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Viña Malva: el secreto para desconectarse de la vertiginosa vida urbana Contenido Patrocinado

Viña Malva: el secreto para desconectarse de la vertiginosa vida urbana

Visitas a las chamanteras de Doñihue, recreación de la vida en el campo en el siglo pasado, granja educativa, y pueblos detenidos en el tiempo, forman parte de esta atractiva propuesta que incluye un hotel boutique y gastronomía típica.


Es indiscutible  que Doñihue y los pueblos de alrededor son un atractivo turístico alucinante para quienes aman el campo, las tradiciones y la cultura de antaño. Sus viejas casas que esconden alambiques, y garrafas con chacolí, son la prueba de que la “tierra de los chamantos” tiene mucho que contar. Como por ejemplo las historias de  ‘guachucheros’ que  llevaban en mula el agua ardiente a  Sewell, en la mina El Teniente, declarada zona seca durante sus primeros años de operación. Y es que los ingeniosos comerciantes del apetecido destilado, convertían cámaras de camión en singulares  contenedores llamados “cutras”, las  que subían cerro arriba, para alegrar la sacrificada vida de los mineros.

O también la historia del venerado doctor Sanhueza, quien llegó con  un pequeño maletín en el tren que unía Rancagua con Coltauco. Así se ganó el cariño de los parroquianos, tras su  abnegada dedicación a sus pacientes. Y no era para menos, si con temporales y todo cruzaba el río Cachapoal a caballo, para ir a atender a los enfermos del vecino pueblo de Coinco, en la única botica de la zona que pertenecía a don Ramón, quien le tenía adaptado un dispensario.

Era  la vida de tantos pueblos del Valle del Cachapoal, cuyos habitantes vivían en torno al campo y los sueños de cambios. Entre la Braden Cooper Company, y el anhelo de ir a trabajar al norte en una salitrera.

Es   como nace una historia que al poco andar se convirtió en una leyenda: Mister Straney. Casado con Malvina Castro, hermana del escritor Baltasar Castro. Este norteamericano que llegó a ser uno de los ingenieros más importantes en los albores de la Mina El Teniente, construyó una imponente y hermosa casa en el sector La Esperanza, donde limitan Doñihue y Coltauco. Desde Estados Unidos trajo tecnología de última generación para convertir sus viñedos en los más modernos de la zona. Así decenas de campesinos trabajaron en este proyecto que en su tiempo fue toda una innovación. Hoy, la viña y la casa se han convertido en un impresionante atractivo patrimonial.  Viña Malva, donde funciona el operador turístico del mismo nombre,  invita a conocer las bondades de una zona llena de mitos, historias y bellas leyendas.

En Viña Malva nos recibe  Olivia Miranda, una reconocida empresaria turística de la zona de Doñihue. Es el lugar ideal para comenzar un fin de semana de descanso y aventura campestre.

Olivia nos dio la bienvenida y nos invitó a comenzar nuestro recorrido en la antigua bodega de vinos. Ahí, pudimos ver la recreación de cómo era la vida en el campo antiguamente. La picardía del huaso, sus historias y creencias. En la bodega se respiran las tradiciones y el folklore. Las cubas de roble son el principal elemento de una escenografía que acompaña a los actores en una recreación sorprendente.

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Antiguas cubas de roble son la escenografía perfecta en la antigua bodega de Viña Malva.

Nuestro recorrido sigue. Olivia con su operador turístico tiene todo muy bien planificado. Nos dieron la opción de ir a una granja educativa, en un sector  llamado Copequén, o conocer el pueblo de Zúñiga, cerca de San Vicente de Tagua Tagua. Optamos por ésta última, ya que habíamos leído sobre sus antiguas casas y una alameda donde los árboles se cruzan formando un arco verde y frondoso. En el camino fuimos testigos de cómo aún se conservan muchas tradiciones ancestrales. Hombres de a  caballo, iglesias del siglo XVIII, y plazas que  fueron y aún son el centro neurálgico de los pueblos.

Zúñiga no nos defraudó. Al contrario, estuvo por sobre nuestras expectativas. Es un lugar mágico que se encuentra suspendido en el tiempo. Sus calles, su gente, sus largos corredores. Parece que el reloj se detuvo y la primavera se eternizó. Es un pueblo con memoria que se siente orgulloso del pasado, que por cierto se conserva intacto. Llegamos a Santa Clara, un tradicional centro turístico atendido por su dueña, Amanda Droguet. Ahí disfrutamos de un almuerzo campestre y actividades muy entretenidas, como una caminata hacia el río, y recolección de frutas de la estación. Ya agotados  regresamos a Viña Malva. Estábamos felices con la experiencia vivida. Recordé a aquellos compañeros de universidad que relataban su vida en el campo.Parecía tan lejana y a la vez tan entretenida.

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El Valle de Cachapoal ofrece panoramas imperdibles para toda la familia.

A pesar del cansancio dormimos como nunca. Al día siguiente nos levantamos muy temprano para conocer cuál sería el panorama. Un desayuno bufete de primer nivel nos esperó en el comedor principal de la casona, que por cierto también tiene sus encantos.

El  día radiante nos inspiró a pensar en  cuál de las propuestas de Olivia haríamos nuestra. Debíamos decidir entre un Parque en el Aire, visitar las chamanteras y el pueblo de Doñihue; la granja educativa, o una casa ecológica. Partimos por una mañana de compras en Doñihue. Conocimos su plaza, los destiladeros, y el sector de Camarico. Fuimos a ver a aquellas mujeres que por años han conservado la tradición de confeccionar chamantos de huasos. Fue emocionante saber que ahí se hicieron prendas históricas, como la que se le entregó  al   Papa Juan Pablo II; o las que les regalaron a los presidentes que vinieron a la cumbre de la APEC en 1995. Conocimos su técnica y también sus historias de vida. Se mostraron muy amables, y nos contaron que gracias a un proyecto hoy además pueden vender algunos complementos para el atuendo de huaso, ya que desde la cárcel los reos confeccionan cinturones y otros implementos que ellas comercializan. Fue un gran aprendizaje.

Con los destiladeros no fue muy diferente. Entre pequeñas degustaciones de finos licores, ahí fue donde conocimos la historia de los “guachucheros” y otras leyendas del pueblo.

El almuerzo del día fue en el centro Entre Álamos y Cachapoal. Aquí, disfrutamos de la comida típica del campo. Ya no podíamos estar más dichosos.

En  la tarde la incertidumbre  por saber qué era un parque en el aire nos superó. Y la verdad es que para los niños  fue lo mejor del día. Entre cuerdas, boldos, cipreses   y matorrales, vimos cómo la creatividad permite que las personas disfruten el contacto con la naturaleza de manera increíble. Terminamos   muy felices. Creo que el tour por el valle del Cachapoal está muy bien pensado. A poco más de una hora  de Santiago te ofrecen un panorama   por el día o el fin de semana,  que siempre va a ser asombroso.

Si me preguntan dónde ir y que sea bueno, entretenido y a un precio razonable; y que además me permita desconectarme de la vertiginosa vida urbana, yo recomiendo de todas maneras   Viña Malva.

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Entre los panoramas que ofrece el operador turístico Viña Malva, están: dos días y una noche en hostal Viña Malva; visita a Arca del Pequén; Pueblo de Zúñiga y hacienda Santa Clara; Centro Entre Álamos y Cachapoal; La Casa Ecológica; Parque en el Aire; Chamanteras y destiladeros de Doñihue; y Centro recreacional Bambi entre otros atractivos.

Para tener en cuenta:

Viña Malva es un operador turístico de la región de O´Higgins que ofrece diversos panoramas en turismo rural y patrimonial. Se trata de un proyecto financiado por el Gobierno Regional a través de Corfo, y que cuenta con ofertas por el día y también con alojamiento.
Además de estar abierto a todo público, se realizan convenios con municipios, empresas e instituciones.

Entre los panoramas que ofrece están: dos días y una noche en hostal Viña Malva; visita a Arca del Pequén; Pueblo de Zúñiga y hacienda Santa Clara; Centro Entre Álamos y Cachapoal; La Casa Ecológica; Parque en el Aire; Chamanteras y destiladeros de Doñihue; y Centro recreacional Bambi entre otros atractivos.

Cómo llegar:

Desde By Pass Rancagua, segundo pórtico a Doñihue por Ruta H30 Sector Esperanza, Coltauco

Reservas : +56 72 246 2321 +56 72 246 2040
malva.coltauco@gmail.com

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