mandiola, directora de Salud y Educación de Vitacura, recalca que el programa está alineado con el Modelo Islandés de Prevención, que la comuna implementa desde 2019: “Queremos que nuestros jóvenes crezcan con información, conciencia y responsabilidad. La prevención es parte esencial de nuestra política pública”.

Pese a las mejoras, aún existen brechas importantes. El estudio muestra que el consumo sigue siendo más alto en mujeres que en hombres, y que los estudiantes de colegios privados presentan tasas significativamente mayores. Además, la diferencia entre quienes consumen y quienes se embriagan es mínima, lo que alerta sobre la necesidad de fortalecer la educación sobre consumo moderado y responsable.

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