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Cambio social desde la niñez: “La vida es lo suficientemente corta como para quedarse sentada, pero lo suficientemente larga para hacer la diferencia” BRAGA

Cambio social desde la niñez: “La vida es lo suficientemente corta como para quedarse sentada, pero lo suficientemente larga para hacer la diferencia”

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Unas aún están en el colegio mientras que otras cursan la mitad de sus carreras universitarias, otras ven el feminismo desde el medio ambiente y otras desde la ciencia y tecnología, ¿qué tienen en común todas ellas? Han decidido no esperar al futuro, a tener una carrera y un trabajo para pasar del discurso a la acción y hacer todo lo posible por cambiar el mundo a través del activismo feminista en distintos ejes.


Siempre los adultos recalcan lo valiosas que son las niñas, niños y adolescentes, la juventud en general, porque son “el futuro”, pero ¿qué pasa si te digo que en realidad son el presente? Las nuevas generaciones no quieren esperar a terminar la universidad para lograr sus objetivos, sino que quieren empezar desde ya.

Otro estigma que gira en torno a la juventud es que no se involucran en las dolencias sociales, porque son “inmaduros”, porque “no entienden”, o porque les gustan “cosas banales”. Es por ello que, con el fin de demostrar lo prejuiciosa que son estas afirmaciones, es que conversaron con El Mostrador Braga, seis jóvenes activistas chilenas sumamente talentosas: Ámbar García por el lado de medio ambiente, Francisca Cofré y Belén Ituarte en empoderamiento femenino, Isidora Guzmán en Inclusión, Fernanda Acuña en STEM y Emilia Salinas en Cultura.

Todas estas chicas son activistas en distintas áreas de acción de la Fundación Tremendas, una plataforma que busca potenciar los “talentos con sentido” de jóvenes que trabajan por el cambio social desde los 12 años.

Isidora Guzmán tiene 16 años y su lucha es motivada por un mundo más inclusivo para personas en situación de discapacidad, tiene parálisis cerebral del tipo diplejía espástica, pero nada de eso ha sido un impedimento para cumplir sus metas.

“Desde pequeña mi experiencia de vida me ha llevado a comprender que las personas pasan por diversas pruebas que muchas veces parecen injustas, y es que tengo una condición de discapacidad que me ha hecho vivir la desigualdad en carne propia y por ello, sin saberlo, siempre estuve ligada a luchar por la inclusión, viviendo situaciones que hasta hoy me marcan y las personas recuerdan con cariño, como por ejemplo, cuando fui embajadora de Teletón en el año 2011 (niña símbolo) o cuando interpreté a “Alma” en la teleserie nacional “Eres mi tesoro” en el 2015, visibilizando y conectando a las personas con la discapacidad y la inclusión”, narra.

Uno de los logros de los que más se enorgullece es el proyecto “Encuentra Tu Lugar”. Cuando tenía 13 años, ideó una aplicación para ayudar a las personas en situación de discapacidad a encontrar un estacionamiento de manera fácil y rápida.

Si bien esta aplicación se ideó, inicialmente, para que las personas encuentren un estacionamiento, con el tiempo fueron surgiendo otras ideas en relación con las diversas circunstancias que las personas en situación de discapacidad pueden enfrentar día a día. Así, motivada por la inclusión, “decidí expandir este proyecto”, explica. De esta manera, lo que empezó como “Encuentra tu lugar”, evolucionó a encuentra tu colegio, universidad, trabajo, panorama, etc.

Al preguntarle por si siente que es una mujer empoderada desde la niñez, comparte que “desde pequeña nunca sentí que mi género fuera una limitante, de hecho, todo lo contrario, pero a medida que fui creciendo comprendí que el paradigma con el que me crie era algo que no estaba inserto en la sociedad, tampoco sabía que ser mujer podía condicionarte desde pequeña, pues en mi familia me educaron con igualdad, sin barreras, generando que mis metas las tuviese por el solo hecho de ser persona. Crecer en un ambiente de igualdad y empoderamiento personal, quizás ha generado que no vea ni mi discapacidad ni mi género como algo que condicione mi destino”.

Fernanda Acuña Mardones, tiene 17 años y es chilena, pero actualmente vive en Chiriquí (Panamá). Su lucha comenzó en el área de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática recientemente en 2020, pero como activista por la igualdad de género en STEM, rápidamente logró posicionarse como divulgadora científica en áreas de ciencia y tecnología, “me di cuenta que quería que otras niñas y jóvenes tuvieran las mismas oportunidades que yo he tenido”.

“Actualmente estoy trabajando en el primer proyecto de astronomía inclusiva de Panamá, la astronomía inclusiva es la enseñanza de la astronomía para personas ciegas o de baja visión. Mi proyecto junto a la Asociación Panameña de astrónomos aficionados (APAA) se trata de un kit de impresiones 3D de galaxias, constelaciones y sistema solar. El cual irá acompañado con clases de astronomía para niñas y niños de 5 a 10 años”.

En la Fundación Tremendas es Coordinadora STEM de Tremendas Chile y Panamá, también es parte del equipo de coordinación de Tremendas global, además, es parte del Primer consejo joven de la Fundación ciencia joven.

En 2020 participó del desarrollo de la primera política chilena de inteligencia artificial, también formó parte del equipo aeroespacial del Centro Avanzado de enseñanza SIMES, donde junto a un equipo de jóvenes secundarios están realizando el primer CanSat (Tipo de satélite) desarrollado por estudiantes no universitarios.

Ámbar García tiene 20 años y es de Peñalolén, comenzó el camino de lucha por el cambio social desde muy pequeña, actualmente es charlista en temas medioambientales con foco en género, además de diversos talleres educativos, pero esa es solo una de sus motivaciones. Se define a sí misma como multifacética, puesto que la curiosidad siempre la ha motivado a expandir sus horizontes.

“Me desarrollo en el área medioambiental por mi amor a la naturaleza y busco un mejor futuro para ella, artística con mi pasión eterna a la ilustración, matemática ya que, aunque no lo quiera admitir, me divierto mucho con ellas, feminista porque es la bandera que jamás dejaré de flamear, científica con mi interés en la botánica, física y otras ciencias”, comenta.

Pero llegar a ser charlista, hacer lives en redes sociales y talleres tanto presenciales como online, no fue un camino fácil, “antes me moría de pánico y nervios al estar hablando sola en cualquier escenario, hablaba, lo intentaba y siempre salía muy triste porque sentía que todo lo hacía mal, y actualmente he hablado con tantas personas, con confianza, energía, una bonita sonrisa y sin ningún remordimiento”, cuenta.

Al preguntarle por si siente que es una mujer empoderada desde la niñez, considera que fue un proceso el llegar a sentirse empoderada. “Feminista y empoderada no se nace, ¡se hace! En especial en un mundo tan patriarcal como este. Yo era de esas que lloraba por la búsqueda de su príncipe azul, que creía que nunca estaría completa si no le gustaba a alguien o conseguía un hombre. Me sentía genuinamente fracasada por no haber dado mi primer beso o pololeado con alguien cuando ya la gran mayoría de mis compañeras lo había hecho. También era muy competitiva entre pares, solo por mi inseguridad y graaan falta de autoestima. ¡Mi ideal de mujer era Barbie! ¡A ese nivel!”, cuenta.

Sin embargo, su mamá fue un gran referente, la contuvo y aconsejó, “siempre me dijo que cuando una es linda de Alma, es buena persona, es inteligente y no le importa lo que el resto diga, se da cuenta como se le sana el corazón. Ella es mi ejemplo de resiliencia en un mundo tan injusto. Santo remedio. Dejé de preocuparme tanto por esas cosas, me cuestioné todo y le hice oídos sordos a palabras necias, por más que me hayan dolido. Confié en mí, en mi historia y sembré una memoria, creo que voy en buen camino, porque, así como me he empoderado y sigo empoderando, noto como empodero a más niñas conmigo”.

María Emilia Salinas Theler, también conocida también como Emily Salther tiene 17 años y ya logró que fuera publicado su primer libro. Apasionada por la escritura, desde muy joven comenzó a escribir en wattpad, en donde se dio cuenta que la sociedad podría ser mejor si algunas cosas fueran diferentes, “es por eso que aproveché mi pasión por la escritura para, a través de mis libros, poder comunicar mensajes, lecciones de vida y hacer replantear a las personas de ciertos temas”, narra.

Tenía 13 años cuando envió “Libro X” a Loba ediciones, con el cual ganó el concurso #ChicasEscritoras en 2018, y cuando tenía 15 años pudo verlo finalmente en los estantes de las tiendas.

Al preguntarle por si siente que es una mujer empoderada desde la niñez, considera que un inicio no, “cuando era pequeña la verdad era muy tímida, me daba miedo equivocarme frente al resto y de empoderada tenía poco… pero desde los ocho años, cuando comencé a leer novelas de héroes, practicar vóley y me hice nuevas amigas y amigos, todo eso fue cambiando de a poco. Con el tiempo, comencé a darme cuenta de que mi opinión sí valía, que sí era importante, aprendí que no somos iguales y que esa es nuestra mayor fortaleza. Al día de hoy, sí puedo decir que me siento empoderada”.

Belén Ituarte Araya tiene 19 años, y siente que comenzó su lucha por el cambio social más tarde de lo que le gustaría, se desarrolla principalmente en el área de equidad de género, es atleta, ex scout, y le interesa mucho el reciclaje y el consumo responsable.

Uno de los logros de los que se enorgullece es ser coordinadora general del área de género en Fundación Tremendas, la cual trabaja en base al ODS número 5 (igualdad de género) que se centra en erradicar todos los tipos de violencia hacia la mujer. “En esta soy parte del equipo creador y de puesta en marcha del programa “Ponte la Medalla” de Tremendas, que busca empoderar a las niñas y motivarlas con el liderazgo femenino, a través del amor propio, sororidad, autonomía, vulnerabilidad, etc.. Además, soy una firme creyente de que cada granito de arena cuenta, y que hay que estar orgullosos de cada pasito que se da”, expresa.

Al preguntarle por si siente que es una mujer empoderada desde la niñez, la respuesta es “más o menos”. “Desde niña supe mi valor y que era capaz de muchas cosas, pero siento que a pesar de ser consiente de mis cualidades, no trabajaba para ponerlas al servicio de las causas que me interesaban porque no encontraba el espacio para hacerlo, o porque creía que mi aporte sería insignificante. Creo que, como yo, hay muchas niñas tremendas, con ganas de actuar y de generar un cambio, pero que no saben cómo ni dónde empezar, que se sienten abrumadas y que aún no son conscientes del poder que tienen. Es importante darnos cuenta de que no es necesario ser famosa, influencer, política, ni nada para aportar en el cambio social, si no que solo hace falta disposición”, reflexiona.

Francisca Cofré es compañera de Belén en la fundación, inició el camino por el cambio social en enseñanza media siendo presidenta del centro de estudiantes por 4 años seguidos, para ella, su colegio fue el precursor de su conciencia social y de una opinión crítica. “Con grupos de estudiantes asistimos a marchas de tinte feministas en una primera instancia, pero también sobre educación y medio ambiente. Sin embargo, el tema que más me llegaba a mí era el feminismo y en tercero medio inicié en el mundo de los voluntariados feministas donde nos cuestionamos lo que está mal y pasamos a la acción”, cuenta.

Algunos de sus logros destacables son la creación de un protocolo contra el acoso y el abuso escolar para Comfut. Además de su participación en el área de coordinación general de Tremendas Chile y Global. “Desde la niñez siempre me enseñaron a luchar mi independencia y crecí rodeada de mujeres bacanas que hoy son inspiración para seguir luchando. Me siento muy privilegiada de aquello”.

Finalmente, le preguntamos a las activistas sobre ¿qué les dirían a los adultos que piensan que las jóvenes son el futuro, pero no el presente? Belén considera que esta mirada nace por la percepción de que solo alguien con algún título universitario o con un gran currículum puede aportar al mundo, las demás coinciden. Para Isidora “la vida es lo suficientemente corta como para quedarse sentado, pero lo suficientemente larga para hacer la diferencia”.

Ámbar les transmitiría que hay que ver la vida como a un “libro enoooorme siendo escrito en el momento”. Ya que depende de las acciones que hagan los protagonistas de la novela en el capítulo que se está escribiendo actualmente para saber qué ocurrirá a futuro. Para ella, hay que prestar suma atención a lo que ocurre en el presente con nuestros protagonistas. Porque vienen cargados de inspiración del momento, de conocimiento, aprendizaje y nuevas ideas.

“Los jóvenes son la representación de lo que ocurre en el mundo ya que, con el simple hecho de haber nacido en una época distinta, les hace ver las cosas con nuevas perspectivas que construirán un futuro que nunca podremos conocer si no les prestamos suma atención”.

Emilia, por su parte, confiesa que antes de participar en Tremendas, también pensaba un poco así, pero que basta con reunirte con jóvenes que tienen los mismos sueños que tú para que el paradigma cambie. “Un joven que sueña en grande y trabaja duro, es imparable y puede lograr lo que sea. Y a los adultos, que hay veces que nos miran en menos por contar con menos años encima, les diría que nos abran las puertas y nos dejen actuar a la par suya, porque somos el presente y traemos ideas ambiciosas, soluciones para problemas actuales. Tremendas me lo demostró a mí, y sé que se lo puede demostrar a muchos más”.

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