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Ley Trinidad: exigen proyecto que promueva el parto humanizado y regule los derechos del nacimiento Proyecto busca respaldo

Ley Trinidad: exigen proyecto que promueva el parto humanizado y regule los derechos del nacimiento

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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Conmoción causó la historia de Adriana Palacios, joven de 19 años que, quien denuncia que con 40 semanas de embarazo, acudió seis veces al Sapu de Pozo Almonte debido a intensos dolores y malestares. Sin embargo, el personal médico consideró que no era nada grave y solo a la sexta vez decidieron enviarla al Hospital de Iquique para ver que pasaba. Su hija Trinidad, finalmente, falleció dentro del útero, por sufrimiento fetal, lo que hoy se investiga como una posible negligencia del equipo médico.


21 de julio. Esa era la fecha de parto que le habían dado a Adriana Palacios, una joven de 19 años, para que naciera Trinidad, su primera hija, cuando se realizó los primeros controles en Valparaíso. Sin embargo, ella y su familia viven en Pozo Almonte (Región de Tarapacá) y es ahí y en Iquique donde seguiría con la supervisión médica.

Pero cuando llegó la fecha señalada, no tuvo contracciones. Por eso el 25 de de ese mes fue derivada a Iquique, donde le dijeron que su fecha estaba mal calculada y le rebajaron las semanas de embarazo a 39 y 2 días. Aunque le ofrecieron alojamiento en el Hogar Intercultural por vivir lejos del centro médico -entre Pozo Almonte e Iquique hay casi una hora de distancia- la joven prefirió volver a su hogar. «Después de saber que mi hija no nacería en esos días ni me dejarían hospitalizada para controlarme yo misma pregunté a la Doctora si podía devolverme a Pozo Almonte ya que tenemos tres niños a nuestro cargo y una hermana pequeña. Su respuesta fue que sí ya que aún no estaba lista para parir aunque caminara harto y que cualquier cosa me acercara al SAPU», relata Adriana.

Fue el 30 de julio, cuando la joven comenzó su trabajo de parto. Al día siguiente fue hasta Iquique, pero le dijeron que no estaba lista porque no estaba dilataba. «Mi puente uterino estaba totalmente cerrado, mis contracciones eran fuertes pero como no dilataba (me mandaron) para la casa, y (ne dijeron) que si no tenía a mi hija en esa semana, el domingo 6 fuera a las 12 horas a hospitalizarme para inducirme el parto», cuenta.

Pero como Adriana siguió con diversas molestias y dolores, llegó hasta el Sapu de Pozo Almonte el 2 de agosto, en donde nuevamente es devuelta a su casa por “no encontrarse lista para el parto”. según el personal médico que la recibe.

Según Palacios, solo verificaban su dilatación y los latidos del bebé que hasta ese momento estaban bien. También dice que no la quisieron trasladar en ese momento porque era «una pérdida de tiempo» pues, si no dilataba no la iban a ingresar.

Pasó nuevamente el día y en la noche del 3 agosto, Jacqueline, la madre de Adriana, decidió acompañar a su hija nuevamente al SAPU, porque estaba perdiendo sangre y los dolores y molestias se hacían más intensas. Luego de un examen rápido, la doctora le informó que tenía 2 cms. de dilatación, por lo que si deseaba trasladarse al Hospital de Iquique debía ser por sus propios medios, ya que “era una pérdida de tiempo realizarlo en la ambulancia, debido a su poca dilatación”. Pero no pudieron hacerlo: la familia no cuenta con movilización propia y en ese horario no hay transporte público en Pozo Almonte. Además, según cuenta la joven, los taxis no la querían llevar porque estaba con vómitos y con mucho flujo, por lo que ningún chofer quiso asumir la responsabilidad del traslado.

Adriana tuvo que volver a su casa y se presentó nuevamente al día siguiente. Como seguía sin dilatar, le dijeron nuevamente que volviera más tarde, pese a que los latidos de su hija habían disminuido. Aunque la joven se fue, decidió volver antes del mediodía porque los dolores eran insoportables y estaba con una mucosidad amarillenta extraña, pese a que según la opinión de la matrona que la examinó era totalmente normal. Fue recién en esa sexta vez que deciden -ante la insistencia de Adriana- trasladarla hasta Iquique, aunque tuvo que esperar hasta pasadas las tres de la tarde que llegara la ambulancia. En todo ese tiempo, no volvieron a tomar los latidos del corazón de su bebé.

A las 16.18 del pasado 4 de agosto, la pequeña Trinidad ya no tenía latidos: había muerto en el vientre de su madre por sufrimiento fetal.

La joven madre en este estado de shock fue llevada a pabellón donde se intentó que tuviera un parto natural para sacar a su hija fallecida. Como el parto espontáneo no dio resultados, fue sometida a la técnica de fórceps que tampoco funcionó, por lo que terminaron realizando una cesárea después del desgaste físico y emocional que presentaba Adriana.

Ante la situación vivida, recurrieron al abogado Marco Antonio Quevedo quien interpuso una querella criminal contra todos quienes resulten responsables en el Juzgado de Garantía de Iquique, ya sean los funcionarios del consultorio de Pozo Almonte y/o los del Hospital regional de Iquique. La acción legal se basa en el artículo 491 del Código Penal que establece responsabilidad en «el médico, cirujano, farmacéutico, flebotomiano o matrona que causare mal a las personas por negligencia culpable en el desempeño de su profesión».

El Mostrador Braga intentó comunicarse con los centros de salud involucrados sin obtener respuesta. En un comunicado emitido por la Corporación Municipal de Desarrollo Social  de Pozo Almonte (Cormudespa) se señala que el consultorio «le asistió conforme a los protocolos existentes efectuando las derivaciones necesarias al hospital».

A su vez, el Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Regional informó que el 2 de agosto, Adriana comenzó con los primeros síntomas de trabajo de parto pero «sin condiciones obstétricas que indicaran pensar en trabajo de parto». Además, señalaron que el 4 de agosto la joven llegó el hospital con muerte fetal intrauterina y que el parto vaginal es el protocolo para estos casos, según consignó La Estrella de Iquique.

Pero además de la búsqueda de justicia, el abogado de la joven explicó en el programa Iquique al Día que con esto también esperan «realizar gestiones para que se impulse un proyecto de ley que está detenido en el Congreso Nacional a fin de reglamentar y sancionar la violencia obstétrica, porque la verdad nadie se merece el trato inhumano, bestial y degradante que recibió Adriana en el Hospital de Iquique y en el Centro de Atención Familiar de Pozo Almonte».

Ley Trinidad

Con el caso de Adriana, se ha reactivado el debate público sobre el proyecto de Ley por el Parto Humanizado, llamada ahora Ley Trinidad.

Durante varios meses, la Coordinadora por los Derechos del Nacimiento (CDN) y otras organizaciones relacionadas con el tema estuvieron trabajando en un proyecto que sería presentado en el parlamento en marzo de este año con el apoyo de los senadores Carolina Goic y Ricardo Lagos Weber, lo que finalmente no sucedió.

Pese al interés de los parlamentarios, la urgencia de otros proyectos de ley o la espera del patrocinio del Ministerio de Salud postergó indefinidamente la presentación, cosa que ha sido cuestionada por las organizaciones que trabajaron en la iniciativa.

«Luego de eso, como CDN lo mejoramos (el proyecto) y actualmente estamos en una mesa de trabajo con el diputado Daniel Melo y buscando apoyo de otros diputados para que ingrese como Ley Trinidad», explica María José Fuentes, vocera de la coordinadora.

«Hoy el caso de Trinidad nos obliga a mirar este tema de la violencia obstétrica, porque la magnitud de las consecuencias lo hacen visible, y porque empatizamos con ella, pero este tipo de violencia la viven y padecen muchas mujeres de manera permanente, diariamente, y este caso nos impulsa a decir No más», sostiene Fuentes.

Al respecto, el diputado Melo señaló que «el buen trato hacia la mujer y el fin de la violencia de género es algo que se debe abordar desde todas las dimensiones y, sin duda, también debe serlo desde el ejercicio del derecho a un parto digno, bien cuidado pero también, tratado de manera humana, sin violencia. El Estado debe ser promotor de una ley que vele por el buen trato de la mujer y del lactante al momento del nacimiento, por nuestra parte como Bancada PS, estamos disponibles para impulsar una ley en este sentido, una Ley Trinidad».

El proyecto establece que «las complejidades que surgen en torno al nacimiento y eventual violencia obstétrica que reciben las mujeres al momento de ser atendidas y al parir en centros de salud en Chile, tanto privados como públicos, se ha situado como una problemática de Estado.  Por consiguiente, es una prioridad perfeccionar la débil legislación vigente en esta materia y propender a la creación de leyes que velen por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y sus familias durante los procesos que requieren de atención ginecobstétrica».

Así como pide al Estado chileno respetar los acuerdos internacionales que comprometen a eliminar todo tipo de violencia de género y prácticas que atenten contra los derechos humanos, también «contempla el derecho que le asiste a la mujer de ser tratada con respeto por parte del equipo de salud durante la gestación, al momento del parto y durante su puerperio de modo personal e individualizado»

Además, busca eliminar ciertas prácticas y procedimientos de rutina «que no se justifican en mujeres de bajo riesgo obstétrico- que corresponde a alrededor del 70 y 80% de las gestantes- y cuyo uso está contraindicado por las recomendaciones internacionales y nacionales de atención de salud». Eso incluye negar la libertad de movimiento a la mujer en trabajo de parto y confinarla a la cama, no ofrecer la posibilidad de ingerir alimentos y líquidos, no ofrecer la posibilidad a la mujer de estar acompañada de manera continua por las personas que ella desee, realizar inducción mecánica o farmacológica del trabajo de parto y conducción oxitócica del trabajo de parto que no sean basados en la real necesidad materna y perinatal y por motivos sin justificación médica, romper membranas de manera artificial, limitar los tiempos de cada etapa del parto, entre otros.

Según el diagnóstico de la CDN, este proyecto es urgente y necesario en nuestro país porque son miles las mujeres que reciben malos de parte de los profesionales de la salud, además de intervenciones y cesáreas innecesarias y prácticas obsoletas que terminan dañando su integridad física, psicológica y emocional, cobrando incluso vidas humanas como en el caso de la pequeña Trinidad.

Por eso existe una petición para el Congreso en la plataforma Change.org para  exigir una ley de Parto Humanizado en Chile.

Mientras, Adriana y su familia dicen que llegarán hasta las últimas consecuencias para lograr justicia para Trinidad. Y si bien se intentan recuperar de la pesadilla que vivieron, los días no son del todo fáciles, no solo por carecer de medios económicos sino por el trauma tanto sicológico como físico que generó esta amarga experiencia.

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