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Por qué las tortugas adquirieron la habilidad de retraer el cuello (y no fue para defenderse) CIENCIA

Por qué las tortugas adquirieron la habilidad de retraer el cuello (y no fue para defenderse)

Siempre se pensó que estas criaturas evolucionaron la capacidad de meter el cuello y la cabeza dentro del caparazón para defenderse. Ahora un equipo de investigadores resolvió el misterio del origen de esta habilidad.


Se mueven tan despacio que huir no es, obviamente, la estrategia que usan las tortugas para escapar de sus depredadores.

Cuando se ven amenazadas, retraen su cabeza y su cuello dentro de su caparazón, y así quedan al resguardo de las hostilidades externas dentro de su pequeña fortaleza.

Sin embargo, no desarrollaron esta habilidad como un mecanismo de defensa, señala un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Scientific Reports.

Adquirieron probablemente la capacidad de retraer el cuello para lanzar velozmente la cabeza hacia adelante -como impulsada por un resorte- para cazar a sus presas.

El que también sea un mecanismo de defensa, es un beneficio adicional que surgió más tarde en la evolución, explican los investigadores.

Sorpresa

El equipo internacional de científicos que llevó a cabo el estudio llegó a esta conclusión después de analizar el fósil de una tortuga que vivió hace cerca de 150 millones de años.

El fósil estaba muy bien preservado, lo cual permitió comparar sus vértebras con el de las tortugas actuales.

Jérémy Anquetin, paleontólogo y coautor del estudio del Museo Jurásico en Suiza, descubrió el fósil cuando éste fue devuelto al museo desde una institución en Nueva York.

El espécimen de Platychlelys oberndorferi del jurásico tardío, descubierto inicialmente en Suiza en 1862, estaba tan bien preservado que los investigadores pudieron compararlo con el esqueleto de las tortugas actuales.

Este reptil pertenecía a la categoría de las pleurodiras, que son aquellas que esconden la cabeza echándola hacia un lado y ocultándola en un hueco de la pata dentro del caparazón.

Sin embargo, Anquetin y sus colegas observaron que su cuello se parecía al de la otra rama de las tortugas, las cryptodiras, que doblan el cuello de forma vertical y meten la cabeza completamente dentro del caparazón.

Este rasgo sorprendió a los investigadores.

Evolución convergente

«Sus vertebras tenían la forma que deberían tener si perteneciera a otro grupo de tortugas», explicó Anquetin, en referencia a las cryptodiras.

Las vértebras del espécimen le permitían a la tortuga retraer el cuello parcialmente hacia adentro (no hacia el costado, como lo hacen las pleurodiras).

El gráfico refleja cómo pudo haber funcionado este mecanismo.

Y esta retracción parcial es lo que les dio la clave a los investigadores, ya que esta acción no ofrece beneficios en cuanto a la protección.

Es decir, no pudo haber evolucionado como mecanismo de defensa, sino que tuvo que haberlo hecho por otra razón.

Tras analizar las demás características del animal, notaron que se asemejaban a las tortugas que viven el fondo del mar, que cazan a sus presas tendiendo emboscadas.

El mecanismo, dicen, les permitió lanzar la cabeza hacia adelante con más velocidad para atrapar a sus presas.

Según Anquetin, el mecanismo examinado en el fósil y en las cryptodiras actuales es un ejemplo de evolución convergente, en donde ambas especies desarrollaron este rasgo de forma independiente, en razón de las ventajas evolutivas que le ofrecía.

No obstante, dicen los científicos, aún hacen falta más pruebas para confirmar esta hipótesis.

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