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La cruda realidad de los acosos sexuales en Chile:  lo que nos deja la segunda encuesta del OCAC Yo opino

La cruda realidad de los acosos sexuales en Chile: lo que nos deja la segunda encuesta del OCAC

María José Guerrero González
Por : María José Guerrero González Presidenta Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC).
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El Observatorio Contra el Acoso Chile lanzó su segunda encuesta: “Radiografía del Acoso Sexual en Chile: Primera encuesta nacional sobre acoso sexual callejero, laboral, en contexto educativo y ciberacoso”. La apuesta en esta medición a nivel nacional fue develar la sistematicidad con la cual las personas -principalmente niñas y mujeres- sufren acosos sexuales en espacios públicos y privados. Entre los datos que se muestran en el estudio hay dos aspectos cruciales a poner atención: por un lado, muchas personas no reconocen que el acoso sufrido es una violencia sexual, y por otro, la continuidad de los acosos sexuales tiene efectos dramáticos en la autonomía y democracia del uso de los espacios para niñas y mujeres.

Hace casi 4 años Naciones Unidas daba cuenta que la violencia de género es una pandemia mundial, y las violencias sexuales son una de las formas en las cuales se manifiesta. Los acosos sexuales medidos en la encuesta de OCAC entregan más evidencia respecto a esta pandemia registrando altas frecuencias en mujeres, las cuales se agudizan mientras más jóvenes son. Para el caso de mujeres entre 18 y 26 años las frecuencias en cada acoso son dramáticas:  96,2% ha sufrido acoso sexual callejero, 57,9% ha sufrido acoso sexual mientras estudiaba, 48% ha sufrido acoso sexual laboral y 77,2% ha sufrido ciberacoso sexual.

Las violencias sexuales medidas en la encuesta ocurren en distintos espacios, caracterizando no sólo a las violencias, sino que sobre todo a las víctimas: niñas y mujeres sufren diversas violencias sexuales a lo largo de toda su vida en los distintos espacios donde se desenvuelven. La encuesta de OCAC muestra que 82% de mujeres entre 18 y 26 años han sufrido situaciones de por lo menos 1 tipo de acoso, en el caso de los hombres llega al 27%. Es más, 1 de cada 5 mujeres entre 18 y 26 años ha sufrido situaciones de por lo menos 3 tipos de acosos sexuales durante su vida, y aproximadamente 1 de cada 3 ha sufrido por lo menos 2 tipos de acosos sexuales durante su vida. Si consideramos que tanto el acoso sexual laboral, callejero, en contexto educativo, como el ciberacoso están compuestos por diversas acciones (verbales, físicos, de registro audiovisual, etc.), se debe comprender que las mujeres que han sufrido un tipo de acoso sexual han sido víctimas de diversas situaciones por cada tipo, siento sostenidas durante el tiempo. Por ejemplo, el acoso sexual callejero es un tipo de acoso sexual, pero es una violencia que se sufre sistemáticamente mediante distintas prácticas.

[cita tipo=»destaque»] Los datos revelados develan -una vez más- la miopía estatal para “prevenir” las violencias sexuales, evidenciada en las políticas públicas que mayoritariamente apuntan a que la víctima denuncie, sin comprender el continuo de violencia en el cual ha crecido, explicando por ejemplo la brecha entre la vivencia del acoso y el reconocimiento de tal vivencia como una violencia.[/cita]

Si bien son niñas y mujeres quienes mayoritariamente sufren todos los acosos sexuales medidos, no necesariamente reconocen que lo que vivieron fue una violencia sexual. De este modo la encuesta de OCAC muestra que si bien prácticamente todas las mujeres entre 18 y 26 años han sufrido acoso sexual callejero (96,2%), un 36,5% de ellas no lo reconoce como violencia sexual. Asimismo, aproximadamente un tercio de las víctimas de ciberacoso sexual entre 18 y 26 años, la mitad de las víctimas de acoso laboral y la mitad de las víctimas de acoso sexual en contexto educativo (entre 18 y 26 años) no identifican lo sufrido como violencia sexual.

Las violencias sexuales tienen diversos efectos devastadores en quienes las sufren, siendo un atentado directo a la autonomía.  Tanto el acoso sexual callejero, laboral, en contexto educativo, como el ciberacoso afectan el uso democrático de los espacios, ya que mayoritariamente son niñas y mujeres quienes han tomado como medida, luego de ser víctima de algún acoso, retirarse de los espacios o solicitar compañía para transitarlo. Es así como 1 de cada 4 víctimas de acoso sexual laboral ha renunciado a su trabajo, y en la misma proporción una víctima de ciberacoso ha decidido cerrar sus redes sociales u otras cuentas. De la misma manera, 1 de cada 10 mujeres se ha retirado del establecimiento educacional luego de ser víctima de acoso sexual en contexto educativo, y 2 de cada 5 mujeres ha pedido compañía para trasladarse a alguna parte luego de sufrir acoso sexual callejero.

La encuesta de OCAC da cuenta de la importancia de salir de la lógica de caracterizar una u otra violencia sexual, para poder enfocar la mirada de forma holística a quien las sufre. Los datos revelados develan -una vez más- la miopía estatal para “prevenir” las violencias sexuales, evidenciada en las políticas públicas que mayoritariamente apuntan a que la víctima denuncie, sin comprender el continuo de violencia en el cual ha crecido, explicando por ejemplo la brecha entre la vivencia del acoso y el reconocimiento de tal vivencia como una violencia. Las políticas han mirado las violencias sexuales como un binomio víctima-victimario, sin comprender que éstas se insertan en contextos y con testigos. En suma, la Radiografía del acoso en Chile refuerza la necesidad de cambiar el paradigma desde el cual se pretende prevenir, interviniendo en los significados y con sensibilización, para ello se requiere con urgencia educación no sexista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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