Publicidad
Leslie y Kathy ahora son Diego y Kathy: la historia de amor LGTB que derriba prejuicios Amor es amor

Leslie y Kathy ahora son Diego y Kathy: la historia de amor LGTB que derriba prejuicios

Laura Quintana
Por : Laura Quintana Periodista. Coach Ontológico y Mentora. Fundadora de El Mostrador Braga. Experta en comunicación estratégica, género e inclusión. Sígueme en Instagram @coachdevida_lauraquintana.
Ver Más

Qué se ama cuando se ama, se preguntaba el poeta Gonzalo Rojas. La respuesta parece más cerca al conocer la historia de esta pareja que está junta hace más de dos años y que ha vivido una prueba de amor que podría haber terminado con su convivencia, pero que, al contrario, solidificó lo etéreo del sentimiento. Hoy, Leslie es Diego y Kathy, su mayor apoyo.


¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es?…
¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en particular fugaces
de eternidad visible?
“Contra la muerte”, Gonzalo Rojas.

Desde niño, Diego Guzmán (enfermero de 29 años) relata que se sentía un hombre: “Tenía como tres años y no entendía porqué me ponían vestidos. Me los sacaba no porque fueran feos, sino porque me resultaba obvio, los niños no usan vestido. Me sentía disfrazado”.

A pesar de lo obvio en sus actitudes, él mismo cuenta que su madre “se hizo la lesa. Yo entiendo que no debe ser fácil, pero pienso por qué si ella veía tantos signos nunca me lo preguntó, nunca me orientó, no sentí su apoyo. Si no quise hacer el cambio antes fue por ella, por no dañarla”.

Fue precisamente un episodio familiar lo que a principios de este año lo llevó a tomar la decisión que soñaba: cambiar su sexo por el que, en sus palabras, le corresponde. «Pensé: ‘Estoy dejando de lado mi felicidad por la felicidad de mi madre’ y me dije: ‘No paso un día mas viviendo para otros, no quiero llegar a los 60 años en este cuerpo’”, recuerda.

La decisión ya la había conversado con Kathy, su pareja desde hace más de dos años. Ella lo relata así: “El día que me contó ya vivíamos juntos. Me dijo que desde chica siempre se sintió en el cuerpo equivocado y que le daba miedo por su familia. Estaba muy emocionado, sentí que confiaba mucho en mí como para contarme algo tan personal y agradecí ser más parte de su vida. Jamás pensé en dejarlo, nunca. Y ahí le dije ‘te voy a apoyar 100%, yo aperro y este amor que siento por ti no va a cambiar a pesar de que cambies físicamente’”.

Diego agrega: “Me conoció como lesbiana, se enamoró de esa apariencia, pero le dije quien quería ser, cómo era yo. Ella lo intuía, porque en la intimidad yo me comportaba como chico, pero igual es fuerte y ella ha sido apañadora full. Me dijo: ‘Si tú eres feliz, yo soy feliz, lo de afuera es un cáscara’”.

De Leslie a Diego

Juntos comenzaron la transición. Desde Osorno, donde viven, fueron a Concepción, donde está la sede más cercana de la Organización Trans Diversidades (OTD), que les brindó orientación.

“Dije: quiero ser Diego pero ¿cómo lo hago? Sentía que era la única persona de Chile que quería hacer un cambio de sexo, más de mujer a hombre que es menos común que al revés, no conocía a nadie. En la OTD me apoyaron mucho y me agregaron a un grupo de chicos trans. Estaba feliz, no era el único”, cuenta.

Luego de las reuniones, Diego accedió a la primera inyección de hormonas: “Para mí la primera inyección era súper importante porque era el inicio de concretar este sueño que tuve toda mi vida. Soy enfermero así que enseñé a Kathy a inyectarme para que ella lo hiciera. Fue un momento muy lindo, súper simbólico. Lloramos”.

Diego y Kathy se fotografían antes de la primera inyección de hormonas

El próximo paso fue más radical. “Desde que me salieron las pechugas me sentía incómodo, sentía que no era normal que a un hombre le salgan tetas y tomé la decisión de realizarme una mastectomía radical bilateral, o sea me las saqué. Sabía que no me iba a arrepentir. Hay cosas que parecen una tontería, pero yo quería vestirme de hombre y las camisas no me cerraban, además era bien voluptuosa”, explica.

En la operación Kathy fue fundamental, incluso en la discusión con la clínica para exigir que fuera tratado por su nombre social y no por el de su carnet de identidad. “Estaba preocupada que le pasara algo, más que cómo iba a cambiar por fuera, así que lo cuidé mucho. Siento que después de eso todo ha seguido igual, él está más vanidoso, eso sí (ríe), se compra ropa, se mira más al espejo, pero eso me alegra se ve más feliz, se ve más completo. Hemos tenido altos y bajos pero siempre lo superamos. Al principio cuando recién éramos amigas yo sabía que había algo que le faltaba para ser feliz y era esto”, dice.

Luego de la operación, Diego enfrentó a la sociedad y a sus colegas en el Hospital de Río Negro. “A mí lo que más me complicaba era el tema laboral, a través de la OTD enviamos una carta a mi jefa, la directora del hospital, Muriel Muñoz, solicitando que se me tratara con mi nombre social con todos los cambios que ello conlleva: una credencial con mi nuevo nombre, el reconocimiento de mi nueva identidad de parte de mis colegas y ser presentado a mis pacientes como Diego. Me sorprendió porque ella (se emociona) me apoyó desde el primer momento, y además mandó la misma carta al Servicio de Salud de Osorno donde fue respaldada por el Director del Servicio de Salud. Inmediatamente mandaron a hacer mi credencial con mi nuevo nombre y foto. Me sentí completamente apoyado, aunque algunos no se acostumbran y aún me dicen Leslie o ‘sita enfermera’”.

Ahí interrumpe Kathy: “Yo creo que al entorno le cuesta más que a la persona misma aceptarlo, a mí me molesta mucho, me da rabia que le digan Leslie o señorita, para mi Leslie no existe, le digo: ‘tú tienes que corregirlos y decirles no soy Leslie, soy Diego’. Yo voy a defender su identidad donde sea y con quien sea, y no permitiré que nadie lo discrimine”.

Diego explica que quiere que el cambio sea total: “Yo quiero cambiar mi sexo y mi nombre en el carnet de identidad, eso lo estoy viendo con un abogado, y cambiar el nombre en mi título profesional, las cuentas del banco, todo a Diego”.

Eso sí, lamentablemente esta historia tiene un lado triste: la familia de Diego le cerró todas las puertas, nunca aceptaron el cambio y culpan a Kathy de la decisión. “Me sentí muy triste, muy solo, toda mi familia cree que la culpable de todo es Kathy… siempre buscando inculpar a alguien y la rechazan. Mi papá me dejó de hablar al igual que mi madre y mis hermanos, el menor de ellos, me ‘sacó la chucha’ enfrente de mi mamá, sin que ella hiciera nada, mientras me gritaba ‘nunca serás hombre, maricón’. Ha sido muy duro, pero la familia de Kathy ha sido espectacular, me aceptó al 100%”.

“Viajé a Santiago a explicarle a mi mamá lo que iba a hacer Diego, para que entendiera bien y despejar sus dudas, y estoy feliz porque mi familia nos apoya con todo. Es más, con mi hermano son súper cercanos, incluso la mayoría de las veces se pone de parte de él”, cuenta Kathy.

Además Diego reconoce que “los amigos lo mejor, me decían ‘hueón, sabíamos, siempre fuiste Diego’. Te mentiría si alguno de ellos se alejó o tuvo algún problema, al contrario, mucho apoyo de gente que ni siquiera pensaba”.

Amor completo

Kathy y Diego celebraron la primera Unión Civil que se ha realizado en la pequeña comuna de Río Negro. “Nuestra relación se fue fortaleciendo, nos acercamos más, cuando ves que una persona entrega tanto, obvio que uno da todo. Nosotros celebramos una unión civil más que nada por el tema legal porque queremos tener hijos y estamos construyendo una familia”, explica Diego.

De hecho, en las publicaciones que comparten en Facebook, Diego postea: “Soñé que tenía una hija… ojos cafés, pelada, gordita, Kathy Flandez Asenjo”. “Y con ojitos traviesos”, le responde ella.

“Tenemos proyectos juntos como tener familia. Yo quiero ser mamá, lo hemos hablado de antes que llegara Diego. La gente me dice: ‘Pero cómo si a ti te gustan las mujeres’, yo les digo que me enamoré de la persona, la cáscara cambió pero la persona sigue siendo igual», cuenta Kathy. Y agrega: «Nuestro amor es completo, somos felices. Yo siento que estamos muy bien, el Diego ya es la persona que siempre quiso, y se nota su felicidad y eso ha cambiado nuestra relación para bien, estamos más juntos”.

Diego lo resume: “Me siento enamorado y feliz como nunca, siempre me faltaba algo, una pieza en el puzzle de la felicidad y creo que no habría sido así sin el apoyo de ella. Antes estuve con alguien que me amenazaba: si tú cambias, te dejo. Ella me hizo sentir amado tal como soy, respaldado y valorado. La amo muchísimo”.

Publicidad

Tendencias