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El cómic que cuenta cómo se siente una víctima de agresión sexual: “Dije no. Siempre dije que no. Pero él no paró” Violencia sexual

El cómic que cuenta cómo se siente una víctima de agresión sexual: “Dije no. Siempre dije que no. Pero él no paró”

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Como le sucedió a Ana, muchas veces la justicia no le cree a las victimas de violencia sexual cuando esta proviene de su pareja.


«Me llamo Ana y, hace unos años, fui violada. El agresor, a quien yo conocía, era en ese momento en quien más confiaba. No denuncié inmediatamente; lo cierto es que me costó mucho contárselo a alguien. Primero guardé silencio, tratando de comprender yo sola cómo algo así podía estar ocurriendo. Lloré mucho, me castigué, traté de apartarlo de mi cabeza y, al final, un día, fue incontenible: acudí a dos amigas y les conté lo que pude. El resto, lo que no fui capaz de expresar en palabras, lo dibujé».

Ésta es la historia -basada en un caso real- del cómic Buscando Justicia que la Asociación de Mujeres de Guatemala dio a conocer como parte de la campaña #YoTeCreo. Ana fue agredida sexualmente por un conocido y, cuando denunció, su testimonio no fue creído.

Una historia que se repite por miles de mujeres y personas en todo el mundo. Según ONU Mujeres, una de cada diez mujeres ha sido víctima de agresiones sexuales. Según datos del Ministerio del Interior de España, las violaciones perpetradas por agresores conocidos representan entre el 70 y el 80%, aunque éstas son las que menor repercusión tienen en los medios de comunicación y en la justicia.

La campaña #YoTeCreo busca concientizar sobre la injusticia y la revictimización a la que se ven sometidas las mujeres agredidas y sobre cuya palabra recae constantemente la sospecha. También se hace con la intención de contribuir a combatir los estereotipos sobre el consentimiento y sus límites en las relaciones sexuales.

En el proyecto yotecreo.net puede encontrarse la historia de Ana, así como el cómic que dibujó cuando no podía poner lo sucedido en palabras, y que los forenses no quisieron ver: materiales que ella comparte esperando que su historia arroje luz sobre este tipo de agresiones que permanecen como un tabú.

La historia de Ana, una mujer real que llegó a España como refugiada, fue contada por la Asociación de Mujeres de Guatemala para impulsar la campaña  #YoTeCreo, en nombre de todas las víctimas sexuales, y como parte de la batalla contra la falta de credibilidad.

Ana cuenta que dijo no, siempre dijo no, con palabras, con lágrimas, con forcejeos. Él nunca paró. Y aunque no recuerda cuándo exactamente, sus fuerzas para seguir negándose se agotaron: «Mi ánimo se quebró y mi voz se ahogó. Para él fue una victoria y ya no hubo límites. En la que fue mi primera experiencia sexual, Siddhartha M. me violó. Me obligó a llamarle “amo” y a repetir que yo era “su puta”. No cumplir sus órdenes conllevaba un castigo». La obligó a ver porno para aprender a hacerle felaciones: «Después decidió acabar en alguno de mis agujeros, lo que resultó en una penetración por vía anal. Ató un cinturón alrededor de mi cuello, me hizo andar a cuatro patas, desnuda, y mirarme al espejo para reconocerme como su perra». Después la amenazó, y la atemorizó, diciéndole que si lo contaba, todo el mundo pensaría que era «una puta»

Para Ana fue mejor no creer en la jusicia: «Me equivoqué. El proceso fue devastador. Pasé por varios abogados y psicólogos que ni comprendieron ni creyeron mi historia, como tampoco la creyó la jueza del caso. Me acribillaron a preguntas que no buscaban esclarecer los hechos, sino convencerme de que era yo la culpable». En su caso, la denuncia fue desestimada.

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