El incidente, que ocurrió hace 14 años, fue uno de los más polémicos de la televisión estadounidense hasta ese entonces.
La última vez que Justin Timberlake actuó en un Super Bowl, el evento deportivo anual con más audiencia en Estados Unidos, las cosas no terminaron bien.
Al final de una vibrante presentación de medio tiempo junto a la entonces muy popular Janet Jackson, el exintegrante de NSYNC subió la mano hacia el pecho de su compañera, le agarró una esquina del vestido y, de un tirón, le dejó el pezón derecho al aire.
Era 2004 y, hasta hoy, es considerado uno de los momentos más controversiales de la historia de la televisión estadounidense, un incidente por el que todos los implicados tuvieron que pedir disculpas y soportar burlas, amonestaciones y hasta demandas.
Este domingo, 14 años después, Timberlake volverá a actuar en los esperados 12 minutos del medio tiempo del Super Bowl y, nuevamente, la polémica está servida.
Medios estadounidenses y organizaciones feministas han cuestionado la invitación al artista, no por su actuación en sí, sino por la «exclusión» y el supuesto «machismo» contra Jackson, cuya carrera, según los especialistas en el mundo del espectáculo, se desplomó a partir de lo que se bautizó como «Nipplegate» (Pezóngate, en español).
Para The New York Times, «en el contexto del movimiento #MeToo (que reivindica a las mujeres víctimas de acoso), la situación se presenta como una demostración de cómo la culpa de la víctima sostiene el privilegio masculino».
Mientras, los seguidores de la artista -hermana del fallecido Michael Jackson- iniciaron una campaña para denunciar su supuesta «marginación» y exigir a Timberlake que la invite a cantar con él en Minneapolis sobre el escenario, como hizo ella con él en 2004.
Nunca han estado claras las circunstancias de aquellos hechos, pero en entrevistas recientes y a partir del anuncio de su participación en el medio tiempo del domingo, el músico sugirió que ambos acordaron hacerlo, aunque se lamentó nuevamente y dijo que sería algo que no volvería a hacer.
Pero ¿qué pasó con los dos intérpretes después de aquella actuación que todavía sigue generando controversia en la memoria de muchos?
Las consecuencias de aquella tarde de febrero de 2004 todavía se sienten en Estados Unidos.
El gobierno impuso una serie de restricciones en la difusión de estos eventos televisivos en vivo, que van desde restringir el contenido sexual permitido a algunas cadenas hasta la trasmisión de los programas con una demora de unos segundos para posibilitar su censura en los casos en los que se requiriera.
Uno de los creadores de YouTube, que apareció un año después, comentó que la dificultad de encontrar un sitio en internet con la repetición del video del espectáculo fue lo que lo inspiraró a crear la plataforma.
En términos lingüísticos, la terminación «gate» (puerta, en inglés) comenzó también a utilizarse para definir términos relacionados con controversias políticas y culturales, como no había sucedido desde el caso de Watergate, en la década de 1970, que le costó la presidencia a Richard Nixon.
Se dice, además, que nunca tanto se habló de pezones en los medios estadounidenses como entonces.
Varios estudios sugieren que la publicidad del espectáculo también se hizo más aburrida y «puritana» a partir de entonces.
Pero la imagen de la mujer en este tipo de eventos también se vio afectada.
El medio tiempo del Super Bowl se convirtió durante el resto de la década en un espectáculo para rockeros masculinos de otra época (desde Paul McCartney hasta The Rolling Stones) y no fue hasta 2011 cuando recuperó el aura juvenil y pop que lo había caracterizado en sus inicios.
De acuerdo con la revista Variety, la peor parte le tocó a Jackson, que vio su carrera «hundirse» a partir de entonces, mientras que la de Timberlake florecía.
Si el ex NSYNC utilizó los Grammy de 2004 para arrepentirse por lo sucedido, a Jackson le cancelaron la invitación al evento e incluso, según Variety, le negaron cualquier plataforma para que hiciera pública su disculpa.
Y mientras las disqueras continuaron ofreciendo contratos y proponiendo giras al joven, la cantante vio cómo compañías como MTV y otras plataformas de radio y video incluyeron su música en su lista negra.
Jackson, que hasta entonces había colocado varios de sus temas en el número 1 de la lista de Billboard, nunca volvió a situar una de sus canciones entre las más populares.
Mientras, Timberlake ha ubicado cuatro sencillos en la cabeza de esa lista desde el incidente.
De acuerdo con la publicación online The Daily Beast, no fue hasta el lanzamiento de su último álbum, Unbreakable (2015), su embarazo y su regreso a los escenarios con su gira State of the World, que finalmente, Jackson «se libró de más de una década de culpa indebida».
«Mientras, el artista blanco en el centro de la controversia no recibió ninguna de las consecuencias», señala el medio especializado en cultura pop.
Otros medios especializados, como Reffinery29, cuestionaban cómo la polémica en torno a lo sucedido se centró en cuestiones de puritanismo, moralidad o vergüenza en lugar de criticar la imagen que se trasmitió del cuerpo de la mujer como algo «desechable» y «utilizable» al antojo de la figura masculina.
Pero las acusaciones de machismo en torno al Super Bowl no terminan ahí.
Para algunos, el uso de una publicidad marcadamente masculina también constituye un lastre para el evento que, según sondeos, tuvo a las mujeres como el 49% de su audiencia en 2017.
Hasta el momento se desconoce quiénes serán los invitados de Timberlake para compartir los 12 minutos que constituyen la parte central del espectáculo deportivo más popular en Estados Unidos.