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Aventura y exploración: los conceptos que consolidan en Chile a la gastronomía y cerveza peruana Vida gastronómica

Aventura y exploración: los conceptos que consolidan en Chile a la gastronomía y cerveza peruana

Con presencia en 15 países, cerveza Cusqueña ha establecido un matrimonio indisoluble con la gastronomía peruana, cuyos restaurantes de Lima se han ubicado estos últimos años dentro de la elite de los cinco mejores restaurantes del mundo. Pero esta unión no solo se ha establecido en la alta gastronomía dentro de Perú, sino también fuera de él, como por ejemplo en Chile, país que se ha identificado como el principal mercado de comida peruana en el continente.


En la época de Tahuantisuyo -que era el nombre originario por el que se conocía a todo el Imperio Inca- había una bebida que era la más popular de la superpotencia precolombina: la chicha. Este brebaje, que en rigor era una especie de cerveza de maíz, fue el centro de la actividad diaria de millones de habitantes, de sus fiestas, de los encuentros oficiales, de los religiosos,  y, por lo mismo, de toda la gastronomía de la civilización incaica.

Por entonces, la combinación de comida y cerveza de maíz, ya había formado tal grado de unión que en su origen puede encontrarse la raíz de lo que siglos después se conoció como maridar o maridaje, vale decir el matrimonio entre el sabor de una comida y un tipo especial de licor.

Esa fusión, que se cultivó de manera natural entre las etnias cusqueñas, hoy conforma una de las principales estrategias comerciales y culturales entre la gran gastronomía peruana -la más importante de América Latina- y la cerveza Cusqueña, pionera en su especie en Perú y heredera del elixir incásico, que fue fundada precisamente en el Cusco a comienzo del siglo pasado.

“Detrás de esta gastronomía existe el concepto de Perú, y detrás de sí, existe otro más profundo que es precisamente el que lo une con las variedades de cerveza Cusqueña: el concepto de la exploración”, dice Edgar Velásquez, Export Manager de Cusqueña.

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Edgar Velásquez, Max Raide y Andrea Pesce

“Explorar es descubrir, atreverse a conocer”, precisa Velásquez. “Es abrir los sentidos para probar sabores nuevos. El consumidor a que apostamos es ese que se ve asimismo como un explorador”.

Andrea Pesce, Brand Manager SABMiller Chile, esto lo sabe perfectamente bien. “En Chile hemos identificado los principales epicentros gastronómicos de Santiago como los del pasaje El Mañío, Nueva costanera, Isidora Goyenechea,  Ñuñoa,  y el centro de la capital con los restaurantes más antiguos. Nuestra apuesta es que las tres variedades de Cusqueña con las que estamos en Chile, se inserten a todo el ancho de la gastronomía y de las culturas”, dice.

En precisamente con esa intención que el concepto de exploración cobra aún más sentido. “¿Por qué reconocemos en Chile un gran potencial comercial de Cusqueña? Eso es posible gracias a la cultura de vinos que hay en el país. La gente sabe maridar, culturalmente el chileno es así,  sabe qué vino es mejor para cada comida. En este caso, con Cusqueña y sus tres variedades (Golden Lager, Red Lager y Dark Lager) lo que buscamos es que la gente explore y se atreva a reemplazar el vino en los maridajes”, sostiene Pesce, tras citar, por ejemplo, que un cordero magallánico con la cerveza negra “queda increíble”. O más audaz, como lo afirmó un somelier de SABMiller Chile, con ostras,  “sencillamente atómico”.

El atrevimiento del los sentidos, del sabor -repara el Export Manager de Cusqueña- no alude únicamente a la denominación de origen, que en este caso es el Cusco donde se encuentra el Patrimonio de la Humanidad de Machu Picchu, sino que la intención supera las fronteras de Perú.

“Chile y Miami, en Estados Unidos, son los destinos de mayor valoración de la riqueza de la gastronomía peruana”, afirma Velásquez. “Y precisamente en estos sitios es donde mejor le va a Cusqueña”.

Para atraer a los consumidores de otros países, que están constantemente bombardeados por marcas de todo tipo, que no solo venden productos sino también estilos de vida, la exploración como concepto, vuelve a ser el tema central.  “No se trata vender solo Perú sino de compartir la experiencia de la aventura, que va más allá de las fronteras”, recalca. “Pero para lograr ello, también es importante encontrar un posicionamiento que sea flexible a cada mercado, que no es otra cosa que ir adaptándose a las culturas de los nuevos destinos. Así también se van enriqueciendo”.

“No puede ser de otra manera”, coincide Andrea Pesce: “Las marcas globales, tienen que saber adaptarse a las costumbres. A fin de cuentas, es a estos cruces a lo que llamamos cultura”.

 

 

 

 

 

 

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