BRAGA
La actriz utilizó su propio ejemplo y el de la duquesa de Cambridge, Kate Middleton. Luego de dar a luz, la esposa del futuro rey de Inglaterra salió a la puerta del sanatorio con la niña en brazos luciendo espléndida, «mostrando la cara que el mundo quería ver», de acuerdo a la descripción de Knightley.
A través de un revelador ensayo, la reconocida actriz Keira Knightley abordó las vicisitudes de la maternidad y cuestionó la manera en la que muchas mujeres ocultan -detrás de la perfección de una imagen- toda la transformación física que implica dar a luz a un hijo.
Según consignó La Nación de Argentina, la actriz utilizó su propio ejemplo y el de la duquesa de Cambridge, Kate Middleton. Luego de dar a luz, la esposa del futuro rey de Inglaterra salió a la puerta del sanatorio con la niña en brazos luciendo espléndida, «mostrando la cara que el mundo quería ver», de acuerdo a la descripción de Knightley.
En una carta dirigida a su hijo, la actriz contó cómo fue dar a luz. «Mi vagina se rompió. Saliste con tus ojos abiertos. Los brazos levantados en el aire. Gritando. Te pusieron encima mío, cubierta de sangre, de vérnix, tu cabeza deformada por el parto. Palpitando, jadeando, gritando. Te trabaste en mi pecho de inmediato, hambrienta. Recuerdo el dolor. La boca cerrada alrededor de mi pezón, succionando. Recuerdo la caca, el vómito, la sangre, los puntos. Recuerdo mi campo de batalla. Tu campo de batalla y tu vida palpitando. Sobreviviendo. ¿Soy yo el sexo débil? ¿Eres tú?».
La actriz cuestionó la imagen de perfección que Middleton mostró cuando tuvo a su hija. «Lo vimos en la televisión. Kate salió del hospital siete horas después con el rostro maquillado y tacos altos. La cara que el mundo quería ver. Oculta. Oculta nuestro dolor, nuestros cuerpos partiéndose, nuestros pechos goteando, nuestras hormonas fuera de control. Muéstrate hermosa. Muéstrate con estilo, no muestres tu campo de batalla, Kate. Siete horas después de pelear con la vida y la muerte, siete horas después que tu cuerpo se abriera, y una vida saliera gritando y sangrando. No lo muestres. No lo cuentes. Párate ahí con tu bebé y sé el blanco de un grupo de fotógrafos hombres».
