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“Cuando nos convertimos en madre, nos convertimos en invisibles”: Cuáles son los síntomas de la depresión post parto y cómo reconocerla Madres que la padecen además son estigmatizadas

“Cuando nos convertimos en madre, nos convertimos en invisibles”: Cuáles son los síntomas de la depresión post parto y cómo reconocerla

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Deborah Sepúlveda Pozo
Por : Deborah Sepúlveda Pozo Estudiante de Periodismo, Universidad de Chile
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“Todos están encima de la guagua y tú como que pasas a un cuarto o quinto plano. Y tú misma mismo te pasas a un cuarto y quinto plano”, sostuvo la psicóloga Varinia Signorelli sobre esta condición que puede llegar a afectar a las mujeres tras convertirse en madres. Pero además hay que saber distinguir la depresión posparto del Baby Blues, otro tipo de periodo normal tras el parto.


La llegada de un bebé está socialmente visto como motivo de regocijo dentro de una familia, en especial para la madre y el padre. Sin embargo, tras el parto se producen diversas situaciones que puedan dificultar la asimilación de esta nueva vida junto a un ser humano dependiente de la mamá. La experiencia es tremenda y eso conlleva a un revoltijo emocional en los principios días del recién nacido.

“Hay un período que son los 3 a 5 primeros días que se llama Baby Blues y qué está reconocido como un período en el que hay un desequilibrio hormonal producto del parto. Esto va a generar en la mujer inseguridad, sensación a veces de desagrado, dolor
mezclado entremedio, inflamación y de adaptación a este proceso genera desequilibrio. El Baby Blues nos pasa a todas las mujeres, y también está estudiado en los mamíferos”, comentó Bárbara Núñez, matrona activista de Parir-nos.

Y asegura que es después de esos primeros 5 días que la mujer debiera habituarse a esta nueva vida, las hormonas empiezan a estabilizarse y su ánimo debiese mejorar con esta estabilización. Tras esto sería apropiado reconocer síntomas de una depresión posparto, aunque se es propensa a la aparición de estos incluso desde el primer día de nacido el bebé.

“Lo que ocurre principalmente, y de donde se agarra, son dos cosas porque está mezclado todo el desequilibrio hormonal que viene a nivel del cerebro que elimina diferentes hormonas que hace que una esté más sensible, además hay un tema propio”, explicó Núñez.

“Si una mamá sin depresión posparto, la guagua llora y le da leche, la mamá con depresión posparto no son capaces de responder. Muchas no podemos o no queremos hacernos cargo”, comentó la psicóloga y madre bloguera (supermadre.net) Varinia Signorelli.

El diagnóstico

El Chile Crece Contigo, programa de protección a la primera infancia, obliga a los profesionales de la salud de atención primaria a atender a la mujer y al recién nacido entre el séptimo y décimo día después del parto.

“Después de que pasan esos primeros 5 días, el control en la salud pública de la puérpera, es al séptimo día. A esa fecha ya el Baby Blues debiese ser superado. Entonces, cuando nosotras evaluamos a las mujeres al séptimo día, después a los 15 días de vida las evalúa de nuevo una enfermera en la atención primera, y aplica la Escala de Edimburgo, ya con un puntaje mayor a 3 es derivada a asistencia psicológica. Y es el psicólogo el que va a determinar si necesita apoyo psiquiátrico, y es él quien deriva a psiquiatría”, indicó Nuñez como procedimiento obligatorio que tienen en el Cesfam.

“Porque en el hospital público, los tres primeros días que está la mujer en la clínica no hay evaluación psiquiátrica, ni psicológica, al menos que haya algo muy marcado. Por ejemplo, un bebé que falleció o un bebé que nació con algún problema neurológico y la mamá no lo esperaba, normalmente ahí inmediatamente en nosotras se torna una depresión y el psicólogo entra en juego”, agregó.

La matrona además reveló que una persona puede incluso ser propensa a sufrir esta condición tras el parto, como cuando la persona anteriormente ha tenido depresión en su vida o incluso habiendo tenido depresión posparto con otro hijo.

Núñez agregó también que algún trauma vivido en el parto o sufrir violencia obstétrica «podría resultar un agravante que va a provocar que esta mujer tenga una depresión. El no apego piel con piel las primeras horas de vida, el haber tenido una dificultad o problema emocional durante la gestación, falta de apoyo o soledad durante los primeros días, no apoyo de la pareja o la familia, ese tipo de cosas podrían generar o detonar una depresión posparto”.

Signorelli por su parte recomienda estar atentas a los primeros días de vida del recién nacido y estar conscientes de su estado, pues “es necesario tratarlo, porque la mamá no responde a las necesidades de la guagua”. Y es que esta no respuesta a las necesidades del recién nacido puede afectar en su salud y traer dificultades a futuro.

“La calidad de esos vínculos primarios, es decir, la forma en que me trató mi mamá, la forma en que yo me vinculé con mi mamá cuando nací, yo de esa manera voy a aprender a desenvolverme en el mundo. La mamá en el fondo es como la seguridad y el amor, y yo aprendo a amar según como me amaron”, comentó Signorelli.

Y agregó: “No necesariamente va a tener una patología cuando sea grande, pero si va a dibujar nuestra vida emocional en términos de los afectos a futuro”.

Por otro lado, Nuñez explicó que “hay mucha bibliografía y estudios científicos que hablan que el tipo de lactancia, el tipo de apego que establece la mamá y la guagua durante los primeros días va a determinar situaciones en un bebé a los 3 años: adaptación a la sala cuna, capacidad de enfrentarse a un problema, resolver conflictos sociales con niños de su edad. Entonces ahí ya hay una evidencia que ya nos muestra que, si la mamá no se vincula con este bebé, no le da leche y no hay apego dentro de los primeros 10 días o un mes, va a generar un ser humano más inseguro, con dificultades sociales”.

Una experiencia difícil

La psicóloga Varinia Signorelli comenta que no todas las mujeres sufren de la depresión posparto, pero sí del Baby Blues. Pero quienes caen en depresión viven una experiencia compleja que necesitar ser tratada.

“Sufrí depresión post parto en el año 2000, después del nacimiento de mi segunda hija”, relató Guiliana Caviedes (44), madre de dos hijas que experimentó lo que es sufrir de esta condición.

“Fui al médico general, el que me derivó a un psicólogo, tratando mi depresión sólo con terapia grupal. No me podían medicar pues estaba amamantando”, contó la madre.

“Fue un período muy agotador, pues estaba con una bebé y una hija de 3 años a quien cuidar y atender prácticamente sola. Mi marido estaba 12 horas fuera de casa por su trabajo. Tener que cumplir como madre y dueña de casa al 100% y no tener
ganas de hacer nada, es muy desgastante”, agregó.

La terapia grupal la ayudó a sobreponerse, además del incondicional apoyo entregado por su madre y marido, cosa que las profesionales creen importante para la madre en sus primeras semanas.

“El consejo de la terapeuta era: tienes que hacer algo por ti y para ti. Ejemplo, si tú te sientes gorda, vas al gym y comes sano, ocupa tu tiempo libre en algo útil y que te guste. Yo en ese tiempo, durante más de un año, bordé una alfombra”, comentó Caviedes.

Javiera Meneses (24), una joven madre de tres hijos también sufrió de depresión posparto. “En ambos embarazos sufrí depresión. En mi primer embarazo, con 17 años, el cambio de vida fue muy fuerte. De pasar de ser una estudiante de buenas notas a pasar todo el día en casa y dejar el colegio. En mi segundo embarazo, el pasado año, fue más fuerte, porque fue gemelar”, relató.

Tras su segundo parto no se le diagnosticó la depresión posparto, pero ella ya estudiaba psicología y sabía de lo que estaba pasando. “Nadie me diagnosticó como tal, pero yo sabía lo que era. Solo quería llorar, encerrarme sola, no tenía ganas de bañarme, de arreglarme… solo quería volver a estar sola. Tenía rabia de las decisiones que había tomado. Suena fuerte pero no quería ser mamá”, afirmó, aunque a estas alturas ya se le está pasando y ha ido mejorando.

Algo fundamental ha sido todo el apoyo de su entorno. “Cuando notaron que no estaba bien, me cuidaba a los niños para salir un rato, ducharme tranquila, salir a comprarme mis cosas”, dijo y agregó: “Se me ha ido pasando, como que intento recordar que aún soy joven, que tengo 24 años y que tengo derecho a divertirme, a volver estudiar”.

Tratamiento y estigma social

El tratamiento varía dependiendo del nivel de depresión que arroja tras el Test de Edimburgo, y puede ser desde terapia individual, grupal o incluso, si el profesional considera que la madre corre peligro, llega a suministrar fármacos.

“Siempre hay que buscar el origen de las cosas y para eso hay que hacer un análisis de terapia psicológica, acompañada de una intervención psiquiátrica con medicamentos porque afecta en la vida de la persona en el minuto. El psiquiatra va a decidir cuál es el medicamento o compatible con la lactancia, o incluso en algunos casos va a decir si la vida de la madre o el recién nacido corren riesgo, acá es más importante que la mamá se dedique a el proceso de lactancia”, señaló Varinia Signorelli.

Pero además surge otra problemática que conlleva incluso la depresión posparto y es el estigma social que se le pone a la mujer luego de ser madre.

“Entonces muchas veces el diagnóstico de la depresión posparto es muy difícil de lograr, porque muy pocas mujeres reconocen o aceptan que en la pauta hay una cantidad de puntaje alterado. Tienden a esconder esas emociones y sensaciones que ellas tienen, y no las manifiestan”, dijo Bárbara Núñez.

También agregó que “hay una presión social. Hay una construcción en torno al ser ‘buena madre’, el hacerlo bien, estar contenta. El que el ser madre tiene que significar el regalo más maravilloso de una mujer y no puede estar triste. Entonces tienden a esconder esas situaciones, no es algo que socialmente sea aceptado el decir que no quieres amamantar o no te gusta, hoy que hay todo un movimiento de la lactancia materna y que hay que protegerla”.

“Cuando nos convertimos en madre, nos convertimos en invisibles”, afirmó por su parte la sicóloga. “Todos están encima de la guagua y tú como que pasas a un cuarto o quinto plano. Y tú misma mismo te pasas a un cuarto y quinto plano”, comentó la especialista.

“Se deja de mirar la necesidad de las madres y se le empieza como a exigir demasiado socialmente. Y como tienes depresión posparto, digamos que no puedes decidir bien, porque no respondes a las necesidades de la guagua, eres juzgada”, acotó.

“Ser mamá no es lo único que nos define”, aseguró Javiera Meneses. “Las mamás son súper delicadas a los comentarios. Una por miedo no lo dice, porque te dirían mala mamá o cómo me gustaría haber sido mamá y tú tienes tres. Cosas así”, agregó la joven madre.

“Tal vez ahora es más conocida esta enfermedad y lo entienden socialmente. Hace 18 años no se conocía tanto, pero en mi caso particular tuve mucho apoyo de mi madre y de mi marido”, expuso también Guiliana.

“Hay una construcción social de lo que una debe ser como mamá y entonces a eso, una le suma todas las inseguridades también y de no ser calificada como mala madre. Y es un tremendo peso que tenemos nosotras las mamás, la culpa”, aseguró la matrona.

“Siempre es culpa de la mamá, si alguien hace algo es un Hijo de… y si hace algo bueno, es un hijo de tigre. Si alguien hace algo es como dónde estaba la madre, ¿Y el papá, la abuela o la tía?”, puntualizó por su parte la psicóloga y mamá bloguera.

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