
¿Qué es la terapia endovascular y cómo te puede salvar la vida?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente 15 millones de personas sufren un accidente cerebrovascular (ACV), de las cuales más del 30% fallecen y 5 millones quedan con alguna secuela grave permanente. No obstante, hoy existen métodos de respuesta ante esta patología que pueden mejorar significativamente el pronóstico de los pacientes, conocidos como terapia endovascular.
Un accidente cerebrovascular es una lesión repentina ocasionada por un trombo que obstruye la arteria o por la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Así, esta patología se distingue por dos eventos urgentes, los infartos cerebrales, conocidos como ACV isquémicos, que son los más frecuentes, y las hemorragias cerebrales.
“En esta última, el tratamiento puede ser quirúrgico o con embolización cerebral, cuyo objetivo es tapar el aneurisma por dentro de los vasos, utilizando lo que conocemos como terapia endovascular”, explica el neurorradiólogo intervencionista de Clínica Vespucio José Tevah.
Este procedimiento se realiza con una punción, a través de la cual se accede al flujo sanguíneo. Como detalla el especialista, en la mayoría de los casos, “esta incisión se genera a nivel inguinal para llegar al arco aórtico y subir por las arterias hasta el cerebro, donde se ejecuta el tratamiento en la zona enferma”.
Cuando se trata de terapia endovascular, el desafío es completar el procedimiento en el menor tiempo posible, para evitar secuelas graves o incluso la muerte. De hecho, desde que el paciente ingresa al pabellón y el especialista pincha la arteria, no deberían pasar más de 30 minutos. “Si el sistema no es eficiente, cada segundo que pasa el cerebro sufre más daños y el pronóstico de la persona es peor”, advierte el Dr. Tevah.
Contra el tiempo
Existen casos en que, desde que se obstruye la arteria, el paciente rápidamente va a hacer un infarto, debido a la posible presencia de factores compensatorios y a la circulación cerebral, que está determinada por factores genéticos. Por otro lado, hay personas cuyas conexiones permiten que el territorio no se infarte, sino que continúe trabajando limitadamente o en periodo de “penumbra”. “Estos pacientes se benefician de la terapia endovascular por varias horas, pero aún es difícil diferenciar a qué grupo pertenece el individuo que llega con la arteria tapada, por lo cual debemos actuar lo más rápido posible”, afirma el neurorradiólogo.
Sin embargo, existen antecedentes que pueden restringir esta ventana de tiempo. Por ejemplo, los depósitos de grasas empiezan a engrosar las arterias y favorecen la creación de este tipo de obstrucciones. Así, la falta de actividad física, una alimentación poco saludable, el tabaquismo y el sedentarismo son factores que generan propensión ante accidentes cerebrovasculares. “También se considera un factor de riesgo la hipertensión arterial y las diferentes fallas a nivel del corazón, que pueden liberar coágulos que luego tapan una arteria en el cerebro”, agrega el doctor.