Publicidad
Denuncias de caos y la cultura “machista” ponen a Uber en rumbo de colisión FT Weekend

Denuncias de caos y la cultura “machista” ponen a Uber en rumbo de colisión

Todas las empresas de rápido crecimiento experimentan la necesidad de comenzar a imponer controles más formales en lo que previamente era un grupo autorregulado y pequeño. A veces, la primera señal de madurez empresarial se ve reflejada en la contratación de un encargado de Recursos Humanos.


*Por Andrew Hill

Cuando el fundador de Uber Travis Kalanick le dió la bienvenida a Arianna Huffington al consejo de la compañía de servicios de taxi el año pasado, elogió su “inteligencia emocional” y atrajo la atención a su éxito de ventas por su libro “La Revolución del Sueño”. La señorita Huffington tendrá que usar mucho de lo primero y obtener mucho menos de lo último en las próximas semanas.

Ella es la directora de Uber nombrada por Kalanick para conducir “una investigación completa e independiente” por alegatos de acoso sexual en la empresa realizados por una ex ingeniera.

“Lo que se describe aquí es aborrecible y en contra de todo lo que nosotros creemos”, tuiteó Kalanick el domingo a raíz del largo reporte de Susan Fowler, quién acusa que el equipo de Recursos Humanos de Uber ignoró sus quejas de insinuaciones sexuales por parte de su jefe.

La señorita Fowler describe que dichos mensajes fueron enviados a través de un sistema de conversación de la empresa y que “claramente cruzaban la línea”, por lo que los reportó al departamento de Recursos Humanos inmediatamente. Ella declaró que tanto Recursos Humanos como la administración reconocieron el contenido de los mensajes como acoso sexual pero solo le dieron una advertencia, ya que era “su primera falta” y él era un funcionario destacado. Más tarde, la señorita Fowler descubrió que otras mujeres se habían quejado previamente en contra del mismo jefe. Ella renunció a la compañía en diciembre de 2016, y para ese entonces, la proporción de las mujeres en su parte de la organización había caído desde el 25 al 2 por ciento, y la unidad estaba “en un completo y constante caos”.

El caos es un principio operativo de una empresa de alta tecnología (piense en el lema inicial de Facebook “muévete rápido y rompe las cosas”). Por lo tanto, es una cultura dominada por ingenieros masculinos – y con ello vienen las demandas ocasionales de comportamiento sexista, y peores.

Parece sorprendente que esta mezcla potente no explote muy seguido. La señorita Fowler lo explica. Ella y otras mujeres persistieron en Uber a pesar de – y en parte porque – el ambiente es desordenado. “Mantuvimos la cabeza gacha e hicimos un buen (a veces increíble) trabajo pese al caos,” escribió. “Amamos nuestro trabajo, amamos lo desafíos de ingeniería, amamos hacer que esta loca máquina de trabajo llamada Uber funcione.”

Todas las empresas de rápido crecimiento experimentan la necesidad de comenzar a imponer controles más formales en lo que previamente era un grupo autorregulado y pequeño. A veces, la primera señal de madurez empresarial se ve reflejada en la contratación de un encargado de Recursos Humanos. Pero algunas veces, hace falta una crisis para cambiar el comportamiento. El año pasado, la cultura negligente en Zenefits, una corredora de seguros médicos, atrajo la atención de los reguladores y el reconocimiento de su nuevo director ejecutivo que “muchos de nuestros procesos internos, controles y acciones en el cumplimiento habían sido inadecuados”.

A medida que Uber compite para expandirse, se ha involucrado en una variedad de polémicas, incluyendo, más recientemente, una discusión con otros usuarios sobre cómo la empresa reaccionó a la huelga de los conductores de taxi de Nueva York por la prohibición de viajar de Trump. “Siempre hemos creído en defender lo que es correcto,” dijo Kalanick, procurando reparar el daño de su reputación por esa polémica. La descripción de Uber de Fowler insinúa que la empresa ha crecido como relámpago, al punto que incluso este básico principio fue abandonado por el propio equipo de recursos humanos y jefes. Dada la potencial reacción en cadena de estos alegatos en otros empleados y en los usuarios, Kalanick necesitará toda la inteligencia emocional de la señorita Huffington para evitar una polémica.

*Traducido por: Daniela Monsalves, traducción Inglés-Español, Universidad Arturo Prat (UNAP).

Publicidad

Tendencias