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UE-Colombia: que el esfuerzo por la mujeres no sea en vano BRAGA

UE-Colombia: que el esfuerzo por la mujeres no sea en vano

Colombia fue el primer país en asumir la resolución 1325 de la ONU sobre mujeres en un postconflicto. A tres años de la paz, ¿cómo están las cosas? Especialistas y lideresas presentes en Bruselas hablaron con DW.


«Colombia, en su negociación de los acuerdos de paz, fue ejemplar y pionera a nivel mundial en incluir el enfoque de  género”, dice a DW Anna Balaguer,  especialista en género de la organización  humanitaria Mundubat.

Justo ahora que van a cumplirse 20 años de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobara «la 1325”, los acuerdos logrados en el país sudamericano se ven como modélicos.

Esa resolución ponía de relieve, por primera vez en la historia, lo vital de incluir las necesidades de mujeres y niñas en procesos de postconflicto.

«Ya no se trataba de que los señores de la guerra se sentaran a negociar y a decidir, sino que se incluyó la visión de las más afectadas por el conflicto”, agrega la especialista de Mundubat, quien viene de culminar un proyecto de seis años con mujeres indígenas y afrodescendientes en zonas muy golpeadas de Colombia.

Reclamos por el no cumplimiento del acuerdo

En un primer momento, todo  el esfuerzo se concentró en la capacitación política de estas mujeres y sus redes. Luego, en su participación activa en los diálogos de La Habana y en las posibilidades de transformación que podría traer el acuerdo. Desde hace tres años estas mujeres hacen seguimiento de la implementación.

«Ahora llegan a las instituciones europeas, a reclamar por lo no está ocurriendo”, sigue Balaguer.  ¿Y qué es lo que no está ocurriendo? «La instancia especial para el seguimiento de género está sin recursos. Y  la revisión de las causas estructurales de una  violencia que se exacerba en el conflicto armado no se está dando”, agrega.

Joana Costa, Vorsitzende des Rates der Indianer Gemeinden aus dem Cauca (DW/M. Banchon)Joana Costa, representante del Cabildo Indígena del Cauca, en Bruselas (18.02.2020)

De 122 medidas con enfoque de género que se contemplan en los acuerdos, sólo un cinco por ciento han sido implementadas. Y, según cifras de Naciones Unidas, los asesinatos a mujeres líderes se incrementaron en un 50% entre el 2018 y el 2019, dice un comunicado de prensa de la plataforma europea OIDHACO.

En esta situación, 101 miembros del Parlamento Europeo, de diversos grupos políticos, han hecho llegar al presidente colombiano, Iván Duque , su preocupación por la falta de avances en la implementación del Acuerdo de Paz. Que se incluyera el enfoque de género -algo denostado por la parte más conservadora del país-, significó una esperanza para las víctimas del conflicto y de la violencia sexual endémica del país.

No hay postconflicto

«Después del acuerdo entre las FARC y el Gobierno colombiano, para nosotras el conflicto ha seguido: los paramilitares siguen en nuestros territorios, continúa la lucha por el control territorial, por las vías del narcotráfico y el microtráfico de armas”, cuenta a DW Bibiana Peñaranda, de la Red Mariposas de Alas Nuevas. Para Peñaranda, no cabe hablar de postconflicto: «Para nosotras hubo un acuerdo, no hay posconflicto”, puntualiza.

Estrategia de terror

«Por otro lado, hay una estrategia de terror y guerra que busca desplazarnos hacia las ciudades para que los territorios sean copados por la industria extractiva y el puerto, olvidando que son zonas ancestrales del pueblo negro”, sigue Peñaranda.

Del terror del que ella habla son prueba los cuerpos mutilados de las mujeres que se atreven a negarse a una relación con un actor armado. También lo son los sistemáticos asesinatos de lideresas espirituales de las comunidades. «Las descuartizan y las distribuyen por el territorio. Así todos se enteran de que sus saberes ancestrales no son deseados”, denuncia Peñaranda, de la costa del Pacífico colombiana.

Viviana Penaranda.Bibiana Penaranda, representante de las comunidades afrodescendientes del Pacífico de Colombia

Desde la Asociación de Cabildos Indígenas, Joana Costa Zapata, cuenta a DW: «Nuestra lucha sigue siendo por la defensa de nuestro territorio. Quieren producir cultivos ilícitos ahí. Y seguimos resistiendo”. Al incremento de la violencia en esos territorios indígenas, el gobierno del presidente Duque reaccionó. ¿Es eso suficiente?

«No. Sí vimos reacción del Estado, pero la respuesta fue mayor militarización. ¿Sabe lo que eso significa? Exponernos el doble: más abusos sexuales”. Para Costa, lideresa nasa, todo el territorio -donde están enterradas víctimas de masacres- debería primero «sanar”.

«Aunque es difícil, porque hay cuerpos desmembrados regados por todo el territorio. Muchas de nuestras mujeres querrían encontrarlos para poder hacer el duelo”, agrega.

Tres años es muy poco tiempo

«Estamos súper conscientes de que son apenas tres años”, reconoce Peñaranda. «No obstante, deberíamos haber adelantado más”, agrega y pone un ejemplo: El marido  asesinado o desaparecido era, por ley, el titular de las tierras. ¿Se le facilita a la viuda y sus hijos que puedan ser dueños de esa tierra? «No”, responde Peñaranda. ¿Créditos para que las viudas puedan recomenzar? Tampoco.

«La historia ha demostrado que la clase social y el género son determinantes en las afectaciones de los conflictos: es decir, mientras más pobre, más indígena, más rural y más mujer, mayores son las violaciones de derechos humanos”, subraya, por su parte, Balaguer. Por eso su organización apoyó la llegada de estas lideresas a las salas europeas en donde sí hay interés por saber, de viva voz, cómo avanza la implementación de la paz.

«No había ocurrido nunca que se incorporara la 1325 en unos acuerdos de paz. La comunidad internacional, también la UE, deberían estar muy pendientes de que el esfuerzo no haya sido en vano”, concluye Balaguer.

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