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“Amigas”, quince relatos de los siglos XVIII al XX que reivindican la visibilidad lésbica BRAGA

“Amigas”, quince relatos de los siglos XVIII al XX que reivindican la visibilidad lésbica

Cada vez más editoriales están apostado por “aportar una diversidad y algo distinto a la norma e incluyen autoras lesbianas, queer, bis y trans que reflejan sus diferentes vivencias”, celebra Fortún.


La antología “Amigas” recupera quince relatos de amor y deseo entre mujeres escritos por autoras reconocidas y anónimas de los siglos XVIII al XX con el objetivo de “dar visibilidad a un amor que ha existido siempre”.

“Nuestra traducción es una labor de memoria histórica feminista y lésbica para sacar a esas mujeres a la luz”, explica a Efeminista la escritora Gloria Fortún, una de las traductoras e impulsoras de esta antología que publica la editorial Dos Bigotes, especializada en literatura LGTBI.

La obra es el resultado del trabajo conjunto de Fortún y de la traductora Eva Gallud, que presentaron, por separado, una propuesta similar a la editorial.

De su pormenorizada selección de textos han salido quince relatos escritos por autoras, como la ganadora de un Pulitzer Willa Cather, Mary Eleanor Wilkins Freeman, Sarah Orne Jewett, Kate Chopin, Constance Fenimore Woolson, Alice Brown, Sui Sin Far, Jane Barker, Rose Terry, Gertrude Stein, Angelina Weld Grimké, Alice French, Alice Dunbar-Nelson, Elizabeth Stuart Phelps o incluso una escritora anónima.

Todos ellos textos de gran calidad literaria con variedad de estilos que versan sobre temáticas muy variadas, desde los conflictos por la clase social, el contexto cultural e histórico, la edad, las relaciones sociales, relatos sobrenaturales o el cuestionamiento de los roles y la identidad de género, como ocurre en “El hombre que se creía mujer”, entre otros.

Además, las traductoras insisten en la intención de conseguir una antología transversal y diversa, en la que, aunque primen las autoras anglosajonas, también hay escritoras chinoestadounidenses o afroamericanas.

“Amigas”, una antología de amor entre mujeres

Todas estas perspectivas y formas de narrar confluyen en el amor entre mujeres que emana de cada relato.

Por este motivo, precisamente, las traductoras decidieron bautizar su obra como <<Amigas>>, haciendo hincapié en las comillas como un “guiño irónico” a la forma de nombrar las relaciones de amor entre mujeres a lo largo de la historia, entre las que se esconden eufemismos como “amigas del alma”, “amigas afines” o incluso “bostonianas”, cuyo origen está en la novela “Las bostonianas” (1886) de Henry James sobre dos mujeres que vivían juntas.

“Ya no solo en el pasado, a día de hoy todavía muchas veces las mujeres que tenemos relaciones de amor con mujeres tenemos que aguantar que la gente se dirija o hable de nuestra situación como “vives con una amiga” o “¿qué sois, amigas?”“, señala Gallud.

Esto se debe, según explican las traductoras, a que hasta que en el siglo XIX la psiquiatría no patologiza las relaciones lésbicas, y por tanto, se empiezan a considerad una enfermedad, “ni siquiera se entendía que las mujeres pudieran tener sexualidad, placer sexual y relaciones entre ellas“, es decir, hasta entonces no existían.

“Ante todo son mujeres y las mujeres han sido invisibilizadas y silenciadas en todo tipo de situaciones, incluida su sexualidad; la mujer que no es madre y que no cumple ciertos requisitos patriarcales es invisibilizada”, reitera Fortún.

Falta de canon literario lésbico

Esto ha tenido, además, consecuencias directas en la falta de un canon literario lésbico. “Si que hay un canon gay, todos conocemos distintos autores, pero es muy difícil para la gente nombrar autoras lesbianas”, critica Fortún, quien imparte talleres literarios en la Fundación Entredós.

Gallud coincide con su compañera en señalar este vacío de literatura lésbica, pero para ella se trata de cambiar la forma en que se mira a los relatos. “Lo que hay es un vacío a la hora de leer ciertos relatos con esa perspectiva de amor entre mujeres“, aclara.

“Las mujeres se han amado siempre”, asevera Gallud, “se trataba simplemente de mirar con esos ojos”, continúa, y anima a recuperar todos esos textos y darles visibilidad.

“Lo interesante está en combinar autores contemporáneos que nos sigan contando sus historias y a la vez hacer una labor de investigación para seguir aportando autoras desconocidas en este campo, para ir ampliando el canon literario y esa genealogía de autoras”, considera la traductora.

Cada vez más editoriales están apostado por “aportar una diversidad y algo distinto a la norma e incluyen autoras lesbianas, queer, bis y trans que reflejan sus diferentes vivencias”, celebra Fortún.

Por ello, ambas animan a seguir sacando a la luz y traduciendo clásicos de la literatura que han quedado olvidados en el camino, como es el caso de “El pozo de la soledad” de Marguerite Radclyffe Hall, de “La bastarda” de Violette Leduc o de los quince relatos de su antología, concluyen.

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