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Misión imposible: ser madre y profesora en modo teletrabajo BRAGA Créditos: Julia M Cameron / Pexels

Misión imposible: ser madre y profesora en modo teletrabajo

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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“Me ha tocado estar contestando mensajes o llamadas de apoderados y estar justo con las manos en la lavaza o en la olla cocinando, y eso al final a mi gusto, es como que no estás haciendo ninguna de las dos cosas bien, porque no estás ni pendiente de lo uno ni de lo otro. Pero al final, al trabajar desde casa uno tiene que aprender a trabajar así”, cuenta la profesora de básica, Belén Ahumada.


La modalidad de clases online ha cambiado ciertamente la rutina de todos quienes se encuentran respetando la cuarentena, sin duda para los profesores de toda generación ha sido un reto tener que adaptar las planificaciones, contenidos, tareas y evaluaciones para que las niñas, niños y adolescentes no se atrasen con el año académico. Sin embargo, ¿cuánto trabajo extra ha significado para los docentes esta adaptación? ¿Qué pasa si le sumamos la maternidad a la fórmula?

Y es que ya no es sólo preocuparse por los niños de la casa, sino que preocuparse de los otros 40 quienes esperan poder aprender también desde sus hogares. En ese sentido, para entrar en esta realidad, conversó con El Mostrador Braga, la profesora de básica, Belén Ahumada, quien es profesora jefa de un segundo básico y madre de un niño de 14 años y una niña de 11, quienes necesitan constante atención para poder adaptarse y rendir en sus estudios.

El colegio donde trabaja Belén se encuentra ubicado en el sector rural de Colina, cercano a la comuna de Chicureo, razón por la cual explica que, si bien la mayoría de los alumnos son vulnerables, también hay un número de ellos que cuenta con una mejor situación económica. Cuando se decretó la suspensión de clases, “consulté a los apoderados cuántos tenían acceso a un computador para poder hacer las actividades y clases online o cuántos tenían acceso a impresora, y de mis 33 alumnos solamente cuatro tienen acceso a computadora, por lo tanto, esa no era una alternativa viable”, narra la profesora.

Fue así como ante las condiciones de sus alumnos y apoderados, Belén se las tuvo que ingeniar para hacer clases vía Whatsapp. “Mi primer quiebre digamos con mi forma tradicional de trabajo fue ese, ya que yo antiguamente mi teléfono lo consideraba personal, parte de mi vida privada y no lo compartía con los apoderados, pero para poder mantener este contacto frecuente con ellos y con los niños, tuve que yo misma que hacer un grupo de Whatsapp, en el cual yo comparto las actividades y respondo dudas”, narra.

Sin embargo, esta adaptación también provocó que la línea entre el inicio y término de la jornada de trabajo quedara muy difusa, “siento que tengo que estar disponible casi las 24 horas para ellos, porque también debo tener la consideración de que no todos los padres y madres tienen el mismo horario y hay algunos que llegan más tarde a la casa para poder trabajar con los niños/ y niñas”, cuenta.

Profesora y madre de dos

Si bien el hijo e hija de Belén son ya más grandes, de todas formas, están en edades en las cuales necesitan apoyo para poder, en el caso de la niña, terminar bien su ciclo en séptimo básico, y para el niño, avanzar de la mejor manera su inicio en enseñanza media (primero medio).

En este sentido, “se hace más complicado porque cuando uno trabaja fuera de la casa, uno entre comillas olvida la casa, y puede enfocarse sólo en su trabajo. En cambio, cuando uno está en la casa y tiene que compatibilizar tu mente entre trabajo y casa, realmente se vuelve pesado, porque tengo que ver si me enchufo a la casa o me enchufo a trabajar, lamentablemente a mí esa parte me cuesta, yo tengo que saber concentrarme en lo que estoy haciendo para poder hacerlo bien”, narra la profesora.

Ese tema para Belén ha sido delicado, incluso trayendo malentendidos en su núcleo familiar debido a que como necesita concentrarse, su mente queda absorta en una sola acción, por lo que no pone atención a lo que está pasando alrededor, si le están hablando u si otra situación está ocurriendo.  Cuando pasa eso, “piensan que es otra cosa, que estoy enojada, o que no quiero ponerles atención, cuando en realidad solamente estoy concentrada en mi trabajo”.

Respecto a la educación de sus hijos, con la niña ha tenido que ser un poquito más insistente ya que es más pequeña, “tengo que hacer que se siente a hacer tareas sola, y empieza el ciclo ‘por favor siéntese hija, la tarea hija, la tarea, la tarea’ me alegro de que tenga muchas menos actividades que mi hijo mayor, pero aun así hay que estar pendiente de todo”.

¿Misión imposible?

En ese sentido, armar una rutina y dedicar tiempos exclusivos para cada actividad, como han recomendado los expertos constantemente, se vuelve una misión casi imposible para la docente, ya que puede estar ayudando a alguno de sus hijos con sus actividades y de repente comienza a recibir mensajes o llamados de apoderados, o tiene que apartarse a una reunión entre profesores.

“Y ellos sufren también porque la mamá es de ellos, es a ellos a los que le tiene que poner atención y no puedo estar 100% para ellos con este tema del teletrabajo”, y es que el rol de docencia que ya de por si es muy demandante en condiciones normales, ahora lo es aún más. “A pesar de que en mi trabajo no me han exigido que tenga que estar conectada o en línea cierta cantidad de horas, es complejo estar pendiente del teléfono, estar pendiente del correo, estar pendiente de todo, tengo mi mente ocupada en estar pendiente de esas cosas y también de lo que necesitan acá en mi casa”.

En ese sentido su pareja ha sido un pilar fundamental, quien sobre todo en los momentos críticos salva el día quedándose todos en la pieza jugando o pasando el tiempo en silencio cuando ella debe estar en una videollamada laboral. “Mis hijos me han ayudado en el sentido de que han tenido bastante paciencia cuando estoy ocupada,

“Me ha tocado estar contestando mensajes o llamadas de apoderados y estar con las manos en la lavaza o en la olla cocinando, y eso al final a mi gusto, es como que no estás haciendo ninguna de las dos cosas bien porque no estás ni pendiente de lo uno ni de lo otro. Pero al final, al trabajar desde casa uno tiene que aprender a trabajar así, yo por ahora agradezco que en mi casa me tienen paciencia y los han estado también entendiendo que yo les voy a responder en la medida que puedo».

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