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Demencias, la epidemia que no podemos controlar Opinión

Demencias, la epidemia que no podemos controlar

Camila Quinteros
Por : Camila Quinteros Socia Fundadora 60 y Más Consultores
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Se diagnostica una demencia cada tres segundos en el mundo. Se estima que más de 46 millones de personas sufren algún tipo de demencia y en Chile son cerca de 200 mil las personas afectadas. Y lo que es peor, esa cifra continuará aumentando día a día porque, si bien esta enfermedad no es normal a ninguna edad, la edad es el principal factor de riesgo para las demencias. Y como ya sabemos, Chile envejeció.


Organismos internacionales como la OMS, la OPS y la ONU hablan de las demencias como la nueva epidemia que afecta al mundo. El Alzheimer es una de las más conocidas, se estima que del total de personas con demencia, el 70% padece Alzheimer, pero hay muchas otras que cada día afectan a las personas de todas las edades. El Parkinson por ejemplo, puede derivar en una demencia.

Estas enfermedades neurodegenerativas, a medida que avanzan, van provocando el deterioro de la persona que la sufre, comprometiendo su funcionalidad y afectando así a la familia o al cuidador. Es por ello que la presidenta Bachelet en su Programa de Gobierno 2014 – 2018 comprometió la formulación e implementación de un Plan Nacional de Demencias, el que debería comenzar a implementarse durante el segundo semestre de este año en las comunas de Peñalolén, Osorno y Punta Arenas.

Es importante, especialmente en este periodo electoral, que todos quienes aspiran a ocupar un escaño en el Parlamento o a dirigir el país se informen para dar continuidad y fortalecer una política pública que puede poner a Chile a la vanguardia en Latinoamérica.

Este plan tiene dos cosas muy buenas: lo primero es que lleva el control  y tratamiento de estas enfermedades a la atención primaria y, lo segundo, es que incorpora, en todo momento, una atención integral tanto para la persona con demencia como para su cuidador. De este modo se fortalece la atención para los pacientes con demencias y se generan diversos dispositivos de atención biopsicosocial, que se ocupan del bienestar y la salud mental del cuidador, que por la tarea que desempeña está sometido a altos niveles de estrés que terminan afectado su salud física y mental. El abordaje de esta problemática, desde el Plan de Demencia, estaría dado por intervenciones comunitarias psicosociales, psicoeducación y prestaciones de salud específicas para este segmento.

Es que si la demencia no se aborda en forma integral, es poco lo que se puede lograr. No se puede tratar solo a la persona que la tiene, se debe tratar también al cuidador y a la familia para lograr un impacto positivo en la calidad de vida tanto del enfermo como de su círculo cercano. Estudios del Servicio Nacional del Adulto Mayor indican que en Chile el 95% de las personas que cuidan son familiares de la persona con demencia, el 92% no recibe remuneración por cuidar y el 42% cuida las 24 horas del día (es decir, no puede trabajar remuneradamente lo que conlleva un empobrecimiento de la familia) y el 47,2% presenta síntomas depresivos o tiene depresión. Con estas cifras, ¿cómo no va a ser necesario ocuparse del cuidador? Hasta es beneficioso para el Estado, ya que al mantener al cuidador en buenas condiciones biosicosociales y entregarle dispositivos de apoyo al cuidado, disminuirán los gastos en salud.

Pero junto con abordar, integralmente las demencias, este plan incorpora un factor importantísimo y muchas veces ignorado: la sensibilización y educación de la ciudadanía. Las demencias históricamente han sido encubiertas, escondidas. El estigma y los prejuicios asociados a ella hacen que muchas veces quienes la padecen sean olvidados en una institución o escondidos en sus propias casas. Es que ¿cómo alguien, que no está preparado y que cuenta con poca información de la enfermedad, va a poder incluir a esa persona? ¿Cómo incorporo a mi papá con Alzheimer en mi rutina de compras, por ejemplo, cómo lo integro socialmente a un taller del municipio si lo más probable es que sus propios compañeros lo discriminen y lo aíslen?

Saber en qué consisten las demencias, qué tipos de demencias hay, cómo evolucionan, cuáles son las necesidades de las personas es fundamental para poder derribar las barreras que impiden una real integración. No se trata de tenerlos a todos como compañeros de trabajo, pero sí de dar oportunidades de tratamiento, de integración efectiva. Solo con información los municipios, por ejemplo, podrían crear talleres pensados para personas con Alzheimer o centros diurnos, como el de la municipalidad de Peñalolén, que desde hace algunos años trabaja solo con personas con Alzheimer y ofrece planes de intervención personalizados que mejoran la calidad de vida tanto de la persona que la tiene como de su cuidador.

Derribar los prejuicios y combatir la estigmatización hacia las personas mayores y con demencias es necesario para que como sociedad podamos enfrentar los desafíos que conlleva vivir en un país envejecido y comenzar a crear espacios y oportunidades que den cabida a todas las personas, independiente de su condición o edad. Si bien la demencia en la actualidad no tiene cura, sí tiene tratamiento. Quien vive con una demencia continúa siendo persona, no pierde sus derechos y, al igual que todos nosotros, merece un trato digno y libre de prejuicios y estereotipos.

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