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Villa Alemana y Quilpué: de la eterna juventud al círculo de la violencia Yo opino Créditos: EFE Foto de Juan Ponce

Villa Alemana y Quilpué: de la eterna juventud al círculo de la violencia

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Camila Bernal Bravo y Andrés T. Reyes
Por : Camila Bernal Bravo y Andrés T. Reyes Trabajadores Sociales & Miembros de la Convergencia Social de la Región de Valparaíso
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Durante los últimos meses, nos hemos vimos estremecidos por lo sucedido con Antonia Barra, no solo por la visibilización de la violencia de la cual son víctimas diariamente niñas, mujeres y mujeres mayores, sino que también por la nula integración de una perspectiva de género al momento de llevar estos casos, generando constante revictimización y temor de denunciar estos hechos.

Tampoco olvidar casos ocurridos en comunas de la Región de Valparaíso, como es el de Nicole Saavedra ocurrido en Limache el año 2016, que habría terminado en el olvido si no fuera por la constante lucha de su familia y organizaciones sociales para esclarecer su caso, o la desaparición de Ambar Cornejo ocurrida el 29 de Julio en la Comuna de Villa Alemana, al momento de ir a retirar un dinero a la casa de su madre.

[cita tipo=»destaque»] No es cualquier violencia, sino que la violencia de la desigualdad y del patriarcado. [/cita]

Sin ir más atrás, el mismo día que se esclarecieron los hechos de este caso, una mujer fue duramente violentada por su pareja quien además intentó quemar la vivienda de ambos, o el caso de 2019 donde una mujer fue violentamente agredida en la calle por su ex pareja, hecho nuevamente ocurrido en Villa Alemana.

Entonces cabe preguntarse, ¿cuál es el resguardo que entrega la justicia chilena a las mujeres violentadas, entendiendo que se debe velar por la protección de la víctima y no del victimario? Las cifras en materia de violencia de género son cada vez más crudas y todo apunta que la falta e inexistencia de políticas públicas de prevención y de focalización han sido determinantes ante la profundización de ésta. En razón de esto, es que creemos que a nivel local, la agenda de prevención y reparación de la violencia es crucial para poder entregar apoyo y acompañamiento, pero además ir en la línea de la educación. Actualmente, en la Región de Valparaíso existen 11 Centros de la Mujer, programas especializados del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SernamEG), dependientes de la misma cartera, los que tienen por objeto cumplir los fines señalados.

Acá las mujeres reciben atención integral, psicosocial y jurídica, pero además se realizan importantes tareas de prevención en la comunidad de la violencia sexista y hacia la mujer, con un foco claro en Violencia Intrafamiliar. Creemos que sus competencias son acotadas, pues además de exigir esto ciertos tipos de vínculos entre agresores y víctimas, no logra abarcar otras dimensiones, como la violencia sexual o la violencia en el pololeo, por ejemplo.

Sin perjuicio de la importante -aunque acotada labor- que estos centros cumplen, al situarnos específicamente en la comuna de Quilpué nos damos cuenta de que este Centro es inexistente. Si se considera que de acuerdo a los datos entregados por último censo realizado el año 2017, la población era de 151.708 habitantes, considerando que 79.912 de esas habitantes corresponden a mujeres, resulta ser alarmante que no puedan concurrir en busca de apoyo cuando lo requieran. Un dato no menor, y acuerdo a información obtenida de la Subsecretaría de Prevención del Delito, de las 736 denuncias realizadas en esta Comuna durante el año 2019 por Violencia Intrafamiliar (VIF), 559 de ellas corresponden a Violencia Contra la Mujer.

Otro antecedente que viene a complementar lo anterior, es que hasta Septiembre del año 2019, el Centro de la Mujer de Villa Alemana era el único de la Provincia de Marga Marga, abarcando por ello, todas las comunas que la integran. Hoy en día, esta cobertura ha disminuido, comprendiendo tanto a la comuna de origen del Centro, como Quilpué. En esta última, existe poca difusión territorial del trabajo que se realiza en aquel espacio, lo cual podría explicar las cifras de violencia contra la mujer a nivel comunal. Además de las limitaciones señaladas, las y los profesionales de programas sociales no tienen una línea programática de género, al mismo tiempo que son ellos quienes toman estos casos y hacen las derivaciones correspondientes, intentando subsanar problemáticas que provienen directamente desde el ministerio y sus directrices.

Por otra parte, en marzo de este año se reportó un 70% de aumento de hechos de violencia contra la mujer en la región según SernamEG. Sumándole los terribles casos que las comunas han tenido los últimos años, principalmente de femicidios, crímenes de odio y un aumento considerable de violencia en contexto de parejas y/o pololeo, nos preguntamos ¿Qué espera el Estado y los gobiernos locales para tomar cartas en el asunto? A estas alturas no basta con tener un Ministerio de la Mujer y un Servicio que pueda canalizar las atenciones de emergencia, puesto que el rol de los gobiernos locales como los municipios, gobernaciones e incluso intendencias en la actualidad deben ser fundamentales para poder implementar medidas más allá de la atención psicosocial jurídica que se realiza.

Es importante que se puedan implementar programas de autocuidado y de formación de género en el área educativa, siendo fundamental una educación no sexista en los niveles primarios de la educación, por su parte el área de la salud debiese incluir un trabajo de educación social en esta área, siendo fundamental el rol de esta materia en términos comunitarios y sociales.

Sin embargo, lo que tenemos hoy en día ha recaído en buscar la responsabilidad de los hechos o simplemente en no hacerse cargo de esta materia. Claro ejemplo de ello es el de la comuna de Quilpué, que como señalamos anteriormente, no cuenta con esta prestación ni con políticas transversales de género, mucho menos con una oficina alternativa a la línea de SernamEG. Bajo esta misma mirada, existe también una incompetencia en la materia como es la línea de políticas sociales de Villa Alemana que, a pesar de tener dicho Centro de la Mujer, históricamente han implementados programas locales con lógicas asistencialistas y clientelares, existiendo una escasa participación y vinculación a los diversos actores del territorio.

Estamos ad portas del proceso constituyente en el año 2020 después del llamado Estallido Social, el cual buscaba soluciones a una sinfín de problemáticas sociales en una limitada agenda corta. No obstante, no ha habido interés ni del gobierno, ni de nuestras autoridades locales, es decir, pasamos de ser las ciudades del sol y de la eterna juventud a ser las ciudades donde en pleno 2020 aumenta la violencia. Y no es cualquier violencia, sino que la violencia de la desigualdad y del patriarcado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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