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El retorno de los bonos de Arcor ponen a prueba la ley de gravedad en Argentina

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Los títulos de deuda de Arcor S.A.I.C., que es la golosinera más importante de América Latina, son el mejor refugio para los inversores de las medidas restrictivas sobre el cambio de divisas que impuso la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner.

Los títulos de Arcor con vencimiento en 2017 rindieron un 7,8 por ciento desde que se reelegió a la mandataria el 23 de octubre de 2011, contra el avance del orden del 2,2 por ciento que experimentaron las empresas argentinas en el índice JP Morgan Chase Co’s Cembi Broad Index. La deuda de Arcor rindió un 6,5 por ciento, contra el 11,3 por ciento promedio de las obligaciones negociables argentinas.

Topline, la productora de chicle y confites Rocklets, vio subir sus ventas pese al endurecimiento de las medidas implementado por la primera mandataria, de 59 años, a fines de limitar las importaciones, de obligar a algunos exportadores a traer al país fondos que tenían en el exterior y de vedar la posibilidad de comprar divisa estadounidense, según informa Carla Gogli, vocera de Arcor. Hasta diciembre de 2012, las ventas habían crecido en un 6,5 por ciento, contra el 8,9 del año anterior, según el Banco Mundial (BM).

“Arcor desafía la ley de gravedad”, dijo Jim Harper, director de investigación societaria de BCP Securities LLC (sin vínculo con el desguazado BCP), una intermediaria de Greenwich, con sede en Connecticut, que se especializa en mercados emergentes. Las políticas de Fernández favorecen a Arcor “ya que no es una empresa de artículos básicos enteramente y tienen muchos productos con valor agregado que le permiten generar ganancias vendiéndolos en el mercado local”.

Restricciones a la exportación

La empresa, cuyo nombre se forma por la abreviatura por contracción de la ciudad y la provincia donde tiene su sede (Arroyito y Córdoba, respectivamente), está en manos de la familia Pagani.

Arcor produce 3 millones de kilogramos de alimentos al día, que van desde los caramelos de menta y la mermelada de naranjas hasta los bocaditos Bon-o-bon y ketchup.

También obtiene beneficios provenientes de las restricciones a la exportación impuestas sobre los cereales, entre los que se cuentan las del trigo, que desde 2006 impiden que se alcen los precios de las materias primas.

La mitad de sus ingresos por facturación proviene del azúcar, en concreto de un ingenio que tiene en Tucumán, y de la leche del ganado propio. El azúcar y la leche son ingredientes que utiliza para elaborar golosinas.

Las ventas de Arcor pueden verse afectadas por la baja que se espera en la segunda economía en importancia que tiene América del Sur, dijo Gabriela Catri, analista de Fitch Co., el 3 de enero durante una entrevista telefónica desde Buenos Aires. El gobierno de Fernández pronostica un crecimiento del 4,4 por ciento para 2013.

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