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El Gran Cañón del Colorado: una de las maravillas naturales del mundo Turismo y Viajes

El Gran Cañón del Colorado: una de las maravillas naturales del mundo

«La inmensidad del lugar, los colores, forman un conjunto de estímulos que sobrecoge al visitante, imposible de dimensionarse a través de las imágenes», asegura la socióloga Constanza Pavez en este artículo vivencial donde continúa el relato sobre su viaje a la costa Oeste de los Estados Unidos.


Continuando nuestro viaje en carretera por la Costa Oeste de U.S.A, salimos del caótico Los Ángeles rumbo a uno de los destinos más esperados del viaje: el Gran Cañón del Colorado. En un principio pensamos tomar la famosa Ruta 66, pero considerando que queríamos recorrer un importante trecho en poco tiempo, nos decidimos por la 40.

El camino fue una grata experiencia, por varias razones: no se paga peaje ni tags en ninguna parte, en todas las bombas de bencina que nos detuvimos, no hubo problema para usar los baños (gratis y limpios), los cajeros se ofrecían a ayudarnos cuando no entendíamos cómo usar el autoservicio y además tuvimos la oportunidad de cruzarnos con muchos “motoqueros” clásicos: vestidos con chaquetas negras de cuero, pañuelo en la cabeza y largas barbas. Además es interesante, ya que se atraviesan reservas nacionales y el paisaje semi desértico y rocoso es bastante imponente.

gc1Luego de seis horas de conducción y de comer un sándwich en un Subway, llegamos al “Parque Nacional Cañón del Colorado”. Esta impresionante hendidura en la faz de la tierra, ubicada en el estado de Arizona y atravesada por el Rio Colorado, ha existido por más de 5.000 años y hace por lo menos 1.300 ha sido habitada por diversas tribus, algunas de las cuales se instalaron en el fondo mismo del Cañón. En 1919 al ser convertido en Parque Nacional, la gran mayoría de estos pueblos aborígenes fueron expulsados, permaneciendo allí sólo unas pocas tribus.

En 1979 el Parque Nacional Grand Canyon fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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Al entrar en sus inmediaciones, se encuentran casetas donde por una ventanilla se asoma un guardaparques (vestidos como el del Oso Yogui) quién muy amablemente da la bienvenida y, en nuestro caso, nos indicó que por ser el Día del Parque Nacional, la entrada era gratuita. Felices nos dirigimos hacia uno de los miradores principales, con la expectativa de ver el atardecer, que se supone reviste al Cañón de un lindo colorido, producto de la luz. Al llegar al mirador principal de Lado Sur, las expectativas e ilusiones fueron superadas con creces; la hermosura del paisaje, la inmensidad del lugar, los colores, forman un conjunto de estímulos que sobrecoge al visitante, imposible de dimensionarse a través de las imágenes.

Luego de disfrutar este lindo espectáculo nos dirigimos hacia al Hotel Best Western Premier de Tusayán, el pueblo más cercano al Parque Nacional. En este hotel por un precio bastante accesible, reservamos una habitación con dos camas matrimoniales. Una curiosidad de este alojamiento que llamó mi atención, es que detrás de sus instalaciones y como parte de la política del Hotel, existe un cuidado por los recursos naturales, que implica la utilización de agua reciclada para los inodoros.

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La oferta de comida en el pueblo es bastante sencilla y en esta ocasión por probar algo novedoso, nos inclinamos por un restaurant de “comida texana”, llamado algo así como “Big steak house” atendido por latinos, en su mayoría mexicanos vestidos con camisas a cuadrillé y sombreros vaqueros. Mi comida consistió en unas brochetas a la parrilla, una papa asada envuelta en alusa, medio choclo, una ensalada de lechugas y tomates con aliño “ranchero” y una ollita pequeña con porotos guisados. Toda una experiencia americana.

Al siguiente día, luego de un reparador desayuno buffet que incluía desde pancakes hasta omeletes preparados a la orden del cliente, partimos nuevamente hacia el Parque Nacional, con el fin de conocer los miradores de otro costado del Gran Cañón. Al igual que la jornada anterior, el circuito fue alucinante; los distintos miradores permitieron apreciar otras vistas, reflejando distintos colores, tonalidades y volver a maravillarse con la inmensidad del lugar.

Para quienes estén interesados en conocerlo, existe también la posibilidad de observarlo desde las alturas sobre un helicóptero, quiénes lo han realizado dicen que vale la pena 100%. Además existen variados tours que incluyen senderismo, escalada y raftings por el Río Colorado. Cabe mencionar que dentro del mismo Parque, existe una zona para camping, acondicionado también para camper van y casas rodantes. Si se tiene suerte, de pronto puede encontrarse con un venado comiendo algunas bayitas fuera de su propia carpa. Además de este camping, hay un par de hoteles, los que hay que reservar con al menos 6 meses de anticipación.

La entrada al Parque tiene un costo de 30 dólares por auto, independiente del número de pasajeros y es válido por una semana.

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