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Premio Nacional de Artes Musicales invisibiliza a las mujeres: Covima denuncia que candidatos fueron elegidos en secretismo y que el 100% son hombres BRAGA

Premio Nacional de Artes Musicales invisibiliza a las mujeres: Covima denuncia que candidatos fueron elegidos en secretismo y que el 100% son hombres

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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La Coordinadora por la visibilización de la mujer en el arte en Chile (Covima), denuncia un gran número de prácticas poco transparentes en el proceso de selección de los candidatos al galardón, el cual además de invisibilizar a las destacadas mujeres artistas de nuestro país, exponen la existencia de “un gran sesgo de clase sociocultural dentro de este premio, cerrando desde aspectos como la conformación de jurados hasta los mismos ganadores a personajes mayoritariamente pertenecientes a la élite académica chilena”, expresaron.


El Premio Nacional de Artes Musicales de Chile, es un prestigioso galardón creado en 1992 mediante la ley 19169 (la cual modifica el «Premio Nacional de Arte, mención Música» existente desde 1945). Este premio, según lo define el mismo Gobierno, es “el máximo reconocimiento que otorga el Estado de Chile a la obra de chilenos que, por su excelencia, creatividad, aporte trascendente a la cultura nacional y al desarrollo del saber y de las artes, se hagan acreedores a estos galardones”.

Se concede cada año par (los impares se premia “Artes de la Representación y Audiovisuales / Artes Plásticas”) y consiste en un diploma, la suma de $6.576. 457 (reajustados según el IPC) y una pensión vitalicia mensual de 20 UTM. Desde su creación, han sido premiados 14 destacados músicos, de los cuales solo en tres ocasiones han sido mujeres las galardonadas: Margot Loyola Palacios (1994), Elvira Savi Federici (1998) y Carmen Luisa Letelier (2010).

Mujeres invisibilizadas

En este contexto, a mediados de julio El Mercurio, publicó una nota titulada “Comienzan a aparecer los candidatos al Premio Nacional de Música”, en donde se transparentó por primera vez que los candidatos seleccionados son 100% varones. Este hecho motivó a la Coordinadora por la visibilización de la mujer en el arte en Chile (Covima), a alzar la voz no sólo para denunciar la invisibilización de las mujeres músicas, sino que también un gran número de prácticas poco transparentes en el proceso de selección de los candidatos y de deliberación y argumentación para elegir al ganador o ganadora final del galardón.

“Como coordinadora nos parece que hace años existe una deuda país con respecto a la visibilización y generación de espacio para mujeres y disidencias en el circuito musical chileno, problema que, a pesar de las distintas manifestaciones de diversas organizaciones, colectivos o la movilización feminista año 2018, no ha logrado solucionarse”, señalaron a través de una carta pública.

Covima denuncia en una conversación exhaustiva con El Mostrador Braga, la existencia de una brecha de oportunidades bastante grande entre mujeres trabajadoras de la música y hombres, reflejándose esta, por ejemplo, en las programaciones de conciertos con presencia femenina, la diferencia de salarios, y las exigencias de “nivel” o conocimientos para postular a concursos o cargos de trabajo, entre otros.

Por otra parte, “observamos una seria falencia en los procedimientos en cuanto a la falta de transparencia que se ha observado en las postulaciones de años anteriores, las cuales ni siquiera han aparecido mencionadas en los medios de comunicación (…) al solicitar la nómina completa de los postulados a este premio, fue claramente denegado y por escrito, tenemos emails de evidencia, todo esto estando ya vigente la Ley de Transparencia”, comentaron.

Soberanía de los jueces v/s Ley de Transparencia

Y es que al revisar la ley que rige el galardón (nº 19.169) se define que, “entre otros aspectos relevantes es necesario destacar que el jurado es soberano en la selección de postulantes y no existe obligación de presentar un informe documentado de los méritos de los candidatos. (…)”. Esto entra en conflicto directo con relación al deber del Estado de regirse por la Ley de Transparencia (ley 20.285), puesta en marcha el año 2016.

De esta cita, se desprende que el jurado no tiene obligación de transparentar sus criterios, los cuales implicarán una decisión en cuanto a cómo serán utilizados los fondos públicos comprometidos. La Ley de Transparencia apunta a que toda la ciudadanía tenga acceso a información pública, no estando este premio exento de esta obligación, puesto que pertenece a una entidad pública, además de financiarse con el dinero de todos los chilenos y chilenas.

Es por ello que, la Coordinadora exige de manera urgente generar una modificación en la ley que regula este premio, de modo de garantizar que la ciudadanía conozca en detalle los criterios, puntajes, postulados y todos los canales y procedimientos implicados en este concurso, así como los gastos de su administración, recursos humanos y asesores si es que los hubiere. En la misma sintonía, “se solicita que en la premiación del presente año sea transmitido en vivo por cualquier plataforma de acceso público, la discusión y deliberación del jurado y los argumentos para la selección del premiado, como forma de dar claras señales de transparencia”.

Además, agregaron que considerando la deuda histórica que tiene Chile con artistas mujeres y disidencias, este hecho “toma un nuevo nivel de gravedad al entender que hay un gran sesgo de clase sociocultural dentro de este premio, cerrando y negando el público conocimiento de aspectos como la conformación de jurados, hasta los mismos ganadores a personajes mayoritariamente pertenecientes a la élite académica chilena, conformada por exponentes de la Universidad de Chile, Universidad Católica y la Academia Chilena de Bellas Artes”.

Para la agrupación, este sesgo de carácter socioeconómico y de género, que parte desde las bases de este premio, se genera por la falta de capacidad del mismo Ministerio de Cultura de reconocer las distintas esferas artísticas que existen fuera de los círculos universitarios formales y/o académicos.

Riesgo de conflictos de interés

La presencia de representantes de las universidades en el jurado, argumenta la Coordinadora que da facilidades para que se presenten conflictos de interés con respecto a la elección de los ganadores. “Es de conocimiento público que cada universidad elige a sus propios candidatos para defender, dándoles preferencia a aquellos que estudiaron o trabajaron en sus establecimientos, con el objetivo de dar más prestigio internacional a las universidades que pertenecen. Estos hechos generan que los premios sean concentrados en exponentes de la academia, lo que resulta exclusivista”, explicaron. Es por ello que consideran de suma importancia poder tener un jurado que sea paritario y sin conflictos de interés con respecto a los posibles beneficiarios resultantes por los seleccionados para el premio.

Excelencia no sólo en la trayectoria musical, sino que en la vida

Otro elemento polémico denunciado por la Coordinadora, es que dentro de los candidatos expuestos en el artículo del Mercurio, se hayan dos exponentes cuestionados en el círculo musical, siendo éstos Alejandro Guarello y Luis Orlandini.

En el primer caso, Alejandro Guarello es acusado de adjudicarse la edición total del tercer volumen “Clásicos de la música popular chilena”, luego de la muerte del reconocido compositor Luis Advis, quien imaginó esta antología y la hizo uno de sus trabajos más importantes a lo largo de su vida. Esto fue denunciado por el musicólogo Juan Pablo González, representante de presidente de la República en el Consejo de la Música en aquel tiempo, mediante una carta emitida el 14 de Abril del año 2011, dirigida a la SCD. “Nos parece bastante cuestionable que Alejandro Guarello sea uno de los candidatos al Premio Nacional de Música, siendo que tiene antecedentes como estos, que hacen alusión a robo de autoría de una obra tan prestigiosa e importante como es la de Luis Advis”.

Como segundo caso se encuentra a Luis Orlandini, quien el año pasado fue acusado de encubrimiento en el proceso sumarial del profesor Eduardo Cáceres, realizado en la Universidad de Chile. Dentro de esta investigación en particular, “el profesor anteriormente mencionado sale con cargos en el primer resultado de la investigación sumaria, ante lo cual, luego de la apelación realizada por Eduardo Cáceres, Luis Orlandini decide dejarlo sobreseído, a pesar de ser culpable por los hechos acusados. Esto terminó por costarle su cargo de decano en la facultad de artes de la Universidad de Chile”.

“Es de suma importancia que se exija la probidad debida a los candidatos al Premio Nacional de Música, ya que estos personajes se les está premiando por ser ejemplares en su trabajo artístico, y como Coordinadora consideramos que la calidad ejemplar no debe solo traducirse en una carrera musical prestigiosa, sino también en un comportamiento intachable tanto en los círculos de trabajo como en su quehacer pedagógico. En estos tiempos no podemos permitirnos como sociedad darle espacio a la normalización del acoso, abuso, robo y encubrimiento”.

Argumentos machistas

Cuando comenzó la crítica por la selección de los candidatos a la premiación a mediados de Julio, también comenzaron las justificaciones de dicha selección, “nos ha llamado profundamente la atención que el consejero representante de las universidades privadas en el Consejo del Fondo de la Música, señor Juan Pablo González, en su facebook de manera pública haya publicado:

“Por favor, nombren mujeres músicas chilenas de más de 60 años del mismo nivel de estos seis postulantes. Si hay que buscar “culpables” debemos buscarlos en la década de 1960 cuando debieron formarse y surgir, más que ahora ¿no?”

Para la Coordinadora, resulta lamentable tener que leer este tipo de descalificaciones al mundo feminista, “apelando a la ignorancia de nuestros miembros, resultando violento hacia nuestro género. Más lamentable aun considerando que este personaje ocupa un cargo de relevancia pública como consejero representante de las universidades privadas en el Consejo de la Música del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio”.

Y no ha sido este el único comentario discriminador que han recibido desde Covima. También se les ha argumentado cosas como por ejemplo, “yo creo que hay, pero más jóvenes, porque con la trayectoria para el premio nacional ahora no hay, porque no se formaron en los 60’; yo estoy de acuerdo que se lo puede ganar una mujer, pero por sus méritos, no por ser mujer, porque no debemos darle ventaja; Si no se lo ha ganado ninguna mujer, es porque no ha habido ninguna que tenga los méritos suficientes”.

“Ni siquiera saben que hay tres mujeres premios nacionales, imagínate la ignorancia de tales comentarios a soportar. Cada vez que tuvieron oportunidad de haber reconocido a una mujer no lo hicieron, como es el caso de Silvia Soublette, por mencionar a una de las tantas mujeres que cumplieron en su momento con los requisitos para optar a este reconocimiento, esto sin olvidar jamás a la maestra Violeta Parra”, contó una de las fundadoras de la agrupación, pianista, cantante y compositora, Milena Viertel.

En este sentido, para Viertel, negar la paridad en un premio nacional, sea este o cualquiera, es también negar la abismal diferencia de oportunidades que han tenido las mujeres para destacarse y avanzar en sus oficios, y en un sinfín de objetivos de desarrollo personales y colectivos.

Mejor tarde que nunca

Por último, Covima busca hacer llegar la observación en cuanto a la necesidad de justicia a mujeres músicas ya fallecidas, lo cual requiere una modificación a la ley que permita entregar reconocimiento a sus trayectorias de manera póstuma. Solo por mencionar algunas y algunos: Violeta Parra, Leni Alexander, Luis Advis, entre otros.

“Con respecto a las candidaturas de años anteriores, no podemos afirmar siquiera que se hayan considerado las postulaciones de mujeres, por la falta de transparencia y acceso a la información total de postulados (…), no nos sorprende que la postulación de Mireya Alegría, ni siquiera hubiera sido mencionada en prensa (…) esto a pesar de haber formado orquestas juveniles en Macul, Peñalolén, Villarrica, Pucón, Curarrehue, en donde hizo temporadas de conciertos juveniles con Vicente Bianchi, haber sido la primera mujer chilena en haber dirigido la Orquesta Sinfónica de Santiago y luego la Orquesta Sinfónica de Antofagasta, entre mucha trayectoria más”.

Finalmente, es importante resaltar que la Coordinadora por la visibilización de la música en el arte (Covima) fue fundada por destacadas artistas chilenas, entre ellas: Milena Viertel, María José Jiménez, Lorena Vergara Castillo y Karina Martinez Cáceres, todas ellas valientes músicas, investigadoras, creadoras, docentes, con el objetivo de coordinar esfuerzos y diversas organizaciones, para lograr visibilizar a nuestras mujeres músicas, así como generar estrategias de reconocimientos de sus trayectorias, además de “instalar un nuevo paradigma de valorización de nuestras prácticas, uniendo lo popular y docto, ámbitos que han coexistidos por carriles antagónicos, como si fueran artes de primera y segunda clase, lo cual no hace eco de nuestra contemporaneidad sonora y cultural”, concluyeron.

La postulación para ser considerado o considerada como candidatas/os para el Premio Nacional, aún se encuentra disponible a través de su página web, periodo que finaliza este 10 de Agosto.

Si quieres apoyar la causa para que las mujeres músicas chilenas tengan el espacio que merecen, puedes firmar la petición de Covima Chile en en Change.org

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