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Investigación revela los mecanismos de resistencias generados por mujeres excarceladas al reintegrarse al mundo laboral BRAGA Créditos: Paul Plaza/AtonChile

Investigación revela los mecanismos de resistencias generados por mujeres excarceladas al reintegrarse al mundo laboral

El estudio señala que los objetivos de reinserción de las instituciones carcelarias no aplican de la misma forma para hombres y mujeres. “Mientras para las mujeres la mayoría de los talleres impartidos dentro de los centros penitenciarios son de actividades relacionados con los roles de género tradicionales, para los hombres hay una mayor oferta de talleres orientados a entregar herramientas e integrarlos de manera activa en el mundo laboral” [ACTUALIZADA].


En la búsqueda por ahondar en los mecanismos de resistencia que han generado las mujeres excarceladas al momento de reintegrarse laboralmente, las psicólogas Vania Gallardo y Stephanie Castro levantaron una investigación revela las violencias a las que están expuestas las mujeres privadas de libertad y los mecanismos que generan las mujeres para sobrevivir a esta situación.

En esa línea, el estudio plantea que las violencias que enfrenta, las cuales se agudizan en la cárcel no son una práctica aislada, sino que “existe todo un sistema estructural que sustenta y perpetúa las violencias tanto económicas, psicológicas, físicas, sexuales, institucionales y patrimoniales”.

El principal problema detectado en la investigación es que “el objetivo de reinserción de las instituciones carcelarias tiene como modelo un ideal de mujer y, por tanto, su propósito es devolver a la sociedad a una buena mujer”. Para la psicóloga feminista y voluntaria de la ONG Psicólogos por Chile, Stephanie Castro, esta situación responde a “el rol que la sociedad impone a las mujeres, que deben responder a las creencias e imaginarios socialmente construidos, situando a la feminidad en una categoría de subordinación e incapacidad”.

Sobre esto último, no es una experiencia compartida entre hombre y mujeres, pues “mientras para las mujeres la mayoría de los talleres impartidos dentro de los centros penitenciarios son de actividades relacionados con los roles de género, para los hombres hay una mayor oferta de talleres orientados a entregar herramientas e integrarlos de manera activa en el mundo laboral”.

Ante esto, la psicóloga feminista y coordinadora de la Fundación Colectiva Pájarx entre Púas, Vania Gallardo, señala que es cuestionable el objetivo «rehabilitador» planteado por el sistema penitenciario, ya que “se basa en prácticas punitivas, de control y castigo, afectando directamente a la salud física y psicológica de las mujeres privadas de su libertad, que a su vez dificultan la integración laboral cuando salen de la cárcel”.

Finalmente, al salir de prisión las mujeres deben hacerse cargo de sus familiares dependientes de manera económica y emocional, lo que conlleva a que se vuelven a encontrar en la misma situación de vulnerabilidad y pobreza que cuando entraron a la cárcel.

Frente a ello, señalan desde el estudio, las mujeres generan diversos mecanismos para resistir, tales como “la perseverancia, adaptabilidad, determinación, autonomía y empoderamiento, todo ello debido al deseo inminente de sobrevivir”. También se construyen redes de apoyo, “ya sea familiares y/o barriales, como juntas de vecinos y vecinas o de colectiva de mujeres feministas, siendo estas esenciales para transformar las estructuras discriminatorias y patriarcales que refuerzan la desigualdad social”.

Sobre las colectivas feministas, se señala que estos espacios “les ceden un lugar en donde puedan sentirse parte de una agrupación, cumpliendo un rol y ayudando a otras compañeras”. Paralelamente, deben ir en busca de nuevas maneras para poder sustentarse económicamente, acudiendo, por ejemplo, a trabajos informales, los cuales son una alternativa que “aunque genera doble esfuerzo y tiempo, les ha permitido sobrellevar el desempleo”, explica Gallardo.

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