Publicidad

«Hipsters» reemplazan a banqueros y están convirtiendo a Londres en el Silicon Valley de Europa


Los cafés ocupan un lugar especial en la historia de Londres. A fines del siglo XVII, fueron el lugar de nacimiento del Lloyd’s of London y de la Bolsa de Londres –dos instituciones que contribuyeron a transformar la City, con su superficie de 2,58km2 (una milla cuadrada), en capital financiera global.

En la actualidad, justo al norte de donde estaban en una época las antiguas puertas de la City, se está escribiendo el último capítulo de la historia económica de Londres en una nueva generación de cafés.

En Shoreditch Grind, sobre la rotonda de Old Street, un círculo de tránsito tenaz, y en Ozone Coffee Roasters, unas cuadras más lejos, jóvenes barbudos y mujeres con aros en la nariz se apiñan alrededor de laptops y discuten ideas para crear empresas.

Las oficinas circundantes, muchas de las cuales son depósitos reciclados, están tan repletas de nuevas empresas emergentes de tecnología –como mínimo 300- que la zona recibió el mote, con cierta seriedad burlona, de Silicon Roundabout (la Rotonda de Silicon).

El mote va perdiendo cada vez más su ironía. Ya están llegando los actores establecidos en el sector de la tecnología. Google Inc. acaba de abrir Campus London, una especie de club para empresarios digitales, no lejos de la rotonda.

En su interior, los entusiastas de la tecnología se relacionan en el café desbordante de gente y asisten a charlas y otros eventos gratuitos; pueden obtener acceso a mesas de uso compartido, impresoras y salas de conferencia manejados por otra empresa, TechHub, por una cuota de 375 libras (US$560) anuales. Springboard and Seedcamp Ltd., incubadoras de empresas tecnológicas europeas, alquilan espacio en dos pisos de Campus.

‘Flat White’

Siguiendo el ejemplo de Google, Microsoft Corp. y Cisco Systems Inc. están abriendo sus propios centros de innovación parecidos a Campus cerca de la rotonda, en tanto Amazon.com Inc. estableció su primer centro de ingeniería fuera de los Estados Unidos unas pocas cuadras hacia el oeste. Allí, cientos de desarrolladores trabajan en los servicios de transmisión continua de video de Amazon.

Tomando los barrios adyacentes, el gobierno estima que actualmente hay más de 1.300 empresas emergentes digitales o de medios en lo que constituía un entorno tenebroso del East London.

Bienvenidos a la “economía flat white”. La expresión fue acuñada por Rob Harbron, economista del Centro de Investigación de Economía y Negocios con sede en Londres en una referencia fácil al espresso-y-leche recién hervida, la popular bebida de inspiración australiana, de los cafés del East London.

Esta economía que abarca medios, Internet y empresas creativas como el cine, la música y la publicidad, representó 4,5 por ciento del producto interno bruto británico en 2011, en comparación con un 2,8 por ciento en 2008, según el último análisis del gobierno del Reino Unido.

‘Elemento positivo’

La economía “flat white” constituye un elemento positivo raro dentro de un panorama económico de lo contrario deprimente. La economía del Reino Unido, que salió de una doble recesión en el verano de 2012, viene luchando por hacer pie. El PIB creció un magro 0,3 por ciento en el primer trimestre de 2013.

Una política de severos recortes en el gasto público recién comienza a sentirse en el gobierno del primer ministro conservador David Cameron. El desempleo, que alcanzó 7,8 por ciento en enero, sigue siendo alto. En febrero, la calificadora Moody’s Investors Service quitó al país la calificación Aaa para sus bonos, de la cual se jactaba.

En contraste con el bullicio de los cafés de Silicon Roundabout, a cinco años del inicio de la crisis financiera global el ánimo en la City sigue siendo taciturno. Aquí, mujeres y hombres con trajes a rayas caminan penosamente por las mañanas en medio de la semipenumbra de la primavera británica, avanzando entre torres de acero y vidrio llenas de escritorios vacíos.

‘Principales motores’

Los servicios financieros, el sector dominante en Londres durante los años 1980, se han debilitado pasando de más del 10 por ciento del PIB británico en 2008 a 9,4 por ciento en 2011.

“Aunque la economía se recupere, no esperamos que el empleo en los servicios financieros crezca muy rápido”, dice Harbron. El gobierno británico está desesperado por encontrar sectores que cubran ese vacío.

“Los principales motores de crecimiento en los 10 últimos años fueron las propiedades, los servicios financieros, la deuda de los consumidores y el endeudamiento público”, dice Rohan Silva, de 32 años, asesor principal de políticas de Cameron. “Tenemos que apoyar la economía sobre una base más fuerte y flexible: las ciencias de la vida, la tecnología verde y la tecnología digital”.

De todos modos, si bien la economía “flat white” gana terreno, los capitalistas de riesgo dicen que Londres tardará en rivalizar con polos tecnológicos más establecidos como Silicon Valley, el corredor tecnológico de Boston o Tel Aviv.

“Ninguno de los polos tecnológicos europeos se compara con Estados Unidos o Israel”, dice Hussein Kanji, un inversor privado de Londres.

Capital semilla

Los fundadores de las empresas emergentes en Londres fueron “menos ambiciosos” que sus homólogos estadounidenses y las probabilidades de dirigirse a mercados más pequeños fueron un 31 por ciento mayores, según un informe de 2012 de Startup Genome, un sitio en Internet que analiza la situación empresarial en el área de tecnología.

Las empresas londinenses también tuvieron dificultades para conseguir inversores de capital semilla dispuestos a poner entre US$500.000 y US$2,5 millones en nuevas empresas, dijo el informe. Por consiguiente, para cuando encontraron mercados probados para sus productos, estas empresas recaudaron en promedio un 81 por ciento menos de capital que sus equivalentes en Silicon Valley.

Con Silva, su asesor en materia de políticas, actuando como enlace de facto con la comunidad tecnológica, Cameron impulsó una serie de políticas destinadas a promover el espíritu empresarial, incluido un crédito relativo al impuesto a las ganancias de hasta 50.000 libras sobre las primeras 10.000 invertidas en una nueva empresa y una exención fiscal sobre los aumentos de capital. El gobierno también creó lo que se denomina una visa de empresario que facilita a los extranjeros crear empresas en el Reino Unido.

Pese a recortes en el gasto casi generales en el presupuesto 2012 –entre otros, 3.200 millones de libras en el gobierno local y 1.800 millones de libras en defensa- en un esfuerzo por equilibrar los libros del Reino Unido, Cameron encontró dinero para el polo tecnológico de East London.

Publicidad

Tendencias