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El linchamiento público de la bufona Yo opino

El linchamiento público de la bufona

Su Opazo
Por : Su Opazo Socióloga, standupera lesbofeminista
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Ese día en la Quinta Vergara miles de mujeres al unísono pifiaban a otra mujer, tal como hacen los programas de farándula con las mujeres criticando su ropa y su vida privada, y como hacen las mujeres despolitizadas con otras. Simone hace tanto tiempo señalaba que el enemigo no sería tan fuerte si no tuviera aliados en los mismos dominados.


Hacer comedia es igual a tener sexo o hacer el amor, para les más romanticones. El consentimiento es fundamental para que la experiencia sea un éxito, si una de las dos o más partes no quiere, no resulta. Es muy difícil entonces convencer a uno que desde el comienzo no te viene a ver a ti, no te quiere y no le gustas. Sin embargo, algunos lo han logrado, como es el caso de la gran Piare con P en El festival de Talca.

Talca, ciudad en donde la derecha gana todas las elecciones, la querían hacer bolsa a pifias como con los anteriores comediantes, pero Piare logró ponerse más choriza, más buena para el leseo, le paró los carros a la galería y les dio risa la actitud, como cuando un pastor alemán es atacado por un gato recién nacido.

Fue valiente, inteligente, hábil, jugada. También por otros factores. Por lo que Piare representa…, una mujer de las clases menos privilegiadas, bonita, juguetona, divertida y además, sobre tacones, pelo largo. Al fin y al cabo, una mujer que la masculinidad acepta en ciertos momentos para su goce. No como sería el caso de una camiona -claro si fuera yo para allá-, ni como es el caso de una mujer de clase acomodada, sofisticada y segura de sí misma, que bebe whisky en el escenario o que no quiere tener hijos y no anda sonriente haciéndose la tontita, como es el caso de Jani Dueñas.

Sortear las pifias es el reto en los festivales. Pero, ¿qué onda las pifias, qué significa pifiar? Antiguamente te lanzaban tomates, o sea el público llegaba a pegarte lanzándote cosas si no le divertías, el rey mandaba a cortarle la cabeza al bufón si algo no le parecía bien. Ahora los tomates están muy caros, no los vamos a andar tirando, pero sí existe la violencia verbal y simbólica que el público ejerce ese día en el lugar, y claro, los tomates ahora son post de Twitter o Instagram donde una sociedad herida saca afuera el odio y la rabia. ¿Qué significa todo esto? Si eres aburrido y fome, ¿te puedo sacar a pifias? Es que la pifiaron porque era fome, dicen, claro, porque pifiar es diversión, es divertido insultar a una persona entre varios, entre cientos, entre miles. Es como una extensión del acoso escolar o las violaciones colectivas, y es que una cultura de la violación donde se vende tan bien el gangbang, por qué no asistiría feliz a pifiar en masa al comediante que encuentra fome. Ahí tiene tanto sentido ese -“hace tiempo que no me come nadie, por lo menos me comió el monstruo”. Pero claro, es más bien un abuso colectivo antes que una relación consentida.

Ese día en la Quinta miles de mujeres al unísono pifiaban a otra mujer, tal como hacen los programas de farándula con las mujeres criticando su ropa y su vida privada y como hacen las mujeres despolitizadas con otras. Simone hace tanto tiempo señalaba que el enemigo no sería tan fuerte si no tuviera aliados en los mismos dominados.

Yo jamás había ido al festival, porque claro que es el Festival del fascismo desde los tiempos de Pinocho, no es como dice Pamela Jiles lo popular a secas, es el pueblo facho, el pueblo de la Udi, de la señora Lucía, el pueblo machista, Lucho Jara, Raquel Argandoña. Ese es el pueblo de la Quinta Vergara y fue una pesadilla estar ahí y verlo y sentirlo disfrutando al humillar a una compañera. No puedo ni imaginar lo que sería tratar de ser el bufón en ese reinado de Reginato.

Luego las evaluaciones y la crítica, miles de hombres y mujeres evaluando la rutina. Que es fome, como si se pudiera ser divertido en medio de la odiosidad, miles de mujeres gritando ándate y la rutina debería ser divertida…

Pifiaron antes durante y después, y yo en lo personal no creo que podría hacer reír a alguien mientras me insulta. Como decía antes, la comedia es como tener sexo y el monstruo no quería.

Pienso en lo personal que ahí preguntar “¿Quieren que siga?” Fue una forma de hacer literal el “No” y que los conductores fueran a terminarlo, no lo veo como una falta de táctica, tampoco hay que subestimarla a ese nivel. Preguntar a la masa era una manera de decir. “Ves que no quieren. Terminemos con esto”. Así lo veo yo. Tres veces tuvo que preguntar para que los animadores fueran a sacarla, porque nada da más puntos de audiencia que ver a una mujer comediante y feminista siendo agredida.

Esto tenía que pasar, yo lo sabía.

A Valdebenito no le pasó por varios factores, porque fue la primera y el factor sorpresa la ayudó, no quiero restarle mérito, ella fue una valiente y la voy a respetar siempre por eso. Pero realmente en ese tiempo el feminismo no era un feminismo de masas en ese público, ni siquiera sabían lo que era feminismo, mientras hoy han tenido años para juntar odio. Donde hay poder hay resistencia y así como el feminismo se fortalece y masifica la resistencia más rancia también, ambas posiciones se radicalizan y ese día el patriarcado se dio un festín, fue un gran teatro de la crueldad que aún persiste.

El Monstruo no quería con Jani, por lo que ella representa más que por la calidad de la rutina. Como decía Carolina Arregui, “qué se cree de subir bebiendo whisky, con tatuajes, diciendo garabatos, un poco autosuficiente, que no quiere tener hijos… un horror”. Esa Carolina que al otro día lloraba de risa seducida con un comediante hombre con tatuajes, que decía garabatos y que la Quinta disfrutó casi tanto como a Dino Gordillo, que hablaba de -“Esta huevona” refiriéndose a su pareja.

Esto no me sorprende, ni esperaba ni espero nada del público de Viña. Pero sí es muy doloroso ver a las disquefeministas correr a sacar el feministometro y decir que Jani perjudica la causa. Ver a las compañeras evaluando a la comediante por su activismo o a su activismo por su comedia es hacerse parte del linchamiento público.

El feministometro es al final de los finales, pura envidia y misoginia disfrazado de radicalidad. Y es lo que el patriarcado quiere, vernos peleadas, descalificándonos públicamente.

Yo no le voy a pedir a la comediante que sea perfecta o a la feminista que no se equivoque, no voy a tirarle ni la primera ni la última piedra, voy a estar ahí como ese día, con la frente en alto, pensando en que hay enemigos que cuando te odian te hacen sentir orgullosa de ti misma.

Y sentí cierto orgullo en ese momento por la valentía de mi compañera comediante que se paró frente al monstruo como diciendo, no me vas a ver llorar ni pedir perdón, como salen varios de aquí. Y como feminista un respeto infinito a la mujer abucheada en masa, porque frente a todo tipo de abuso, individual o colectivo, nos paramos, nos arreglamos un poco y seguimos adelante, porque es justo lo que no quieren. Y Ustedes compañeras, ¿la van a ayudar a pararse o a desaparecer?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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