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Sistema de autorregulación bancaria londinense resulta ilusorio en escándalo de la Libor


En junio de 2008, el entonces presidente de la Reserva Federal de Nueva York, Timothy F. Geithner, le advertía al Banco de Inglaterra que permitir que los banqueros fijaran la tasa de interés de referencia para las finanzas globales era dejar la puerta abierta al abuso.

La falta de medidas del gobernador Mervyn King en ese momento en relación con la Libor plantea ahora una nueva amenaza al intento de Londres de rivalizar con Nueva York en la batalla por una mayor participación en el declinante sector financiero internacional.

“Como compañía, ahora evitamos Londres”, dijo David Kotok, que administra unos US$2.000 millones como máximo responsable de inversión de Cumberland Advisors Inc. en Sarasota, Florida. “Está contaminado. Evitar las responsabilidades y la rendición de cuentas es lo que caracteriza a quienes trabajan ahí”.

El escándalo no sólo asestó un nuevo golpe al modelo de autorregulación que constituyó el sello del mayor período de crecimiento de Gran Bretaña en 200 años, sino que pone en tela de juicio el plan del primer ministro David Cameron de poner la regulación bancaria en manos del Banco de Inglaterra.

El sector de servicios financieros enfrenta “una crisis de confianza y reputación” luego de que años de supervisión laxa generaran una cultura de “codicia cínica” que quedó revelada en la crisis de la Libor, dijo el 3 de julio Adair Turner, el actual presidente de la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña.

Segunda semana

Los funcionarios del Banco de Inglaterra podrían enfrentar ahora una segunda semana de cuestionamientos de legisladores respecto de si hicieron lo suficiente para evitar la manipulación de la tasa interbancaria ofrecida de Londres, la referencia para US$360 billones de valores. Alrededor de una decena de bancos se encuentran bajo investigación por la manipulación de la tasa, y Barclays Plc ya pagó una multa récord y debió destituir a sus tres ejecutivos de mayor jerarquía. Turner y el vicegobernador Paul Tucker se sumarán mañana a King para declarar sobre el último informe de Estabilidad Financiera del banco.

El banco central británico se ha defendido hasta ahora diciendo que pensaba que el sistema era más defectuoso que deshonesto y que carecía de facultades para efectuar un cambio. Geithner, que ahora es secretario del Tesoro de los Estados Unidos, volvió a poner a sus funcionarios a la defensiva a fines de la semana pasada al difundir un memo de 2008 en el que se enumeraban formas de dar mayor transparencia a la Libor.

Entre las recomendaciones, Geithner proponía nuevos métodos para “evitar una manipulación accidental o deliberada” de la Libor. Si bien King calificó las recomendaciones de “sensatas”, dejó en manos de la Asociación Bancaria Británica, que recopila la Libor y la analizaba en aquel momento, la decisión de si debe instrumentárselas. El Banco de Inglaterra dijo la semana pasada en una declaración que no tenía “responsabilidad reguladora alguna en ese sector”.

“Por lo que parece, el Banco de Inglaterra se dedicaba a dormir”, dijo Kent Matthews, un profesor de finanzas de la Facultad de Administración de la Universidad Cardiff y ex analista del banco central. “Podría estar en condiciones de asumir facultades de regulación, pero la cuestión es si tiene credibilidad suficiente”.

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