
Las claves para la intervención social comunitaria
La experta en intervención social comunitaria, la doctora Maritza Montero dictó la charla “El rol del diálogo e intercambio con la comunidad en la formación de profesionales y las políticas públicas”, en la que dio a conocer los puntos centrales para realizar un buen trabajo desde ésta área.
La doctora Maritza Montero es venezolana, pionera y eminencia en Psicología Social Comunitaria Latinoamericana. Es Licenciada en Psicología de la Universidad Central de Venezuela, Magíster en Psicología de la Universidad Simón Bolívar y Doctora en Sociología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París.
Ha escrito múltiples artículos en revistas científicas, libros, capítulos de libros y ha dictado gran cantidad de conferencias en congresos referidos a la intervención comunitaria en barrios de países latinoamericanos. En el marco de la ceremonia de lanzamiento del Observatorio de Intervención Comunitaria de la Universidad de Las Américas (UDLA), www.observatorioudla.cl, la doctora dictó la charla “El rol del diálogo e intercambio con la comunidad en la formación de profesionales y las políticas públicas”.
En la que describió el accionar y los objetivos de la intervención comunitaria y cómo se ha trabajado en distintos países latinoamericanos, temática que ahonda en la siguiente entrevista.
¿Cuál es el objetivo central de la intervención comunitaria?
Lo central es descubrir cómo trabajar, desde la psicología y desde otras disciplinas también, en las problemáticas de las personas, pero haciéndolo con la misma gente involucrada y al interior de las comunidades. Lo importante no es tener preguntas elaboradas al llegar a un barrio, sino saber si esas preguntas reflejan lo que les pasa a las personas y si estas interrogantes son de interés de quienes son parte de la comunidad, y si les sirve de algo responder a esas preguntas. La intervención comunitaria debe trabajar con lo que realmente sucede en un barrio, tanto lo positivo como lo negativo, y dándole a las personas pautas de organización, mecanismos para controlar ciertas situaciones, estrategias para presentar proyectos, y ayudarlos a superar temores y desconfianzas a la hora de defenderse con argumentos. Nuestro objetivo es que sean las mismas personas quienes se hagan cargo de sus problemas e inquietudes.
¿Qué ejemplos latinoamericanos emblemáticos han dado buenos resultados en virtud de la intervención comunitaria?
Hay muy buenos ejemplos en toda América Latina. Obviamente, conozco positivas experiencias en Venezuela, donde las comunidades lograron construir organizaciones fuertes, o la experiencia de Chiapas, en México, que es estupenda. También en Medellín, Colombia, donde el trabajo comunitario es muy notable, porque se ha mantenido, a pesar de que se deben enfrentar muchas dificultades, dada la presencia de las guerrillas. Y en Chile, lo que se está haciendo ahora desde UDLA es notable, porque además del trabajo en los barrios se están desarrollando metodologías de investigación desde el Observatorio de Intervención Comunitaria, que entrega información concreta a las comunidades y a sus líderes sociales, para que ellos mismos vayan después donde las autoridades con estos antecedentes en sus proyectos.
¿Cuál es el rol que le corresponde a las personas y a los barrios en el reconocimiento de sus propias realidades y problemas?
Las personas son quienes finalmente dirigen el trabajo comunitario y por eso es tan importante la presencia de líderes y que quienes hagan la intervención comunitaria potencien el surgimiento de nuevos liderazgos al interior de los barrios. En Venezuela aprendimos que una buena estrategia es estructurar un grupo con un conjunto de líderes que se encargue de los asuntos internos de la comunidad.
¿Cuáles son a su juicio las mejores estrategias para que las autoridades locales y nacionales implementen políticas propuestas desde la intervención comunitaria?
Vuelvo a poner de ejemplo al Observatorio de Intervención Comunitaria implementado en Chile, porque su dinámica de trabajo de gestión al interior de los barrios es una buena forma de que las autoridades cuenten con información muy rica para aportar a la elaboración de políticas públicas, que reflejen realmente las necesidades e inquietudes de las personas. Cuando las comunidades empujan con la convicción que entregan sus propios datos, hay mucha más fuerza para llegar a las autoridades y para lograr que ellas escuchen.
¿Cuál es el rol de la academia en América Latina en la formación de sus estudiantes en el ámbito de la intervención comunitaria?
Es muy importante que desde el primer año de formación de los estudiantes se promueva la intervención comunitaria, es decir, ir a trabajar directamente a los barrios y al lado de las personas. Eso es formar a un futuro profesional que conocerá mejor la realidad y que sabrá desenvolverse con más y mejores herramientas, no sólo de conocimientos, sino también de modos para interactuar en diferentes contextos del país. Un estudiante que desde el inicio de su formación académica conoce y trabaja con los vecinos, será un profesional que aprende del lado humano y eso es lo que el mundo está necesitando ahora, para generar cambios profundos. Esto es una gran apuesta del modelo educativo y es también una tremenda urgencia para la búsqueda de soluciones a las necesidades de los barrios.