Publicidad

En Davos, los bancos centrales están en la mira


Los titulares de los bancos centrales que salvaron la economía del mundo ahora cargan con la acusación de que se arriesgan a dañarla.

Aun cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) recorte la perspectiva global de crecimiento, el flujo de estímulos recibe críticas en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos. ¿Qué hay entre las inquietudes? La llamada expansión de la base monetaria aviva la autocomplacencia de los gobiernos y los hogares, con lo que se alienta el riesgo de desatar una carrera de devaluación de monedas y puede llevar a la generación de burbujas de activos.

“Los bancos centrales pueden comprar tiempo, pero no pueden arreglar los problemas a largo plazo”, dijo el ex presidente del Bundesbak, Axel Weber, que en la actualidad preside el directorio de UBS AG, ayer en el centro de esquí suizo. “La percepción actual es que ellos son la única alternativa que hay”.

Las advertencias, que sonaron más fuerte este año que el anterior, llegan en el momento en que las acciones de Estados Unidos tocaron su máximo desde 2007, los precios de inmuebles residenciales dieron un salto en Londres y, por primera vez, la rentabilidad de los bonos basura cayó por debajo del 6 por ciento. El reto para los líderes en Davos, y para después de esta reunión, es decidir si ya es hora de actuar sobre esas movidas o si se debe seguir impulsando esas medidas para apuntalar la economía global, que aún está achacosa.

“Cuando comprás tiempo, lo que importa es lo que hacés con él”, dijo David Serra, socio de administración en la londinense Algebris Investments LLP, quien afirma que los bancos centrales precisan trabajar más para empujar a los gobiernos a recortar presupuestos inflados.

El discurso de Draghi

Los titulares de los bancos centrales, entre los que se cuentan el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y el gobernador del Banco de Canadá, Mark Carney, tendrán tiempo para resumir su posición actual antes que la élite financiera mundial, cuando dirijan sus discursos en Davos durante los próximos días. Casi cinco años después del colapso de Lehman Brothers Holdings Inc., las tasas de interés de las principales economías todavía son cercanas a cero y el balance general de la FED, individualmente considerada, se acerca a los US$3 billones.

Draghi dirigirá un mensaje al foro mañana y Carney hablará en un panel sobre la economía global el 26 de enero, el mismo día que el ministro de economía japonés, Akira Amari, va a estar en el lugar.

La expansión de la base monetaria “es uno de los más grandes experimentos de todos los tiempos; escribirán libros sobre ella durante mil años”, dijo el director ejecutivo de JPMorgan Chase Co., Jamie Dimon, quien también está en Davos.

Las advertencias referidas a una nueva saturación del dinero no caerán en saco roto. El titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben S. Bernanke, dijo el 14 de enero que los funcionarios deben “prestarle mucha atención a los costos y a los riesgos” del estímulo de emergencia. El gobernador del Bank of England, Mervyn King, dijo la semana pasada: “la búsqueda de rentabilidad parece estar comenzando nuevamente”.

La defensa de Posen

Por lo pronto, la mayoría de los titulares de los bancos centrales todavía están a favor de la política de relajamiento mientras la FED pone en la mira a la baja del desempleo con una tercera ronda de compras de activos, y el BCE ofrece quitarles de las manos los bonos a los países que están cortos de dinero. Solo esta semana, el banco de Japón le dio acogida a las compras al estilo FED y a una meta de inflación más alta, mientras que el banco de Canadá se refirió a las tasas de interés altas: “menos inminentes que las que se habían previsto con anterioridad”.

Adam Posen defendió la postura del todo incluido, quien en agosto dejó de diseñar políticas para el Banco de Inglaterra y ahora dirige el Instituto Peterson para la Economía Internacional, que tiene su sede en Washington. Lideró el reclamo de estímulos en el Reino Unido y arguyó en Davos que los bancos centrales tenían los medios necesarios tanto para hacer que sus economías se recuperasen como para evitar los efectos colaterales del mercado.

“A corto plazo hay beneficios de la expansión de la base monetaria y los riesgos a largo plazo son mínimos”, dijo Posen. “Lo que se denomina política monetaria por convencional es precisamente la clase de cosas que los bancos centrales han hecho siempre”.

Barry Eichengreen, profesor de Economía en la University of California (Berkeley), dijo “el mejor de los mundos sería si todos los bancos centrales accedieran a dar más respaldo para el crecimiento”.

Publicidad

Tendencias