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Piel y corazón: la relación y dificultad en la cicatrización de heridas y problemas cardiovasculares Salud

Piel y corazón: la relación y dificultad en la cicatrización de heridas y problemas cardiovasculares

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La relación entre la piel y la salud cardiovascular es más estrecha de lo que podría parecer a simple vista. Por ejemplo, la cicatrización de una herida requiere un sistema cardiovascular sano que mantenga adecuadamente nutridos los tejidos y células, para evitar complicaciones.


En Chile, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, superando a cualquier otra condición. Cada año, más de 30,000 personas fallecen debido a estos problemas, lo que representa más de una cuarta parte de todas las muertes registradas.

Entre los principales factores de riesgo se encuentran el colesterol alto, que afecta al 5% de la población adulta, y la diabetes, que impacta a más de 2 millones de chilenos.

Estos problemas pueden llevar a afecciones cardíacas graves, cuyos síntomas a menudo se reflejan en problemas de cicatrización de la piel. La cicatrización de una herida requiere un sistema cardiovascular sano que mantenga adecuadamente nutridos los tejidos y células, para evitar complicaciones como úlceras crónicas con dificultades para sanar o, en casos extremos, amputaciones.

“La piel, el órgano más grande del cuerpo y una barrera protectora contra agresiones externas, también sirve como un indicador de la salud interna”, explica Carolina Saravia, enfermera jefe de Clínica Cath.

“La salud cardiovascular, que abarca el bienestar del corazón y los vasos sanguíneos, es crucial para una cicatrización efectiva. Las alteraciones en esta área pueden provocar no solo infartos o accidentes cerebrovasculares, sino también afectar la capacidad del cuerpo para sanar adecuadamente”, detalla.

Qué saber

Hay signos que subrayan la importancia de prestar atención a la piel no solo desde una perspectiva dermatológica, ya que pueden ofrecer pistas sobre la salud general del sistema cardiovascular.

Señales visibles en la piel: Ciertos cambios en la piel pueden ser indicadores de problemas cardiovasculares. Por ejemplo, la aparición de xantomas (depósitos grasos en la piel) puede estar relacionada con niveles elevados de colesterol, lo que es un factor de riesgo para enfermedades cardíacas.

Cianosis: Una coloración azulada en la piel, especialmente en las extremidades, puede indicar problemas con la oxigenación de la sangre, lo que podría estar relacionado con enfermedades cardíacas o pulmonares.

Palidez o enrojecimiento: Cambios en la coloración de la piel, como palidez, pueden ser un signo de anemia o problemas de circulación. El enrojecimiento crónico de la piel puede estar relacionado con problemas vasculares.

Enfermedades autoinmunes y vasculitis: Algunas enfermedades autoinmunes que afectan la piel, como el lupus, pueden también involucrar el sistema cardiovascular, provocando inflamación en los vasos sanguíneos (vasculitis) que afecta la salud cardíaca.

Edema: La hinchazón de la piel, especialmente en los tobillos y las piernas, puede ser un signo de insuficiencia cardíaca congestiva, donde el corazón no bombea sangre de manera efectiva, causando retención de líquidos en el cuerpo.

Dermopatía diabética: Las personas con diabetes pueden desarrollar manchas oscuras en la piel, conocidas como dermopatía diabética, que pueden estar relacionadas con una mala circulación y un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Cuidando la salud cardiovascular

Varios factores influyen en la salud cardiovascular:

Manejo de la presión arterial: Es fundamental mantener niveles de presión adecuados y seguir las indicaciones médicas, que incluyen la toma correcta de medicamentos, una alimentación saludable y actividad física regular, adaptada a las capacidades individuales.

Colesterol: El colesterol debe ser controlado periódicamente, ya que niveles elevados pueden dañar los vasos sanguíneos del corazón y de las extremidades, ralentizando la cicatrización de heridas y úlceras.

Diabetes: Esta enfermedad crónica daña el corazón y los vasos sanguíneos, afectando la circulación sanguínea y aumentando el riesgo de complicaciones graves, como amputaciones.

Alimentación y actividad física: Son esenciales tanto para la prevención como para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y carnes magras, junto con una adecuada hidratación y ejercicio regular, es fundamental. Se deben evitar las frituras, el consumo excesivo de harinas y carbohidratos, así como las bebidas azucaradas y energéticas.

Tabaco: Fumar provoca múltiples complicaciones cardiovasculares y ralentiza la cicatrización. Dejar de fumar es crucial para proteger la salud del corazón y mejorar la capacidad del cuerpo para sanar.

“El tabaco es responsable de numerosas complicaciones en el sistema cardiovascular, desde infartos hasta la ralentización de los procesos de cicatrización. Es vital ser consciente de los riesgos de este hábito y entender que el mejor cuidado para la salud del corazón y las heridas es dejar de fumar”, concluye Saravia.

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