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Exámenes médicos a US$2.500 para CEO llevan a ejecutivos a realizarse estudios que algunos médicos ponen en duda


Los exámenes físicos habituales son, cómo decirlo, algo que no sale de lo común. Durante una visita que tiene como propósito detectar una enfermedad más que prevenirla, el médico nos hace toser y mira las cifras de nuestros estudios. Si hay una anormalidad –la presión sanguínea se disparó o las enzimas del hígado están elevadas-, es nuestro tiempo el que se pierde mientras recorremos especialistas.

Ahora hay una alternativa que, sin excesivo rigor, se conoce como chequeo de salud ejecutivo. Los que participan en estos programas gastan US$2.500 y más para someterse a exámenes de última generación que duran un día y que brindan hospitales estadounidenses de primer nivel como el Ronald Reagan UCLA Medical Center de Los Ángeles y clínicas especializadas, como el Princeton Longevity Center de Nueva Jersey, pioneros en el mundo en ofrecer el servicio. El objetivo: un panorama más completo de nuestra salud, con informaciones más claras para tomar las medidas que correspondan, informará Bloomberg Pursuits en su número de Verano 2013.

El banquero de inversión Mark Sweeney se inscribió en el programa de Princeton luego de que su médico clínico le dijo que necesitaba estatinas para controlar el exceso de colesterol.

“Considerando los posibles efectos secundarios de la droga y la utilidad limitada de un análisis de colesterol estándar, ese camino no me convencía”, dice Sweeney, de 43 años, que vive en Nueva York y cuida su cuerpo de 5 pies 9 pulgadas (1,8 metros) y 165 libras (75 kilogramos) comiendo alimentos sanos y saliendo a correr regularmente.

Cuadro de colesterol

En el centro de Princeton, a una hora de auto de Manhattan, el día de estudios comienza con un análisis de sangre a las 9 de la mañana. En esta etapa, los pacientes como Sweeney se enteran de que su cuadro de colesterol se complicó en los últimos años, en tanto las investigaciones muestran que algunas formas del llamado colesterol malo o LDL pueden ser benignas.

“El análisis de colesterol común es tan útil como arrojar una moneda al aire”, afirma el Dr. David Fein, director del programa.

Los pacientes luego se someten a una tomografía computada de todo el cuerpo que Fein estudia en busca de tumores, aneurismas y acumulación de placas. Otra serie de estudios analizan la función pulmonar y la reducción de la densidad ósea, la audición y la visión. Los pacientes también ven a un fisiólogo, que busca desequilibrios o debilidades corporales, así como a un nutricionista, que da recomendaciones sobre la dieta.

Las docenas de hospitales que hoy ofrecen estos programas adoptan un enfoque similar, en el cual el aspecto de realizar todos los estudios en el mismo día está específicamente destinado a los ejecutivos atareados.

“Muchos de mis pacientes están de viaje la mitad del año”, dice el Dr. Mark Moon, director médico del Programa de Salud para Ejecutivos de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida. “A menudo esta es la única vez que ven a un médico”.

Cuando el día termina, a eso de las 4 de la tarde, los pacientes se van con sus tomografías y los resultados de sus estudios en una gruesa carpeta. En Princeton, si la recomendación de adelgazar 25 libras parece demasiado difícil, un programa de US$500 anuales incluye videoconferencias y una aplicación para iPhone para supervisar la dieta y el ejercicio.

A Sweeny ese seguimiento no le hizo falta, ya que Fein consideró que su estado de salud general era bueno, incluidos los niveles de colesterol que originalmente lo llevaron al Longevity Center.

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